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Allariz

Amor a primera vista a orillas del río Arnoia

Allariz es como un amor a primera vista. El municipio irradia vida y belleza por los cuatro costados. Siguiendo el cauce del río Arnoia, a través del paseo fluvial de La Alameda, podremos contemplar el inmenso puente romano de Vilanova, del siglo XV, pero conservado en perfecto estado, como embalsamado para la eternidad. Es solo el comienzo. Porque al otro lado, la Iglesia de Santa María de Vilanova termina por darnos la bienvenida a un empedrado y bellísimo casco histórico, distinguido con el Premio Europeo de Urbanismo tras su restauración. Bellos palacios señoriales, casas de granito, el Pazo del Juzgado o la Torre de Castro Ojea, hoy convertida en licorería, saldrán a nuestro encuentro. Las calles, que invariablemente 'pican' hacia arriba, nos muestran un constante repertorio arquitectónico de estilos gótico, románico y prerrománico. En lo más alto encontraremos edificios históricos como el Santuario de Santa Mariña de Augas Santas o la Colegiata de Xunqueira de Ambía. Casi sin darnos cuenta llegaremos a A Barreira, donde la piedra deja paso al verde. Desde allí divisaremos la Fuente del Caaveiro, con sus cruceiros correspondientes y, sobre todo, el gigantesco Monasterio de Santa Clara. Escoltado por un árbol de grandes dimensiones, esta joya arquitectónica alberga entre sus muros el Museo de Arte Sacro. A su lado, la Iglesia de San Benito, con su elevada torre, dibuja unas imponentes vistas. En nuestra orilla se celebran La Festa Do Boi y la de la Empanada. Su gran tradición, folclórica y gastronómica, termina por completar un lugar de ensueño. De esos que, por más que quieras, no logras olvidar.

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