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El viaje de fin de curso prometido a los estudiantes de un instituto madrileño se viene abajo. Pero un grupo de amigos decide aprovechar las circunstancias para lanzarse a la carretera en furgoneta mientras hacen creer a sus padres que el viaje oficial sigue en pie. Al viaje se une Alba, otra compañera con necesidad de salir de la ciudad. Así arranca Cómo mandarlo todo a la mierda, una nueva serie juvenil que quiere acercarse con realismo a nuestros zoomers.
HBO Max estrena en España esta road-movie veraniega creada por Jaime Olías y Pablo Sanhermelando, en la que este grupo de amigos pasará por todo tipo de situaciones en su huida hacia la libertad. Un viaje de crecimiento y amistad en el que el equipo de la serie pasó tanto por distintas zonas de Madrid o Toledo hasta llegar a la zona de Cullera (Valencia).
Cómo mandarlo todo a la mierda arranca en la ciudad de Madrid, en una zona alejada del centro donde viven y van al instituto sus protagonistas. El equipo de la serie terminó por localizar toda esta parte de la serie en el barrio de Carabanchel, que ofrecía el carácter y esencia de barrio que buscaban sus creadores.
“Queríamos impregnarlo todo de realismo y naturalismo”, explica Pablo Sanhermelando, uno de los creadores de la serie, que asegura que querían reflejar “un barrio de a pie en el que cualquiera pueda sentirse identificado de una forma o de otra” y en el que de verdad vivan personajes para los que “un euro o diez euros para gasolina pudiera ser un drama real”, como se ve en la serie.
La producción de Boomerang TV arranca en el instituto, donde los chicos descubren que el viaje de fin de curso que les habían prometido al final no se va a producir. Se trata realmente del Colegio Vedruna, un colegio concertado del barrio que en la serie también sirvió como comisaría ocasional. Bastante cerca del Vedruna está la calle Matilde Hernández, donde está el piso donde Alba vive con su hermano y donde está ubicado el garaje en el que entran los jóvenes para llevarse la furgoneta -más concretamente, entre los números 70 y 85-. Algunos podrán identificar detalles de esta larga calle de Carabanchel en los exteriores de la serie.
Sanhermelando destaca la manera especial en la que está captada esta parte de la capital: “La protagonista (Alba) se siente al principio como en una cárcel personal, y para ella este viaje significa libertad. Hemos buscado escenarios en Madrid que reflejaran esa realidad, que fueran más apagados, más grises, más fríos”.
Una vez que los jóvenes salen de Madrid, una decisión totalmente casual e improvisada les lleva de camino a la costa valenciana. En ese viaje, el grupo de amigos pasa por distintos lugares de paso que significan ese espacio entre la ciudad y el mar, llena de espacios verdes y de carretera.
Al equipo de Cómo mandarlo todo a la mierda les acabó encajando bien zonas de la provincia de Toledo. Más concretamente, la producción estuvo en el pueblo de Lillo, donde pasaron varias jornadas para grabar algunas secuencias en las que vemos descampados más verdes -en los primeros capítulos- o secuencias de carretera -capítulo 5-. Pasado Toledo ciudad encontramos otra localización de la serie: la gasolinera, que es siempre la misma tanto en el capítulo 2 como en el 5. Se encuentra en las inmediaciones del municipio de Puebla de Montalbán.
Las secuencias de viaje en la serie se completan de vuelta a la Comunidad de Madrid. Cuando en el capítulo 6, camino a la frontera con Francia, las chicas se paran en una finca con un descampado estamos en realidad en Miraflores de la Sierra, en la Finca Los Herenes.
Pero el destino para pasar estos días de libertad con Cómo mandarlo todo a la mierda acaba siendo, por azar, Valencia. “Queríamos una zona de costa que representara la libertad de los personajes. Cuando tienes esa edad, 17-18 años, y eres de Madrid, es muy fácil que lo primero que se te venga a la cabeza es la playa”, comenta Pablo Sahermelando.
Motivados por la accesibilidad de producción desde Madrid, el creador de la serie explica que hicieron un scouting muy amplio, desde la zona de Castellón hasta Murcia, para acabar en la localidad de Cullera, un municipio costero que tenía todo lo que buscaban (paseo marítimo, hospital, calles, playas…) en un mismo sitio.
Al sur de la ciudad de Valencia, de Cullera destacan en la serie, claro, sus playas. Todas pegadas la una de la otra. La Playa de Cullera, Playa de San Antonio y la Playa del Racó se pueden ver seguidas dentro del pueblo y en distintos momentos de la serie -también al final, en el capítulo 6-. Un poco más apartada está la Playa del Brosquil, que se puede ver al final del capítulo 3 cuando los personajes venden papeletas.
Las localizaciones de Cómo mandarlo todo a la mierda en Cullera se completan con las secuencias en la recepción del hotel al que intentan acceder los chicos (Avenida del País Valencià, 49) y cuando salen del hospital tras el accidente del personaje de Javi (Óscar Ortuño), que se encuentra en la calle Carrer Russafa del municipio. La casa y las zonas colindantes donde hacen la fiesta se encuentran realmente la Urbanización La Chopera (Las Rozas).
El 1 de julio se estrena esta serie en HBO Max que promete un acercamiento veraniego a nuestros jóvenes. Seis capítulos de 20 minutos cada uno con los que los zoomers se verán reflejados y los más mayores recordarán aquellos veranos en los que todo era posible.
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