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Para muchos, soñar con una estampa en la que fusionarte con la madre naturaleza es decir "playa". Cómo no hacerlo en un país 'Nacido en el Mediterráneo', con unos 8.000 kilómetros de costa. Por eso, y si el clima lo permite, un plan sanador, liberador y que te conectará al 100 % con la energía telúrica es visitar alguna de nuestras mejores playas naturistas, por supuesto sin ropa, y vibrar con el paisaje.
Pero si hablamos de riquezas ecológicas en nuestros mares, las Pitiusas son para tenerlas en cuenta y conocerlas fuera de temporada. A pesar de que su fama viene precedida de estilo de vida y buen vivir, las islas son una joya medioambiental. Sobre todo Formentera cuya pradera oceánica, la más grande del Mediterráneo es Patrimonio de la Humanidad.
Además de darte un chapuzón en alguna de sus calas idílicas, practica senderismo por alguna de sus 32 rutas verdes que suman más de 100 kilómetros, muchos de ellos accesibles en bicicleta. Para profundizar en el conocimiento de su fauna y flora en los humedales, la Zona del Estany Pudent y las Salinas es privilegiada.
Ponerte en marcha y caminar (o pedalear) por alguna de las mejores Vía Verde de los Ojos Negros, de Teruel a Valencia, con paisajes variados que parecen resumir en una fantástica película el alma de nuestras tierras.
Pero si hablamos del alma verde de España no podemos evitar mencionar Asturias y Cantabria. La visita a estas comunidades es inaplazale: con niños o sin ellos, solos o en pareja... No hay excusa. Y para no dejar de escuchar esa música celestial del agua y mimetizarte con ella, seguimos aquella máxima de Bruce Lee: "Be water, muy friend" y elegimos uno de nuestros paraísos favoritos en la frontera entre ambas: la senda fluvial del Nansa.
Cuatro horas de trayecto, perfecto para ir con niños, áreas de descanso, miradores y pasarelas de madera sobre el río que conducen a cuevas y van dejando pozas a los lados... Todo sin perder de vista el río.
¿Acaso el Día de la Madre Tierra te pilla por los alrededores de estas maravillas naturales? Las diez cascadas que han dejado huella en nuestros corazones merecen una visita aunque solo sea visita relámpago, para echar la foto, subirla a Facebook, felicitar a todos por el Día de la Tierra y salir corriendo.
La mayor de España es la del Nacedero del Nervión, 270 metros de caída libre rodeada de hayas en la sierra de Gibijo, cerca del puerto de Orduña. Pero las hay que incluso han sido declaradas Monumento Natural, como las Cascadas de Oneta, en Villayón, Asturias; o escondidas en famosos parajes por cuyas carreteras hemos pasado en cientos de ocasiones en coche, pero que muy pocos conocen en profundidad, como le ocurre al Parque Natural de Despeñaperros, donde se encuentra la Cascada de la Cimbarra.
La naturaleza siempre inspira, y si no eres de los que crees en la poderosa energía de la Madre Tierra, seguro que sí te has sentido embargado por la belleza de algún paisaje. No hay que ser un experto en haikus para simplemente contemplar una flor, una gota de rocío, una hormiga... y volver a ser niño. Es justo lo que nos ocurrió en los campos de lavanda de Guadalajara.
A poco menos de una hora de Madrid (o de cualquier otra urbe) paisajes como este te devolverán la cordura. Respirar profundamente, poder mirar hacia el horizonte, dejarte envolver por el silencio y escucharse a sí mismo. Para los que necesitan esta desintoxicación, el paisaje del entorno de La Vera es perfecto. No lo dejes más, y busca ese merecido retiro como ya hiciera Carlos V, al que suponemos estresado en modo alerta naranja, quien se puso en ruta desde Jarandilla de la Vera hasta Yuste donde mandó construir un monasterio para retirarse definitivamente.
Gargantas y arroyos naturales conforman un paisaje único para el turismo rural con rutas que van desde los pueblos que conforman la comarca hasta el próximo Parque Nacional de Monfragüe, un claro ejemplo de conservacionismo en nuestro país ya que, cuando fue declarado parque nacional en 1979, estaba a punto de convertirse en una plantación comercial de eucaliptos. Hoy es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y en 2003 la Unesco lo declaró Reserva de la Biosfera.
Para el que no pueda salir de la ciudad durante estos días, una opción siempre son los jardines y los parques, algunos de ellos muy especiales. Estos ocho jardines para abrazar la primavera, dispersos por todo el territorio, son un ejemplo de la necesidad imperiosa de la presencia de la Naturaleza en las ciudades y el festival de vida que cada primavera tiene lugar.
De Málaga a Blanes, pasando por Gijón o Barcelona, la riqueza y la diversidad de las especies contenidas en estos jardines únicos permiten vivir la experiencia de varios ecosistemas en unas cuantas hectáreas.
Pero si espectacular es la explosión de la primavera sobre la superfecie, no lo son menos las entrañas de la Tierra, que también nos han conquistado por su belleza. Una perfecta excusa para el gozo y el conocimiento. Lagos subterráneos con formas extrañas, esculturas naturales impactantes y espacios que han sido recuperados para el disfrute forman parte de las las once cuevas que no puedes perderte, algunas con un río subterráneo navegable como las Grutas de San José en Castelló.
Para los más aventureros, la clase práctica de geología que experimentarán en lugares como El Caminito del Rey es otra de nuestras sugerencias. Incluso es posible ver fósiles incrustados en sus paredes. Toda una experiencia, esta en la provincia de Málaga, para sentir la belleza, la grandiosidad y la importancia de la Madre Tierra y sus ecosistemas. ¡Feliz Día de la Madre Tierra!
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