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Cangas del Narcea

Verde y señorial descanso

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El pasado señorial de la capital del concejo homónimo, el de mayor extensión de Asturias, seguirá al viajero en su caminar por las estrechas y empinadas calles del centro, donde se suceden las fachadas renacentistas y barrocas de casonas y palacios. Mientras el Palacio de Pambley, el más antiguo de Cangas del Narcea, se limita a mantener vivo ese recuerdo, otros realizan una doble tarea, como el Palacio de Omaña (ahora, Casa de la Cultura) o el de Condes de Toreno (sede del Ayuntamiento), concentrados en torno a una Plaza Mayor coronada por la joya eclesiástica de Cangas, la basílica barroca de Santa María Magdalena.

Muy cerca y en evidente contraste se eleva a 25 metros sobre el río Narcea el puente colgante, no apto para viajeros con vértigo, que pueden optar por el conocido como puente romano (de estilo medieval) para cruzar a la altura a la que el río se convierte en el Naviego y llegar a la Capilla del Carmen. Siguiendo el curso del Naviego se aterriza en el Museo del Vino, donde se descubre que en Asturias hay algo más que sidra, una experiencia que se puede vivir al completo visitando viñedos y bodegas en la Ruta del Vino y/o maridando los caldos con carne de ternera asturiana.  

Su riqueza patrimonial y gastronómica debe mucho a su situación geográfica. Cangas del Narcea permanece enclavada entre montañas que, junto a las aguas que la cruzan y los parajes que la rodean la dotan de una inimaginable belleza y tranquilidad. En los alrededores se encuentra el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, que alberga el mayor robledal de España en el bosque de Muniellos, declarado Reserva de la Biosfera, grandes espacios donde disfrutar de la Naturaleza en su máxima expresión.