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Hace apenas un mes que comenzó el invierno y ya nos ha dejado claro cómo puede ponerse de serio. Para que la siguiente ola de frío no nos pille desprevenidos, hay que pensar en recetas reconfortantes, como esta sopa de calabaza con grelos y patata. Toma nota, en una hora tendrás una cena de diario definitiva.
En esta sopa solo la calabaza es indispensable: se puede sustituir los grelos en esta sopa por berza verde, también muy sabrosa, de la misma familia que el nabo; las patatas también se pueden sustituir por alubias blancas ya cocidas, que también quedan estupendas y la acercan a las sopas gallegas clásicas.
El laurel y el pimentón le da un toque especial a la sopa.
Picar la cebolla, los ajos y cortar los grelos en trozos de 4 x 4 cm después de haberlos lavado.
Pelar, limpiar de semillas la calabaza y cortarla en dados de 2 x 2 cm. Pelar, lavar y cortar la patata en dados del mismo tamaño.
En una cazuela de fondo grueso y tamaño mediano sofreír a fuego suave en 5-6 cucharadas de aceite la cebolla con el ajo y el laurel. Es mejor que no se doren, sólo que se ablanden. Al cabo de 3-4 minutos, añadir en un borde del fondo de la cazuela el pimentón, dar dos vueltas y verter encima como 1 litro de agua.
Sazonar con sal, un poco de pimienta y echar los grelos limpios, unas vueltas del molinillo de pimienta. La sopa debe cocer suave 25-30 min. Echar entonces los trozos de calabaza y las patatas.
Probar de sal y rectificar si es necesario. Con otros 15 minutos o hasta que todo esté bien tierno sin estar deshecho bastará. Si es necesario y ha quedado demasiado espesa, añadir un poco de agua. Rectificar de sal.
Servir bien caliente en la sopera o en los cuencos y regar con un chorrito de aceite de oliva virgen extra crudo, que le va muy bien.