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Barrio de La Seu (Catedral). Boix Quatre, un sitio acogedor para tener una comida de fallas tranquila con buena relación calidad-precio. Sus arroces melosos y los platos de cuchara de legumbres y de mar y montaña son riquísimos, pero imprescindible es la sopa de cebolla. También Moltto, cosmopolita y conocido por sus buñuelos de calabaza. No perdamos de vista su jugoso sándwich club, que preparan siguiendo la receta tradicional, con una mostaza ligera.
Barrio del Carmen. Aquí hay dos sitios para los amantes de la cocina viajera “muy baratos y muy buenos”: Delicat y Origen clandestino.Del primero nos quedamos con su salpicón de pulpo y con la croqueta líquida árabe, del segundo con su latin crab, la versión latina del chilli crab asiático, con mazorca de maíz.
En el entorno de la plaza del Ayuntamiento. Tres direcciones: Vuelve Carolina, de Quique Dacosta, con una barra divertida y con movimiento; Q’Tomas, producto en esencia, sobre todo pescados y mariscos de la lonja de Dénia que llegan fresquísimos; y Picsa, el bis valenciano de las pizzas argentinas que el equipo de Sudestada ya tiene en Madrid.
Bullicio, actividad, vaivén de personas, decenas de puestos de productos y también algunos restaurantes. Así es el Mercado Central, que agrupa a casi 300 comerciantes y es un importante foco económico. Antes de la estruendosa Mascletá, es buena idea acercarnos a tomar un brunch en Central Bar, con sus tapas y bocadillos firmados por Ricard Camarena.
Recetas valencianas, mexicanas, tapas y “factor sorpresa”… todo en este animado barrio. En Saiti, Vicente Patiño, uno de los chefs más en forma de la ciudad, logra una cocina valenciana revisada y sabrosa, en platos como el all i pebre versionado.
Un sitio para tomar tacos es la Taquería la llorona; para unas tapas Dos Estaciones, el proyecto del gallego Iago Castrillón con Alberto Alonso, discípulo de Camarena; y para una experiencia sorpresa,Fierro, el espacio gastronómico de Germán Carrizo y Carito Lourenço con una única mesa para 10 comensales, donde no hay carta y la sorpresa es el ingrediente más importante.
Para quienes quieran huir de una revolucionada Valencia, dos sitios en la playa. Vinícola, para tomar pescado de lonja del Mediterráneo cocinado por Raúl Aleixandre. “Recomiendo encargar una caldereta de langosta”, nos dice Sergio Adelantado. Y Casa Carmela, donde encontraremos la auténtica paella de verduras, pollo y conejo, elaborada a la leña. Es imprescindible reservar.
No nos marchemos de Valencia sin probar su siempre refrescante horchata. ¿Dónde? En Horchatería Daniel (con un local en el Mercado de Colón y otro, aunque no lo crea, en la avenida de la Horchata).