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Un viaje a la dolce vita italiana en el que lo señorial se mezcla con lo ochentero. Así podría describirse el trabajo de Studio Kiki –el estudio de diseño del grupo Bel Mama– en 'Bel Mondo', el nuevo place to be de alma italiana en Madrid. Sus más de 900 metros cuadrados se dividen en cuatro espacios donde la decoración permite vivir varias experiencias distintas: una terraza repleta de flores, una sala con más de 30.000 vinilos traídos de Italia, un salón de terciopelo y una clásica sala de banquetes con cocina y pastelería.
"Bel Mondo está concebido como la mezcla perfecta entre una villa de verano en la orilla del Lago de Garda y el apartamento de un chico chulo de los 80. Puedes comer cerca de la chimenea con su familia, celebrar el cumpleaños de tu mejor amigo en las mesas del banquete justo frente a la cocina abierta o tener una cita romántica en la terraza, inspirada en los barcos de Venecia", cuentan desde el estudio.
En cuanto a su mobiliario, los guiños a Italia son constantes y se combinan con piezas diseñadas por Studio Kiki y joyitas encontradas en mercadillos de Bolonia y Parma, como figuras de mujeres de cerámica con flores, tigres de porcelana y una cómoda art déco del salón. "El objetivo es crear un lugar donde te sientas como en casa, a gusto, perfecto para desconectar y pasar un buen momento disfrutando de la cocina, pero al mismo tiempo rodeado de una decoración espectacular", rematan desde Studio Kiki.
En 'MO de Movimiento' todo tiene un porqué y su concepto de "proyecto consciente" es patente en cada uno de los detalles de su decoración. "Lo que hicimos fue seguir una especie de dogma a la hora de diseñar el local. Primero utilizamos lo que salía de la obra, lo segundo el reciclado o recurrir a la artesanía local, y, lo tercero, la compra de material nuevo que siempre vendrá definido por su sostenibilidad", cuenta el diseñador y artista Lucas Muñoz, que se encargó del interiorismo.
En este local ubicado en Chamberí y que antes fue el Teatro Espronceda y las oficinas de la Agencia Efe, hay lámparas hechas con cajas de tuberías o con enchufes, los pomos de las puertas son cables desechados y con los escombros de la obra se hicieron los bancos. Además, el aislamiento acústico se hizo con lana de oveja vasca y se añadieron tinajas moldeadas artesanalmente por un albañil en Badajoz y unos hornos de leña.
Aunque Muñoz no supiera dónde iría estéticamente, el resultado es una mezcla entre brutalista, industrial, sencillo y acogedor en el que pueden verse huellas de su anterior historia. "De lo que era el antiguo patio de butacas se reciclaron 400 metros cúbicos de madera. Y todo ese material se usó para el mobiliario de todo el local", cuenta Muñoz. Por cierto, sus pretensiones no se quedaron solo en la forma, el restaurante colabora a nivel laboral con tres fundaciones que trabajan en el ámbito de inclusión social y todos los planos de sus muebles son de código abierto y pueden pedirse y reproducirse gratuitamente.
Don Pirulo era un vecino de la zona del Retiro que intercambiaba con los niños cromos y chucherías en los años 40. Un personaje así, que solo podría salir del Madrid más castizo, ha servido como inspiración para el interiorismo de 'Ultramarinos Pirulo', el nuevo restaurante de la zona de Ibiza y que con apenas 45 metros cuadrados de interior y 30 de terraza da un giro a la típica taberna madrileña.
"Al estar ubicado enfrente del Retiro y homenajear a Don Pirulo, los dueños querían mantener el espíritu de taberna castiza y de ultramarinos y nosotros mantuvimos ese espíritu y lo elevamos a algo más fresco y más actual. Por eso la inspiración partió de los antiguos barquilleros del parque, de donde sacamos la gama cromática de todo el interior: rojo, azul, blanco y ocre", cuenta la estilista Amaya de Toledo, fundadora de Aletheia, que se encargó de su interiorismo.
En el restaurante, que antes albergaba la tienda de jamones 'Don Eusebio'. Destaca su mural con un bodegón de pescado y vegetales sobre baldosas de cerámica de Johina, sus lámparas con cableado rojo de cerámica artesana hecha a mano por epoca ceramic y la escultura de un bacalao seco del artista Daniel Salorio. Además de su fachada rotulada a mano. Según explica De Toledo, en el mobiliario "se reflejó la tradición" en las mesas de mármol con forja de hierro y los taburetes de bambú "que recuerdan a los bistrós franceses", mientras que en las paredes se instaló una estructura de madera a modo de boiserie pintada a base de aceite de linaza "para que el color adquiriera pátina y profundidad con el tiempo".
El apartamento del diseñador Karl Lagerfeld en París ha servido de inspiración para 'Le Club Sushita', el sexto local del grupo Sushita en Madrid. Desde fuera, su cartel de neón ya nos habla de un local divertido, algo canalla y glamouroso de los que reinaban en cada rincón durante los 70 gracias a los paneles separadores de cristales, las moquetas de colores o los estampados art decó glam. Su librería sería digna del mismísimo Lagerfeld, con más de 20 metros de revistas de decoración, arte, moda y viajes, y combina a la perfección con las mesas de mármol, los sillones de terciopelo y la chimenea de ladrillo blanco inspirada en las películas del actor Peter Sellers.
Además, el equipo de diseño de Sushita ha ido recopilando lámparas, mesas, sillas y trabajos de algunos iconos del diseño como Eero Saarinen, Ron Arad o Willy Rizzo, que fueron adquiriendo en mercadillos del sur de Francia y de París. Por cierto, a través de un ascensor privado y con una clave secreta se accede a su espacio privado: Guateque, que cuenta con jacuzzi, barra y pista de baile propia. Puro glamour setentero.
El interiorismo de 'Botania' nació con una idea clara: unir la vegetación presente en la Plaza de España con el patio de manzana del local en la que se encuentra el restaurante, ubicado en el en el 'Hotel VP Plaza España Design'. Por eso, allá donde miremos siempre veremos algo verde, empezando por el techo, con madera trenzada en forma de hojas y plantas que caen como una cascada. "Es un espacio de transición de una vegetación natural a una más ordenada, una evasión del caos de Madrid al lado de la Gran Vía", cuenta Jorge Lozano de Proyecto Singular, estudio encargado de la decoración del local.
El restaurante se divide así en dos zonas: el comedor con la barra y un patio silencioso con delicadas pérgolas, estructuras metálicas y un techo móvil. Tanto en el interior como en el exterior la filosofía es la misma y delicadas telas de Güell Lamadrid y Gastón y Daniela con motivos florales; materiales como la madera y la piedra son los protagonistas. Todo el mobiliario ha sido cuidado al detalle (y diseñado en su mayoría por Proyecto Singular): algunas lámparas tienen aspecto de hoja con una estructura metálica de cobre, otras hacen arcos y sus pantallas están fabricadas de materiales naturales, y en las bancadas y los sofás reinan las formas orgánicas.
"El concepto vegetal del diseño es algo que no se desvirtuó en ningún momento del proyecto y que acabó encantando al grupo Larrumba, al que pertenece el establecimiento. Para nosotros es muy importante poder ser fieles a la idea que teníamos", resalta Jorge Lozano sobre este trabajo que, además, fue finalista en los Restaurant & Bar Design Awards en Londres.
La premisa no podía ser más milenial: un restaurante dedicado en cuerpo y alma al aguacate. Y el resultado, por supuesto, no podía ser más instagrameable, sobre todo teniendo en cuenta que detrás de él está el estudio Madrid in Love, artífices de otros conocidos restaurantes de Madrid como el 'Café Comercial' o 'El Imparcial'. En 'Aüakt', cogiendo al aguacate como inspiración, han trabajado con materiales casi en bruto, como la madera, el cemento o el cuero, pero con toques de lujo y una iluminación indirecta que crea un ambiente cálido, como el clima en el que crece esta fruta.
Quizá lo que más puede impactar son sus paredes, totalmente desnudas, que contrastan con detalles de cerámicas, lámparas de pie teñidas o vegetación. En su mobiliario se mezclan sillas tipo Emmanuelle de ratán, con otras de materiales naturales y unas impresionantes mesas hechas con cemento y virutas de madera de turba de huerto, que crean un acabado similar al terrazo. El efecto es impresionante: podríamos estar en Tulum o en un local del sudeste asiático, pero se encuentra en la calle Barquillo, una de las más céntricas de Madrid.
Entrar en 'Aarde' es volver a lo original, a los orígenes del trabajo artesano. Sus 800 metros cuadrados son toda una oda a materiales como el mimbre, el macramé, la cerámica, la escayola, la madera o el cristal soplado en el que Alba Hurlé y Alicia Martín, de Cousi Interiorismo, han hecho todo un tratado de lo hecho a mano. Todo esto se refleja en la barra, la estrella del local, que con sus formas orgánicas sirve de hilo conductor para llevarnos a las escaleras, también de formas curvas.
En su centro una gran lámpara rinde homenaje a los apicultores a modo de panal pero hecho en vidrio soplado. No hay que dejar de mirar hacia el techo, donde una espectacular alfombra de 150 metros cuadrados se inspira en las formas de la tierra vista desde el cielo. Tampoco podemos pasar por alto el bajorrelieve con motivos vegetales de Etienne Moyat que preside una de las paredes y La Cabaña, un espacio realizado en mimbre con aires africanos que funciona como reservado para diez personas. ¿Más joyitas? El biombo de aire tribal de la escultora Clara Graziolino o la gran lámpara hecha de piezas de cerámica. Para no perdérselo.
Entrar a 'Papúa' es lo más parecido a colarse en lo más profundo de una selva tropical. Porque este nuevo restaurante (abrió hace apenas un mes en uno de los aledaños del Teatro Fernán Gómez) es toda una experiencia sensorial en la que la gastronomía del chef Andrés Castaño se marida a la perfección con una potente vegetación, estampados tropicales y hasta una curiosa fauna (hay desde jirafas a monos o gorilas) que nos observa desde cada esquina.
Con nada menos que 600 metros cuadrados, el local, diseñado por el joven arquitecto Adolfo Monserrat, se inspira en los paisajes que debieron encontrar los exploradores europeos al llegar a Papúa Nueva Guinea. La estrella es su zona central, que goza de luz natural gracias a un impresionante lucernario, y en la que se sitúa una gran jaula metálica plagada de enormes plantas artificiales exóticas. El resto del restaurante se ha concebido como un espacio diáfano en el que se reparten bancadas a modo salones privados y donde los materiales elegidos, como la madera, la cerámica antigua y la rejilla, ayudan a potenciar ese aura colonial. Una jungla en pleno centro de Madrid que triunfará en nuestro feed de Instagram.
Abierto justo una semana antes del confinamiento pero reabierto este verano, 'Fayer' ha sido unos de los grandes olvidados de la temporada de apertura de restaurantes. Su cocina fusiona las raíces judías y argentinas de sus dueños, que ya tienen otro local en Buenos Aires, y su interiorismo también se ha cuidado al máximo recurriendo a Alejandra Pombo. Aquí nada falta ni sobra y Pombo ha sabido ver la importancia que debe tener la gastronomía.
Casi minimalista pero con carácter, ha recurrido a materiales contundentes como el travertino o la piedra Jerusalén y, por supuesto, a la madera, de la que se ha fabricado un banco central semicurvo. Mención especial merecen sus sillas, con respaldos de rejilla, que parecen beber de los trabajos de Pierre Jeanneret para Le Corbusier, o las delicadas lámparas con forma de arco de los techos. Pura delicia.