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Museo de aceite de oliva.

Aprenderlo todo del producto

Museos para comérselos

Actualizado: 30/07/2015

Si nos ciñéramos a la estricta definición de museo, entendido según la Real Academia Española como “lugar en que se conservan y exponen colecciones de objetos artísticos, científicos, etc”, es bastante probable que los alimentos no consigan agruparse en estos espacios de visita obligada para saciar curiosidades, pasiones o buscar inspiración. Afortunadamente, hay quien ha decidido que a lo que nos nutre, nos regala felicidad y vale la pena crearle un museo.
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Museo de la xocolata (Barcelona)

Promovido por el gremio de pastelería de la ciudad, busca dar a conocer la historia de la pastelería y la chocolatería en la Ciudad Condal, explicar los orígenes del chocolate y cómo llegó a Europa. Además, en la tienda podemos comprar tabletas, bombones o camisetas.

Museu de la xocolata.
Museu de la xocolata.

Museo del queso manchego (Ciudad Real)

Entre bodegas, cocinas, salones, almacenes (estancias cargadas de fotografías y utensilios que ponen en valor la actividad ganadera local) este lugar, que ensalza a nuestro queso más internacional con Denominación de Origen Protegida, es un viaje en el tiempo. Aquí pasado, presente y futuro se unen en un interesante recorrido que termina en una sala de cata donde nunca más “os la darán con queso”.

Queso manchego.
Queso manchego.

Museo del pan (Valladolid)

Desde el cereal, pasando por la molienda y la panificación, hasta el refranero popular y su valor nutricional, este santuario del pan, creado por la Diputación de Valladolid, tiene dos claros propósitos: que los visitantes comprendan su importancia en la dieta mediterránea y ayudar a darlo a conocer fuera de la provincia. Si sois de los que compran los panes con doble uso (masa comestible durante las primeras horas, arma blanca después), os regalarán el momento de presenciar cómo se elabora en un obrador.

Pan candeal, la clásica hogaza.
Pan candeal, la clásica hogaza.

Museo del jamón de Aracena (Huelva)

¿Qué es el cerdo ibérico? ¿En qué se diferencia del blanco? ¿Cómo es su relajada y contemplativa vida en la dehesa? ¿Qué son las bellotas? No os lo contaremos aquí (aunque siempre podéis echar mano de nuestra Guía de Alimentos y Bebidas), porque hay un museo en el que entenderéis cómo ese poco agraciado animal llega a nuestras mesas convertido en las más extraordinarias chacinas.

Jamón loncheado.
Jamón loncheado.

Museos del vino en Rioja y Valdepeñas

El primero alberga, en sus 4.000 m2, una colección de la familia bodeguera riojana Vivanco, cuenta con una biblioteca especializada, una sala de degustación, dos restaurantes y una tienda. El segundo, ubicado en la antigua bodega de Leocadio Morales que data de 1901, explica en detalle la creación de la Denominación de Origen Valdepeñas, las características de sus variedades, suelos y clima.

Antigua prensa de vino.
Antigua prensa de vino.

Museo del aceite andaluz (Motril)

Ser espejo y plataforma de información de la producción agroalimentaria andaluza, sobre todo del aceite de oliva virgen extra, son los propósitos de este espacio en el que, no hay duda, el protagonista es el zumo de las aceitunas, su relevancia en la cultura local y en la cuenca mediterránea.

Museo de aceite de oliva.
Museo de aceite de oliva.

Museo de la trufa (Navarra)

Griegos y romanos le asignaron poderes afrodisíacos, en la Edad Media se creía que era una manifestación diabólica y en el Renacimiento se le expió de culpas injustas y volvió a nuestros platos, ¡menos mal! La trufa, ese delicioso y perfumado hongo que crece a unos 30 centímetros bajo tierra, tiene su propio museo (aunque merecería casi un país entero) en el que comprenderemos por qué es el “diamante negro de la cocina”.

Trufa negra.
Trufa negra.

Museo de la Pasa (Almáchar, Provincia de Málaga)

¿Nos creeríais si os dijéramos que la uva deshidratada tiene un templo? En Almáchar no es para menos, porque más del 90 % de su población vive de ella, según cifras del Ayuntamiento. En él hay todo tipo de antiguos pertrechos que, históricamente, se usaron para producirla.

Museo del melón (Madrid)

Abierto en 2003 en la localidad de Villaconejos, donde también se celebra la Fiesta del Melón desde hace más de tres décadas, es un homenaje a los antiguos meloneros, cuentan desde el Gobierno local, que regresaban al pueblo en los albores del otoño “tras pasar medio año cuidando de sus cultivos en diferentes puntos de la geografía manchega o extremeña”.

Además de como postre, el melón de Villaconejos es ideal para comerlo con jamón.
Además de como postre, el melón de Villaconejos es ideal para comerlo con jamón.

Museo de la sidra (Asturias)

En Villa de Nava, a unos 30 kilómetros de Oviedo, los principiantes en las lides del escanciado de la sidra tienen una cita con los expertos en un museo que abarca desde la selección de las manzanas ya maduras en otoño hasta su embotellado.

Culín de sidra escanciándose.
Culín de sidra escanciándose.