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Del techo cuelgan jamones ibéricos. En la pared, una estantería de curvas imposibles muestra una colorida variedad de botellas de vino. Una seta del artista Javier Calleja ilumina el rincón para las cartas mientras el jazz pone el timo en el hilo musical. En la terraza, cuatro chicas jóvenes, turistas extranjeras, sonríen y brindan. Tienen vistas al cubo del museo Pompidou y el aroma a salitre del cercano Mediterráneo se deja notar.
El día se acaba en Málaga y celebran el atardecer junto a otros clientes de ‘Anyway Wine Bar’, ubicado en el barrio de La Malagueta. Sus tres pilares son 200 referencias de vinos, la veintena de quesos de vaca, oveja y cabra y el exquisito jamón ibérico, pero hay mucho más donde elegir en una de las más sabrosas sorpresas de la capital de la Costa del Sol.
Un nuevo concepto de lo tradicional es el lema del establecimiento regentado por David Camino, malagueño de 32 años criado en el barrio de Huelin. Trabajó de camarero en locales de batalla e hizo hasta de churrero cuando, con 20 años, llegó a la escuela de hostelería de La Cónsula casi por casualidad mientras buscaba un curso de coctelería. Allí la gastronomía le atrapó. Tras su formación, pasó por hoteles de lujo de la Costa del Sol: Kempinsky, Los Monteros, Puente Romano. Se marchó a Londres a probar suerte y trabajó durante dos años en un wine bar. Vio que aquel concepto funcionaba en la capital británica y decidió volver a casa para intentar abrir un negocio similar en su ciudad bajo el mismo ideario: comer bien, beber mejor y un punto de informalidad.
“El gusanillo de emprender me picaba. Como aquí no había ningún sitio de esas características y a mí me encantaba la idea, lo monté”, recuerda. Fue en 2018, con apenas 26 años. Abrió entonces un local en el Paseo de Reding, cerca de la plaza de toros de La Malagueta. “Siempre me preguntaban que quiénes eran mis socios: nadie se creía que lo hubiera abierto yo solo y tan joven”, recuerda. Allí ha superado una pandemia que le tuvo un año cerrado y los múltiples prejuicios a los vinos naturales. El negocio fue a más, el espacio se quedó pequeño y la primavera del año pasado se mudó a un nuevo emplazamiento, en la misma zona pero ahora junto a Muelle Uno y alejado del masificado centro de la ciudad. Tiene de vecinos a Google y el Centre Pompidou Málaga.
Su clientela a primera hora es extranjera y, más tarde, nacional. “Los turistas alucinan con el jamón y el queso”, comenta, al tiempo que destaca que solo ofrecen una cerveza y apenas un puñado de cócteles, diseñados por su hermano Rubén, mixólogo. Los vinos, claro, son el gran atractivo de la casa. ‘Anyway Wines Bar’ cuenta con unas 200 referencias. Con buenas añadas, la mayoría son nacionales y todos están disponibles por copas. Muchas son de pequeños productores con tiradas limitadas de botellas. Y también hay gran presencia de vinos naturales, tendencia europea aún poco arraigada en el sur. Son su principal argumento y los que él, personalmente, más disfruta. Entre ellos destacan las bodegas como El abuelo wine (Sierra de Gredos) o Barranco Oscuro (Granada).
Más allá, Camino recomienda los que elabora en enólogo Lauren Rosillo en un pueblito de la Axarquía, Sedella, que pone nombre también a la bodega y sus vinos. “Vendemos en exclusiva el excelente Sedella de 2008”, apunta el empresario, que también cita nombres como Suañé, de la bodega Alonso & Pedrajo (La Rioja), o Trenzado, de Suertes del Marqués (Tenerife). Hay para todos los gustos y bolsillos: desde los cuatro hasta los 400 euros la copa. Buena parte, eso sí, tiene precios de entre cinco y ocho euros. Y como todos aceptan copeo, las posibilidades para maridar con la comida son más que variadas. También hay opción de dejarse llevar en un menú degustación.
El jamón ibérico lo pone la empresa extremeña Jamón y Salud y se corta a mano al momento. La carta de quesos está viva y evoluciona. En la actual destacan entradas como el Gris de montaña (Campillos), Granja Maravillas (Granada) o El Cartujo al oloroso (Sevilla). Hay también Idiazábal ahumado o propuestas como Savel, queso azul gallego. También algún apunte internacional como el Pecorino al tartufo, un Cheddar Gran Reserva y el sabroso Gouda Beemster XO.
La mejor idea es combinarlos en una tabla con embutidos ibéricos de bellota -jamón, cecina, presa o salchichón, entre otros- o algún aperitivo como las anchoas del Cantábrico o sardinas ahumadas. El menú, además, arranca siempre con una degustación de aceites andaluces como Finca la Torre (Antequera).
La combinación de embutidos, quesos y vinos ejerce aquí de plato principal, pero también hay otras opciones para completar la mesa. De la fresca ensalada de burrata con pesto y tomate a un ceviche de corvina con yuca y mago, pasando por pescados -lubina, rodaballo, pulpo- y una amplia variedad de cortes de carnes. Las hay más locales, como chivo lechal de Málaga; más clásicas, como la carrillada ibérica; o atractivas propuestas a base de buey, Wagyu japones o vaca gallega. “Pero no queremos competir con grandes restaurantes: aquí realmente el concepto es jamón, queso, charcutería y vino”, señala David Camino, que cuenta con un equipo de 12 personas para abrir a diario el negocio. Todos los días a partir de las 19.00 horas y de viernes a domingo, también a mediodía.
‘Anyway Wines Bar’ también ejerce de tienda y todo lo que se saborea en el establecimiento también se puede adquirir allí o en su web. Además, ofrecen algunas actividades. Hay catas y fórmulas que fusionan la creatividad y el vino, como las jornadas de ArtWine de cada domingo. También hay posibilidad de participar en una clase de yoga a primera hora de la mañana y, más tarde, degustar varios vinos. Igualmente, Camino mantiene su antiguo local transformado ahora en ‘Trasañejo’, una bodega más tradicional, de aires flamencos y donde tapear. Cómo no, con buen vino.
ANYWAY WINES BAR - P.º de la Farola, 8. Málaga. Tel: 695 377 799.