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Cuando tienes 17 años, tu horizonte es ser el Campeón del Empalme. Salir lo más tarde posible, volver cuando las calles ya no huelen a café y tostada. Ponerte esa medalla invisible que grita a los cuatro vientos: yo aguanté.
Más tarde, aprendes que la vida no iba de eso. Pero algo se queda al fondo: lo de vencer las franjas horarias, lo de hacerle un quiebro a lo esperable. Ya sabes: por las mañanas se desayuna, al mediodía se almuerza, a la hora de comer se come, por la tarde se toma café o se sestea, por la noche se cena, por la ultranoche se bebe a degüello.
Aunque no en todas partes.
Alicante: clima mediterráneo seco, semiárido cálido. Esto puede verse de dos maneras: como un drama agrícola, o como una posibilidad, la de un ocio de terrazas permanentes durante todo el año.
Nadie sabe con exactitud cuándo o quiénes empezaron todo esto, pero hace algo más de cinco años, en los bares que rodean la plaza del Mercado Central de Alicante, empezaron a dejarse ver pequeños grupos de amigos, franja entre los late-20s y los pre-40s, engarzando cervezas de mediodía con copas a la hora de comer. El efecto contagio hizo el resto: oye, me han dicho que. Bares, pubs y tabernas de un centro urbano agonizante en términos de ocio, la crisis percutiendo fuerte en el ánimo y en los bolsillos, entabló rápidamente ofertas y promociones para atraer a esa aglomeración. En un abrir y cerrar de ojos, una zona de paso para las señoras que iban a comprar pescado fresco se había convertido en un hormiguero de jóvenes adultos que planteaban otra forma de ocio. Copas a media tarde que sustituyen el frenesí nocturno. Y en casita a las diez a ver algo en Netflix, que es la opción más salvaje de ocio nocturno a la que estás ya dispuesto a ceder.
Hoy, cinco años después, Alicante ha inventado una palabra nueva para definir la alternativa: tardeo. Dicen los expertos de la asociación cultural Alicante Vivo: acrónimo híbrido de "tarde" y "tapeo". Origen desconocido, como el propio fenómeno.
Lo que sí se sabe: todo arranca en sábado a partir de la 1 de la tarde en el Mercado Central. Las terrazas reciben una marea mixta de treintañeros con bebé que se juntan con sus amigos solteros, algunos que acaban de levantarse de la noche anterior y otros que ya han hecho sus 60 kilómetros en bici a las 7 de la mañana. Se empieza con cañas y vinos, algunos entran en el propio Mercado a comprar algo de picar -salazones, jamón serrano, anchoas, patatas fritas- y lo sacan al grupo. Un vago olor a flores de los puestos cercanos se mezcla con el aroma de la cerveza. Se abre el apetito.
Desde aquí, surgen dos maneras de plantearte el tardeo. Los de ya tenemos una edad o también llamada la vertiente gastronómica: son los grupos cuyo objetivo es sentarse a comer y tomar una copa después. Y los de ya tenemos una edad pero eso lo dice el dni: esos son los que tapean rápido y se lanzan lo antes posible al gin-tonic y al baile, como si fuera de madrugada.
Bajando desde la plaza del Mercado Central (plaza recién rebautizada como "Plaza 25 de mayo", conmemorando el día de 1938 en el que la aviación italiana bombardeó un objetivo civil y mató a más de 300 personas inocentes -clase gratuita de Historia No Contada de la Guerra Civil-), los locales se concentran sobre todo en la calle Castaños, extendiendo sus tentáculos hacia la calle López Torregrosa, las plazas de Gabriel Miró y Nueva, el Portal de Elche y sobre todo la calle San Francisco, calle delirante donde las haya, psicotrópico regalo de la anterior alcaldesa.
- La Primera: En la plaza del Mercado (denominación oficial: plaza 25 de mayo), La tapeta del Mercat (Capitán Segarra, 17) o La Rotonda.
- El Yantar: Tapea como un alicantino de pro (los que entran en el gentilicio "alicantino, borracho y fino") en Chico Calla (San Francisco, 20) y en Cervecería Sento (Teniente Coronel Chapuli, 1); y si prefieres un restaurante en el que enganchar comida y copas, el 30 y tantos es tu lugar (Castaños, 32).
- El Copazo: En cualquiera te ofrecerán gin-tonics, pero el mejor es El 17 de Castaños (adivina en qué número de en qué calle está).
- El Baile: ¿Bailar como si fuera de noche a las 6pm? Sin problema. The Clap y Teatre Bar en López Torregrosa, 3 y 4, respectivamente; y en la calle Castaños, La Historia (esquina San Ildefonso) y Habana (Castaños, 20).
Ya que vienes a Alicante y vas a improvisar el plan, apunta las especialidades locales que no debes perderte:
- Una cerveza: Una de las tres artesanas locales, la Santa Cruz (Brown Ale, por el barrio de ídem), Santa Faz (Blond Ale, por la pedanía) o Santa Bárbara (Bock/negra alemana-, por el castillo que preside la ciudad)
- Un vino: Cualquiera de Enrique Mendoza, pero muy especialmente su Merlot-Monastrell, el Shiraz o su mejor vino, el Santa Rosa.
- Una tapa: Has de probar la pericana (mezcla de aceite de oliva y pimientos secos además de una variedad de pescado en salazón y asado al fuego denominado capellanes. Suele emplearse untada en tostadas, como condimento y a veces como guarnición de ciertos platos); el esgarraet (bacalao desmigado con pimientos rojos asados), o su variable pro full edition, el espencat (ensalada hecha con pimiento rojo y berenjena al horno acompañada de bacalao; puede llevar huevo cocido aliñado todo con aceite de oliva. También es posible añadirle piñones, alcaparras o aceitunas.)
- Un plato: Con puertos pesqueros a lo largo de toda la provincia y los mejores arroces del Mediterráneo, you can't go wrong. Pero elegir un arroz del senyoret, o un arroz con bogavante, pueden valer como idea.
En cualquier caso, elijas lo que elijas, estará bien. Porque tienes mil tardes para probar combinaciones diferentes, porque hoy te apetece tapear y la semana que viene comer en serio y te cruzarás con gente distinta a ritmos distintos, el padre joven con el veinteañero que salió anoche, nada importa bajo la luz del Mediterráneo, todo respira con la feliz indolencia de la vida que pasa y la calma de saber que mañana también hará sol.
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