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El Tubo, Zaragoza: 'Bodegas Almau' (apertura). Foto: Raquel JiménezBuscar

Tapas por Zaragoza

De tapas por un tubo

Actualizado: 06/10/2017

La zona de tapeo más popular de Zaragoza debe su nombre a las estrechas calles que rodean y atraviesan el casco antiguo de la ciudad. El Tubo, punto de encuentro de los zaragozanos para el vermú, comer o empezar sus salidas nocturnas es una parada imprescindible.
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A un paso de la plaza del Pilar, pero escondido de las rutas turísticas –hay que adentrarse en las callejuelas del casco– nos encontramos con un hervidero de gente en un peregrinaje, en este caso no religioso, sino gastronómico. Estamos en El Tubo, uno de los barrios más castizos de la ciudad, donde zaragozanos y visitantes tienen la sana costumbre de ir de bar en bar para probar sus especialidades.

El Tubo, Zaragoza: Calle y terrazas de la zona. Foto: Raquel Jiménez
Terraza de la taberna 'Doña Casta' en una de las calles del Tubo.

Ligado a Zaragoza como Laurel a Logroño, estas calles tienen el peligro de que por ellas se suele empezar de tapeo, beber un vino, charlar y cuando te quieres dar cuenta, es la hora del café y ya no es tiempo de comida, así que seguimos con un Pacharán y nos dejamos llevar por el ambiente hasta empalmar con la noche en una de las magníficas terrazas o en el mítico 'Plata'.

Os proponemos una ruta por este microcosmos gastronómico que conforman las calles Estébanes y Libertad, a las que poco a poco se han ido sumando locales en otras adyacentes. Pero ya os avisamos: lo mejor es improvisar, tomar una o dos tapas en cada sitio y dejarnos llevar.

El Tubo, Zaragoza: 'Bodegas Almau'. Foto: Raquel Jiménez
'Bodegas Almau' abrió sus puertas en 1870.

Arrancamos en el imprescindible 'Bodegas Almau', que es uno de esos bares que huelen a madera y vino. Allí nos recibe Miguel Ángel, miembro de la cuarta generación de una familia de bodegueros que ha apostado por mantener el encanto de este antiguo local. Nos sorprende la alegría y el entusiasmo con el que nos cuenta la historia de la bodega, que fundó su tatarabuelo en 1870 para traer el vino desde Ainzón –un pueblo de la comarca de Borja– y venderlo en la ciudad.

El Tubo, Zaragoza: Montaje de 'Bodegas Almau'. Foto: Raquel Jiménez
'Bodegas Almau' tiene rincones y detalles para sorprender a todos.

Las croquetas más famosas

Mientras nos sirve unos vinos, disfrutamos del sabor de la vieja bodega, con sus estanterías de madera antigua, repletas de botellas con mucha solera y grandes recuerdos. Además del buen vino, lo más típico de 'Almau' son sus anchoas. Las hay en vinagre de toda la vida, pero, sin duda, las que tienen más éxito son las que Miguel Ángel prepara de las formas más inverosímiles que uno se pueda imaginar: con aguacate, menta y almendra (La Reina); con queso, confitura de tomate y chocolate negro (La Dulce); con moscatel y miel que reinventa la receta de origen romano (Garum). Pero la que más nos sorprende es la Explosión de Vinagre, con crema de atún, oliva negra, tomate deshidratado y sirope de Módena. Un homenaje a los sentidos que nos deja muy buen sabor de boca.

El Tubo, Zaragoza: Croquetas de 'Doña Casta'. Foto: Raquel Jiménez
Las croquetas de 'Doña Casta'.

Cambiamos de tercio en otro bar típico del Tubo: 'Doña Casta'. Menudas croquetas os van a servir en este bar, las mejores de Zaragoza, según algunos. Y damos fe de ello, aunque a simple vista no lo parezca, si las prejuzgamos por su aspecto, amontonadas en su barra acristalada, listas para pasar por la freidora. Las hay de todos los sabores, tradicionales como la de longaniza de Graus, de morcilla, de gallina con chocolate o de boletus con foie y manzana. No hacemos ascos a ninguna, pero si hay que elegir, nos quedamos con las de arroz negro con alioli. Una verdadera delicia.

El Tubo, Zaragoza. Foto: Raquel Jiménez
Cada establecimiento del Tubo tiene su especialidad en tapas.

Justo enfrente está 'El Hormiguero Azul', especializado en pescados y mariscos, con sus sabrosas anchoas al Orio y sus berberechos a la cerveza. Lo reconoceremos fácilmente por las hormigas que cubren toda la fachada del edificio.

El Tubo, Zaragoza: 'Bodegas Almau'. Foto: Raquel Jiménez
Miguel Ángel, propietario de 'Bodegas Almau', posa con una de sus trabajadoras.

Solo tenemos que cruzar de acera para probar otra tapa típica del Tubo. Allí nos encontramos con 'La Cueva de Aragón', aunque pocos lo conocen por su nombre original. Los zaragozanos lo llaman familiarmente 'El Champi'. No hay confusión posible cuando entras y toca pedir. El único pincho que sirven son dos pisos de champiñones, servidos entre pan y pan, con ajo, aceite y perejil. Acompañados de un Somontano, ya casi nos damos por comidos.

El Tubo, Zaragoza: Fachada de 'El hormiguero azul'. Foto: Raquel Jiménez
La fachada de 'El Hormiguero Azul' es fácilmente reconocible.

Con mesa y mantel

Pero hay que seguir probando. Muy cerca –en la calle Libertad esquina con Cuatro de Agosto– está el mítico 'Texas' y sus famosas bravas que, junto con su vermú de grifo, merecen otra parada. No hay en Zaragoza nadie que no conozca esta taberna. Y así llegamos a las populares cuatro esquinas, de las que se suele decir que si no hay gente en este punto, no la hay en ninguna otra parte de Zaragoza.

Ya metidos en la calle de la Libertad, está uno de los establecimientos con más solera de la ciudad, 'Casa Pascualillo', fundada en 1939. Su tapa emblemática es la cigala de la huerta, a base de ajetes tiernos fritos, pero tienen otras muchas para elegir.

El Tubo, Zaragoza: Bar 'Texas' Foto: Raquel Jiménez
Detalle de la carta del bar 'Texas' en un balcón de su fachada.

A estas alturas, nos damos por satisfechos. Pero si nos hemos quedado con hambre –cosa que no creemos– podemos entrar en 'La Miguería' y sentarnos a comer. Allí hay que probar la especialidad de la casa: las migas con queso, con uvas, con longaniza, con langostinos, con chocolate o naranja. También podemos optar por degustar un menú aragonés en 'Casa Lac', el restaurante más antiguo de la ciudad, que fundaron unos cocineros franceses habituados a trabajar para la nobleza. Después de unos años en los que permaneció cerrado, lo reabrió Ricardo Gil, un gran enamorado de los productos locales, como las borrajas o los cardos, cocinados con un cariño especial.

El Tubo, Zaragoza: Anchoas de 'Bodegas Almau'. Foto: Raquel Jiménez
Una de las variedades de anchoas de 'Bodegas Almau'.

Otra opción es entrar en 'La Gastronómica' de Puerta Cinegia, un gastromercado en pleno centro de Zaragoza que abrió sus puertas en 2015 y al que se accede desde el mismo Tubo. Sigue el modelo de otras capitales españolas, que ven en los mercados gourmet un elemento turístico y gastronómico diferenciador. Solo que en Puerta Cinegia retrocedemos en el tiempo hasta la Zaragoza romana –a juzgar por la imponente estatua del emperador César Augusto que fundó la ciudad, Cesaraugusta– y que sus diez metros de altura presiden el ir y venir de platos y raciones, de jamón, arroces, tapas, pizzas, croquetas y todas las raciones que ofrecen los establecimientos más famosos de Zaragoza, pero concentrados en un mismo espacio. Puerta Cinegia es además un referente de ocio, animado con demostraciones culinarias en vivo y catas de productos, abierto a propuestas culturales, musicales, diversas exposiciones y presentaciones de libros, entre otros eventos.

El Tubo, Zaragoza: Mercado Puerta Cinesia. Foto: Raquel Jiménez
El César Augusto del mercado Puerta Cigenia.

Un show al estilo Las Vegas

En medio del bullicio y de las calles tan constreñidas, si se nos ha echado la tarde encima, podemos encontrar un oasis en la 'Terraza Libertad'. Está justo enfrente a 'Casa Pascualillo' y hay que fijarse bien para adivinar que tras una discreta entrada aparece una magnífica terraza. Una propuesta de tarde cargada de burbujas. Y es que el champán y el cava, junto a un amplio surtido de espumosos están muy presentes en su carta. Este establecimiento se vive, fundamentalmente, de noche, aunque los sábados también abre a partir del mediodía.

El Tubo, Zaragoza: Calle y terrazas de la zona. Foto: Raquel Jiménez
Terrazas para seguir con el tour de tapas por las estrechas calles de la zona.

Mientras tomamos algo en 'Libertad', todo el mundo nos recomienda pasarnos por 'El Plata'. Así que les hacemos caso. Sin duda, se convierte en una de las sorpresas del día. Un gran escenario y en la parte de abajo, mesas redondas, al estilo Moulin Rouge. Lo más hilarante del espectáculo, sin embargo, no está sobre el escenario, como cabría pensar, sino abajo, las risas de las personas de nuestro alrededor, que nos acaban contagiando.

Este mítico local abrió sus puertas en 1920. En aquella época era una lujosa sala de espectáculos, con casino y restaurante. Después se transformó en 'Café Cantante', siguiendo la moda de las vedettes que triunfaba por toda Europa. Hoy la dirección artística recae en Bigas Luna, que ha recuperado el espíritu y la identidad de su mejor época, aunque con un aire, podríamos decir, más ibérico. Es como un show de Las Vegas, pero en mitad de Zaragoza. Hay funciones los jueves, viernes –a las 23.00 horas– y los sábados a las 19.30h, las 23.00h y el último, a la una de la madrugada.

El Tubo, Zaragoza: Puerta Cinegia. Foto: Raquel Jiménez
Detalle de uno de los bares del mercado Puerta Cinegia

Un consejo final antes de acabar este reportaje. Si os decidís a entrar en el Tubo, comed y sobre todo, bebed con moderación, porque es posible que no salgáis. Ya sabéis lo que suele decirse: cerveza y después vino, buen camino; vino y después cerveza, dolor de cabeza.

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