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La cocinera María Gómez vive en la cresta de la ola. Este año fue finalista del Premio Cocinero Revelación de Madrid Fusión 2019 y 'Magoga', el restaurante que dirige junto con su marido y sumiller Adrián de Marcos, en Cartagena (Región de Murcia), ganó 1 Sol Guía Repsol. "La verdad es que estamos muy contentos. 'Magoga' abrió en 2014 y no era un restaurante muy gastronómico que digamos, incluso dábamos desayunos. Hoy no tiene nada que ver", explica María.
La cocina contemporánea de 'Magoga' son los sabores y productos del mar Menor, el Mediterráneo y el Campo de Cartagena, revela la chef. "Son nuestras musas para diseñar platos. Nos gusta que los que vengan sepan dónde están", añade Gómez. Pescados como la lecha (prima del atún) de la almadraba murciana (patrimonio cultural y pesquero de Cartagena, en 'La Azohía'), y también los mariscos, las frutas y hortalizas locales, y las carnes como la del chato murciano, una especie autóctona de cerdo que estuvo a punto de extinguirse…
Todo tiene su hueco al compás de la temporada en un menú degustación y una carta muy viva. Cada tres meses cambian platos, aunque mantienen clásicos como la ensalada de cebolla asada con salazones curados caseros y almendra marcona. “En todas las elaboraciones siempre metemos algo de nuestra tierra". La chef, que acumuló horas de vuelo en los cuarteles Hilario Arbelaitz, Arzak y Adrià, hoy compagina como puede su labor de cocinera, empresaria y madre, y lleva con resignación el privarse de una de sus mayores aficiones: comer en otros restaurantes.
"Siempre nos ha gustado salir a comer por ahí, pero ahora soy madre y he estado un año y pico sin ir a otros sitios. Antes íbamos todos los meses a uno o dos restaurantes gastronómicos. Nos dejábamos una pasta", recuerda María. Además, con tantos años de estudio fuera de su casa metida en cocinas ajenas, incluso hoy sigue descubriendo bares y tabernas murcianas que le sorprenden. Sobre todo, porque sus apetitos no pasan solo por un comedor de alta cocina: un arroz en su punto, un aperitivo servido con gracia o un producto bien tratado, son argumentos suficientes para despertar su sonrisa y sus ganas de volver.
"No tienen cocina caliente, es más el típico sitio para tomar el aperitivo, un bar que lleva muchos años. Vivíamos cerca y no suele salir en la prensa ni cosas así, pero es que tienen una tosta de garum elaborada con una base de salazones que con una cerveza fría es la combinación perfecta".
"Cuando nos apetece comer buen pescado venimos aquí. Súper bueno, al modo tradicional, siempre encuentras el pescado más fresco y siempre en su punto. Es impresionante. El dueño se llama José, y lo normal es verlo entre la sala y la cocina, y te explica todo genial. Aquí hay que pedir el pescado que tengan de temporada al ajo pescador (que va con ajo, naranja, limón, un poco de vinagre…) y está buenísimo. El pulpo de San Antón con pimentón murciano que hacen también está fenomenal".
"Me encantó y estoy deseando volver. Es el último restaurante gastronómico en el que estuve. El menú largo parecía que por momentos iba a bajar el listón y de repente llegaba otro plato y flipabas. Lo conocí porque lo premiaron y lo teníamos a mano, se tarda unas dos horas desde nuestra casa. Íbamos sin expectativas, pero ha sido una de las mejores comidas que he tenido nunca. Me encantó su creatividad y la manera de tratar el producto".
"Soy muy arrocera. Estaría todos los días comiendo arroz. El arroz caldero está muy rico, pero el arroz San Pedro, que no está en la carta y lleva un poco de atún, tiene el punto perfecto. Este sitio lo conocí porque un amigo nos regaló una tarta cuando cumplimos un año con 'Magoga', la tarta era de aquí y nos gustó tanto que un día nos acercamos a probar otras cosas".
"Aquí tratamos ir al menos una vez al año, nos encanta. La crema de garbanzos con foie y la tarta de queso están buenísimas. Allí estuve estudiando una temporada. Hilario es uno de los mejores de cocineros de España, para nuestro gusto. Es cocina tradicional, pero trata el producto de un modo genial".