Actualizado: 25/12/2017
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La barra fresca, ácida y picante de Bérgamo y Correa
Te enseñamos el truco definitivo para disfrutar (más si cabe) de uno de los vicios favoritos de cualquier aficionado al príncipe de los mariscos. Así se come una gamba, según el chef catalán Òscar Manresa.
Lo hacemos todos y todas. Al menos los que consideran comer algo similar a un vicio adorable. Es inevitable: se acerca uno a un chiringuito, pide unas gambas, se las come. Y cuando ha acabado, mira el plato y ve que la guinda del pastel le está esperando, porque si hay algún lugar que guarde con seguridad el secreto de los siete mares ese es la cabeza de una gamba.
Uno sabe que ha llegado a la edad adulta cuando ha estrujado la testa de ese marisco y cerrado los ojos para sentir en el paladar uno de los sabores más intensos, profundos y gozosos que ofrece el océano al ser humano desde que el mundo es mundo.
Sin embargo, y como trata de probar (con bastante éxito, en nuestra humilde opinión) el chef barcelonés Òscar Manresa, hay una manera incluso mejor de degustar las ideas de nuestras amadas gambas. Popularizada por los chefs japoneses, pero recluida en las entrañas del país nipón, Manresa aprendió el truco en Osaka y lo ofrece a sus clientes desde entonces. Hoy revela el secreto para los foodies españoles: tomad asiento y luego id a por unas gambas.