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Fregenal de la Sierra, un pueblo al sur de Badajoz que no llega a los 5.000 habitantes, se ha convertido, desde hace unos meses en el lugar donde más kombucha se bebe de todo el país. Tal es el "enganche" de sus lugareños por el burbujeante elixir que la Universidad de Extremadura está haciendo un minucioso estudio sobre este té fermentado muy consumido a Asia.
La razón de que se esté realizando en esta localidad, cuna de ilustres personajes como el político Bravo Murillo y sede de un espectacular castillo templario del siglo XIII, es 'Komvida': una empresa dedicada a la fabricación de kombucha que dos emprendedoras, Nuria Morales y Beatriz Magro, pusieron en marcha hace ya tres años.
Mientras que los de Fregenal de la Sierra tienen claro que su sorbo diario de kombucha no se lo quita nadie, los habitantes del resto del país todavía tienen ciertas reticencias. Aunque ya se empieza a encontrar en restaurantes, bares y tiendas de alimentación poco, o muy poco, se conoce de esta bebida. Bea explica a la perfección a lo que nos referimos cuando hablamos de esta bebida. "Es una alternativa a un refresco pero que en nada se parece a los actuales. La kombucha se consumía hace 2.000 años y tiene su origen en Asia, cuentan que lo consumían los emperadores chinos y los samuráis", cuenta una de las impulsoras de 'Komvida'. "En sí, es una bebida a base de té fermentado, como se considera un fermentado al vino, la cerveza, la sidra o el champán, pero cuya cantidad de alcohol es mínima", continúa.
"A diferencia de otras bebidas alcohólicas, la kombucha no es acética sino simbiótica, por lo que la cantidad de alcohol es de tan solo el 0,1 o 0,2. Esas pequeñas cantidades son beneficiosas para la salud porque refuerzan nuestro sistema inmunológico", matiza la joven. Se prepara con té y azúcar, a lo que se le añade el scoby, una colonia de levaduras y bacterias encargada de "hacer magia", como subraya Bea. En el proceso de fermentación esas bacterias y levaduras consumen tanto el té como el azúcar y el residuo es la kombucha, que si no se pasteuriza o adultera con colorantes u otras sustancias tiene muchas vitaminas, es una gran fuente de antioxidantes, mejora la digestión y la flora intestinal, equilibra la microbiótica y el metabolismo y, además, es revitalizante.
"Nuestra intención con 'Komvida' ha sido cambiar el concepto que se tiene del refresco clásico, aportando uno muy sano, sin apenas calorías –solo tiene 19 kilocalorías– y que se pueda beber en cualquier momento", reivindica Bea. Ella lo descubrió durante uno de sus viajes a California. "Allí era muy común ver a gente de todas las edades bebiendo kombucha, y muy diversa, además. No es como aquí, que solo lo consumía el hipster enterado o el hippy de herbolario que compra todo lo natural y nuevo aunque sepa a rayos", bromea.
Tanto Bea como Nuria abandonaron sus trabajos para embarcarse en la aventura empresarial y, tras estudiar el mercado y ver que en España solo se encontraba esta bebida de marcas procedentes de otros países, envasadas en plástico y a la venta en negocios nicho, decidieron elaborar la suya, pero con matices. "Normalmente la kombucha se hace con té negro porque es mucho más sencillo pero yo, que soy una friki de la alimentación saludable, aposté por el té verde porque tiene propiedades infinitamente mayores al negro", explica.
A pesar de que el cambio complica el proceso de fabricación es lo que las diferencia del resto de otras kombuchas. Eso, y los cinco sabores diferentes que van desde el jengibre y el limón hasta la zanahoria y la cúrcuma. "Licuamos el limón, el jengibre, la manzana o los arándanos y hacemos una segunda fermentación con ellos, por lo que saborizamos con zumos naturales". Además, presentan su producto en frasco de vidrio y tiene un branding atractivo y colorido.
La decisión de instalar la base de operaciones en Fregenal de la Sierra fue por razones no solo empresariales, sino también personales. "No sé lo que tenemos los extremeños que algo nos llama para volver allá. Desde siempre ambas hemos tenido el convencimiento de que si íbamos a montar algo lo haríamos desde Fregenal y ese algo tenía que ser diferente a lo que tradicionalmente allí se fabrica, que son los ibéricos y el vino. Es más ¡No quiero ni pensar en las complicaciones que tendríamos si hubiéramos puesto la fábrica en otro sitio! Para empezar es mucho más asequible porque desde el principio pudimos alquilar una fábrica por dos duros y también hemos contado con la ayuda de amigos y familiares", afirma Bea, agradecida.
Fregenal se ha convertido en un auténtico ensayo clínico de la kombucha. "El otro día una señora me comentó que sus problemas de reflujo gástrico se habían solucionado gracias a que la había incluido en su dieta y un señor me dijo que desde que la tomaba podía comer cocido, algo que no hacía desde hacía diez años". Nuria y Bea tienen el pueblo revolucionado. "Allí estamos hasta en pubs y, como tiene un montón de vitamina B12, la gente se la toma antes de volver a casa después de una noche de fiesta", apostilla Bea. "Allí 'Komvida' está en tiendas de ultramarinos, en bares… la bebe todo el pueblo. Y éramos muy escépticas porque es un pueblo extremeño, que no es Malasaña o el Borne, con una numerosa población de gente mayor y oye, hemos arrasado", se congratula.
Todo ha sido posible incluso entre un público reticente a probar cosas nuevas. "El sabor sorprende la primera vez porque te crees que es un zumo y no lo es, te crees que es un refresco y tampoco… Es algo diferente que no habías catado nunca. Las caras que ponen… es verdad que el primer sorbo es raro". A pesar de todo, ya se sirve en dos de los establecimientos más afamados y tradicionales de Fregenal, los que Bea siempre recomienda a los que van por allí: "El 'Bar Nito' (Calle Rollo, 5) es un sitio mítico en el que te ponen ibéricos muy buenos y el 'Bar Lara' (Plaza de la Constitución, 6) donde sirven unas gambas al ajillo muy ricas".