Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
La perspectiva que se observa del centro financiero de las Cuatro Torres de Madrid con la Colonia San Cristóbal, conocida popularmente como la de los tranviarios por haber sido construida para alojar a los empleados de la EMT, habla por sí sola de los contrastes que coexisten en la capital. Un reflejo de la modernidad y la tradición que se dan la mano en el nuevo Mercado-Escuela Municipal de San Cristóbal, un proyecto gastronómico inaugurado el pasado 14 de octubre en el que la restauración y los oficios propios del sector cuentan con el paraguas de la solidaridad en su ADN.
Un espacio que ha experimentado un cambio total desde que la ONG Cesal ha tomado las riendas del mercado, con una profunda remodelación que ha dejado el centro del inmueble del Ayuntamiento de Madrid totalmente abierto para acoger el restaurante y ha dedicado sus esquinas para albergar los puestos de pescadería, carnicería, frutería, charcutería y cafetería. Una obra al cargo del estudio Mita Atelier en la que se ha replicado la esencia de este barrio madrileño diseñado por el arquitecto Secundino Zuazo, con el abundante empleo del ladrillo o la instalación de los icónicos arcos de las viviendas vecinas en los ventanales, en este caso invertidos y decorados con la madera que aporta calidez a la sala.
“En la hostelería había necesidad de mano de obra”, asegura Raúl Jiménez, director de Acción Social de la ONG Cesal y uno de los responsables de que este proyecto haya salido adelante. Se trata de un programa en el que han instaurado una formación con la que los jóvenes en riesgo y vulnerables que acuden a esta ONG pueden acceder al mercado laboral en calidad de auxiliar de cocina, camareros, pescaderos, carniceros, charcuteros…
Una labor en la que la coordinación del equipo docente de tutores y formadores, algunos de ellos antiguos alumnos, con los propios responsables de cada uno de los puestos en calidad de “maestros que realmente aman lo que hacen”, da como resultado una de las canteras de profesionales del sector gastronómico más codiciadas de Madrid. “Hay muchas empresas que nos piden gente directamente y no damos a basto”, se congratula Raúl, dado el buen resultado que dan los alumnos de Cesal cuando se incorporan a sus puestos de trabajo.
Su novedoso sistema permite que estos estudiantes cambien de oficio cada semana durante los cuatro meses de formación y uno de prácticas que dura el curso, conociendo de primera mano cómo es el trabajo en cocina, sala y los puestos del mercado. “A mí me gusta mucho la hostelería, por eso me inscribí. Pensaba al principio que no me gustaba la pescadería hasta que me tocó y me encantó. Ya se abrir ostras, limpiar el gallo, el rodaballo…”, explica Carmela, una de las alumnas procedentes de República Dominicana que, a pesar de haberle cogido el gusto a estar entre productos del mar, no duda en comentar su preferencia por la sala. “Me gusta tratar con las personas, atenderlas bien, porque a mí me gusta que me atiendan así, y aquí enseñan muy bien cómo hacer las cosas. Yo de aquí salgo con mi empleo”.
Nada más cruzar las puertas del Mercado-Escuela de San Cristóbal, además de la frescura de besugos o rodaballos que se asientan en el hielo del puesto de Pescados Madrid, los chuleteros de buey simmental o vaca gallega en la cámara de maduración de Carnicería Orgaz, o los jamones y quesos que copan el puesto de Jamonalia, destaca la gran cantidad de mesas dedicadas al restaurante, cuya cocina abierta permite observar cómo se desarrolla el trabajo de los alumnos de Cesal a los fogones.
Un lugar que, en poco más de un mes desde su apertura, ya se ha convertido en destino habitual para vecinos y trabajadores de la zona a la hora de disfrutar una cocina de producto en la que la sinergia entre los implicados en el proyecto es total, pues además del plato del día y las propuestas de la carta, los clientes pueden elegir productos del mercado para que se lo cocinen al momento.
Otro de los aspectos más llamativos es la cantidad de personas dedicadas al servicio en sala del restaurante, uniformados de negro y de blanco. “Vamos un formador con cada alumno”, aclara Ana Giraldo, formadora de Servicio en Sala ONG Cesal, “siempre tienen que ir acompañados porque no les puedes echar a los toros y que les embistan directamente, porque así es el cliente, un toro de Miura”. Ella es la encargada de enseñar a estos jóvenes vestidos de negro todos los aspectos del servicio de un restaurante “con paciencia” porque, como recuerda, “la mayoría vienen sin saber lo que es una cuchara o cómo es el protocolo de trinchar una carne y por eso no saben colocar los cubiertos”.
Son estos jóvenes quienes, con sumo cuidado y concentración para poner en práctica todo lo aprendido, llevan a la mesa una ración de ostras al natural o de zamburiñas con salsa sriracha y ralladura de lima, clásicos como las croquetas o la ensaladilla, una tabla de quesos de la montaña y un abundante plato de embutidos ibéricos o, directamente desde las brasas, un pargo a la brasa con un refrito de ajos o un chuletón madurado. Todos, productos a los que se puede acceder simplemente con levantar la vista hacia las esquinas en las que se encuentran sus correspondientes puestos.
El empeño que se aprecia en cada uno de los gestos de los alumnos del Mercado-Escuela es fruto tanto de su dedicación, como del esfuerzo por parte de los formadores y tutores como Hamza Chakiri. “Intentamos hacer una formación integral para cubrir las diversas necesidades que puedan tener; son perfiles vulnerables”, indica el integrador social, recordando que muchos de ellos llegan hasta la ONG sin conocer el idioma o provenientes de entornos de violencia.
“Hay que estar ahí, tienen que ver también sus emociones, sentirse escuchados”, explica acerca de la entrevista que realizan antes de ingresar al curso y durante su labor de acompañamiento en el proceso, donde observan “qué es lo que les interesa o cómo, si hay una barrera idiomática y prefieren no estar expuestos al público, están en un trabajo detrás. O si hay una persona con una personalidad muy abierta, que le gusta socializar, creemos que ese perfil encaja más en atención al cliente”.
Como recuerda, en esta formación se desarrollan “promociones muy variadas en cuanto a orígenes”, con jóvenes procedentes de Marruecos como Mohammed, Djadja de Mali, Keyssy de Costa Rica o el portugués Jorge, con una “diversidad que también nutre y les prepara para aprender a convivir con personas que tienen una cultura diferente o un idioma diferente”.
Mikel Ulloa, más habituado a ser conocido como Chile, que ejerce de formador de Cocina en el restaurante del Mercado-Escuela de San Cristóbal, es uno de los exalumnos que se ha convertido en ejemplo de este proceso. “Yo entré en Cesal hace 11 años y no había hecho un huevo frito en mi vida”, recuerda, enfatizando el carácter de dar sus lecciones durante “un servicio real” en cocina, aunque para él “lo más difícil es hacer que se lo crean, porque la sociedad limita mucho a ciertos estereotipos de persona. Hay que hacer que se crean que las segundas oportunidades existen, que pueden dar un cambio a su vida”. Además, añade que, desde su punto de vista, “lo más bonito es que cuando vuelven los chicos con sus primeros sueldos y ya vienen como de clientes”.
De hecho, este periodo de formación incluso se puede ver acortado como en el caso de Gerardo Pacheco, un joven peruano de esta promoción que en apenas dos meses ya ha sido contratado como cortador de jamón, un oficio que lleva “con mucho orgullo” por el valor del producto en nuestro país. Una parte determinante de esta decisión ha sido Mario Gallardo, el maestro jamonero de Jamonalia que instruye en este arte gastronómico a los alumnos que pasan por el puesto de charcutería.
“Él desde el principio dijo que quería hacer jamón”, apunta Mario sobre la precocidad de Pacheco en este oficio, aunque habitualmente “no es hasta los seis meses cuando los puedes dejar solos porque lo dominan y saben hacerlo rentable”. Eso sí, al igual que para otros formadores, el factor humano es el que más reconforta a estos profesionales: “Para mí es digno de admirar el cambio que pueden llegar a tener viniendo de donde vienen muchos de ellos”.
A pesar de que este proyecto acaba de arrancar, Ana Alé, gerente del Mercado-Escuela Municipal San Cristóbal, y resto del equipo de Cesal ya están pensando en nuevos retos. Una terraza para aprovechar el buen tiempo en la capital, actuaciones musicales para amenizar el servicio de cenas una vez a la semana, experiencias gastronómicas y eventos privados en la planta bajo el mercado, preparar opciones de delivery o platos para llevar aprovechando las instalaciones de la formación… Una abanico de opciones que aumentará la proyección del Mercado-Escuela de San Cristóbal y, sobre todo, mejorará las capacidades y opciones laborales de los jóvenes que se forman en él.
'MERCADO-ESCUELA DE SAN CRISTÓBAL' - Conde de Torralba, 11, Chamartín, Madrid. Tel. 910 44 41 18.
En general... ¿cómo valorarías la web de Guía Repsol?
Dinos qué opinas para poder mejorar tu experiencia
¡Gracias por tu ayuda!
La tendremos en cuenta para hacer de Guía Repsol un lugar por el que querrás brindar. ¡Chin, chin!