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El Mercado Municipal de Vinaròs, que en 2011 se reinauguró tras una restauración, es un rara avis: es de los pocos que, de lunes a viernes, abre por la tarde. ¿La explicación? Es un mercado muy marinero. Los barcos llegan al puerto a las cinco de la tarde y los vinarocenses tienen la costumbre de venir a partir de esa hora a comprar el género fresco, como nos cuenta Ana Goyenechea, representante del Mercat de Vinaròs.
En la actualidad, hay 26 puestos activos (y seis disponibles): fruterías, queserías, carnicerías, panaderías, pescaderías… y bares. Sus planchas se cotizan al alza, porque aquí es posible elegir cualquier producto para que lo elaboren al momento. Léase sus langostinos, claro está. “El langostino de Vinaròs se distingue porque tiene la bandera republicana en la punta: es el único que tiene esa marca en la cola”, nos explica Goyenechea.
Pero antes de disfrutar de un generoso esmorzaret con langostinos a la plancha del bar 'Lo Típic', buñuelos de bacalao y albóndigas guisadas con sepia, acompañado todo ello con la famosa bicicleta (un vermú con un poco de sifón, una rodaja de naranja y hielo), recorremos varios puestos para descubrir la cultura gastronómica -y las historias personales de los protagonistas- del mercat del último pueblo costero de la provincia de Castellón, en la linde con Tarragona. Aquí hay un mercado mediterráneo que bien merece una visita.
Dos pescaderas y dos generaciones, aunque no son madre e hija. Aída Velilla Hidalgo y Ana Sabater Zaragozá son las pescateras de 'Tremendo'. A Aída le viene de familia (su abuela ya lo era); Ana, en cambio, lleva poco más de un año en este nuevo oficio. En 'Tremendo' encontrarás género fresco de las lonjas de Vinaròs, Peñíscola o Benicarló: pescadilla, salmonete, calamar, sepia, mejillones, caracol de mar (también llamados cañaíllas)... “Aunque la estrella es el langostino. Quien viene tiene que probarlo. Además está a muy buen precio, porque en Navidad sube más”, sentencia Aída.
Dos hermanos comparten el puesto que lleva el nombre de su madre, bien pertrechado de langostino de Vinaròs -como no-, pero también de calamar, sardina, boquerones, pescadilla, salmonete, lenguado o galeras. Sorprende su juventud, porque no llegan a los 30. Ginés y Roger son la cuarta generación que perpetúa la tradición familiar y se dedican exclusivamente a su pescadería, la cual están modernizando para adaptar su negocio a los nuevos tiempos.
"Actualmente nos encontramos inmersos en la creación de nuestra propia página web y muy pronto incorporaremos todos nuestros productos para que sean accesibles en todo el territorio nacional". El Mercat de Vinaròs nos demuestra, con ejemplos como el suyo, que en los mercados se respira pasado, pero también -y afortunadamente- mucho futuro.
Aldo Fernández Speziani posee una quesería en esta plaza de abastos, aunque su deseo inicial era el de montar un bar de vinos y quesos. El emprendedor francés, de origen italo-español, se dedica a la importación de quesos desde hace más de una década, lo que le ha llevado a vivir en Chile o en Colombia. Apenas ha pasado un año desde que aterrizó en Vinaròs. “Solicité una parada en el mercado y traigo quesos directamente de París”.
En su mostrador destacan los quesos Livarot, el más antiguo de Normandía, Saint-Nectaire o Comté afinado 24 meses en una fortificación con paredes de entre siete y 14 metros, donde se disponen más de 600.000 ruedas que maduran todo el año. También hay quesos del mundo, un viaje gastronómico a cualquier otra parte: Cheddar inglés extraviejo, Cheddar irlandés al whisky, Gruyère reserva suizo, Parmigiano Reggiano italiano o Blue Stilton inglés. Aldo, además, despacha vinos muy especiales, con identidad propia y de pequeños productores. Además, también es posible degustar una raclette, una fondue savoyarde o una tabla variada en la terraza del mercado.
En la familia de Beltrán son panaderos desde 1981, año en el que abrieron su primera panadería en Xert (Castellón), llamada 'Pan y Pastas Beltrán'. Una década después se instalaron también en el antiguo mercado de Vinaròs y, en 1998, inauguraron su horno en el mismo pueblo. Laura Beltrán, hija de sus creadores, nos cuenta que tras la jubilación de sus padres, ahora son sus dos hermanos y ella quienes se encargan de todo. “Defendemos los procesos lentos, como antiguamente, y por eso todos nuestros panes son de masa madre”.
Desde hace un tiempo se llama 'Forn El Xusquet' y, tras estas cuatro décadas de historia, siguen con todos sus establecimientos, incluyendo su parada en el actual mercado de Vinaròs desde hace diez años. Allí, Pilar Adell nos muestra con orgullo su pan payés cocido, aunque la parte dulce también es su especialidad: en su vitrina podemos ver tradicionales pastissets de cabello de ángel, boniato o requesón, magdalenas o rollos de aguardiente, y mucha repostería con la almendra como ingrediente principal, como su coca celestial, el brazo de gitano o los tradicionales carquinyols. Cuando vayas, además de todo lo que se te antoje, llévate también la coca de sal o la coca de sucre, porque son una delicia.
En esta parada podrás comprar carnes y embutidos selectos como la llonganissa típica de Vinaròs y conocer la historia de amor de Cinta Segura, que tuvo lugar en el mercado hace varias décadas. Nos cuenta que lleva 41 años aquí, porque empezó a trabajar con 14 en una carnicería. Allí conoció a su marido y ahora tiene la suya propia, como negocio familiar con más de tres décadas de vida que ha ido evolucionando, ya que ahora también venden platos para llevar. Su hijo, David Beltrán, nos explica que son ellos mismos quienes elaboran todo el producto que venden: desde los típicos canelones de cocido hasta las carnes y pescados que cocinan a baja temperatura, como la paletilla de cordero, la carrillada de cerdo o el bacalao confitado. “También elaboramos 22 tipos de hamburguesas diferentes, croquetas o brochetas de adobos”.
Justo en el puesto de al lado, la hija de Cinta tiene una tienda de productos gourmet. Todo queda en casa. 'Beltran's selection' es el último recién llegado al Mercat de Vinaròs: María cogió el puesto en junio porque la anterior propietaria, Rosa Mari, se quería jubilar, aunque al final se ha quedado ayudándola. Venden queso fresco de Catí -un pueblo castellonense que tiene una quesería muy conocida en la zona- y de Pastor de Morella, queso tronchón de la Sierra del Espadán o queso servilleta; también se pueden encontrar quesos franceses, holandeses o belgas.
María nos cuenta que lo más vendido es el bacalao: "Se lo llevan mucho para hacerlo al horno, con tomate, guisado con patatas...". También tienen cocochas. Y, como producto local, su seña de identidad son las anchoas, boquerones o sardinas, que elaboran en la fábrica local Grupo Gil Comes.
Aquí solo encontrarás producto de proximidad. El padre de Óscar, el frutero, se llama Juan Luis Subirats y es agricultor. “Tenemos naranjos y mandarinos en Vinaròs y Sant Jordi; la verdura en Alcanar, ya en la provincia de Tarragona. Sin invernadero, cultivamos al sol”. Hace un par de años vendieron 23.000 kilos de naranja en una sola temporada: “Nos compran de Barcelona, Zaragoza, Navarra…”. También pertenece a una saga con tradición de mercado, ya que su abuelo tenía un puesto en su época.
Estas son solo algunas de las historias que esconde el Mercat de Vinaròs: aparte de ofrecer producto de proximidad y temporada. Las distintas paradas del mercado hablan del origen y la identidad de este rincón del Levante peninsular, ubicado justo donde se termina la Comudad Valenciana.