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Las panaderías libres de gluten están consagradas en cuerpo y alma a la elaboración de panes y dulces tan ricos, que hasta los no celíacos se rinden a sus pies. Como no solo del famosérrimo (e ideal) 'Celicioso' vive el celíaco, aquí van algunas otras direcciones 100 % gluten free muy a tener en cuenta.
El pasado enero, abrió sus puertas en Conde Duque esta pequeña panadería, especializada en la venta de pan fresco y artesano, sin gluten y sin lactosa. En su horno propio, elaboran distintas variedades de hogazas, panes de molde y de hamburguesa, panecillos con semillas, tomate seco o aceitunas, etc.
"Los hacemos con una mezcla de harinas y, en cada tipo, variamos la masa madre, que puede ser de arroz integral, mijo, trigo sarraceno o hasta de lentejas, una de nuestras novedades, porque siempre estamos innovando en este sentido", nos explica Fernando López, el encargado. Junto al pan, elaboran galletas saladas, cookies y muffins (atención a la de manzana y canela, esponjosa y buenísima). Además de vender a otras tiendas y restaurantes con su propia marca, se puede comprar online y sirven a toda España.
Entramos ahora en este otro espacio que dispone de zona de degustación para disfrutar in situ de sus elaboraciones. Ya sea para tomar en una de sus mesas o para llevar, en su nutrido mostrador expone toda suerte de panes y dulces, hechos cada día con harinas integrales y ecológicas en sus hornos vistos.
"Cuando abrimos, hace algo más de un año, nuestra idea era montar una panadería y pastelería sin gluten, pero de tipo tradicional, donde encontrar todo eso que suele apetecer en el día a día", comenta Fermín Sanz, el dueño. Y así es. Acompañando a uno de sus cafés de especialidad, puedes hincarle el diente a empanadas, bocatines o saladitos, así como a infinidad de tartas, bollitos o pasteles, entre los que no faltan clásicos básicos reposteros, como los cruasanes, las palmeras, los donuts…
La andadura de esta confitería-pastelería arranca en Gijón, donde abrió su primera tienda en 2001, para luego dar el salto a la capital, en la zona de Argüelles, hace cosa de un par de años. Aunque siempre tienen pan del día (generalmente, panecillos individuales) y algún que otro bocado salado recién salido del horno, la especialidad de la casa es el dulce.
"Concretamente, el chocolate, tanto negro, como con leche, pero de arroz", nos cuenta Lourdes Amieva, una de las propietarias de este negocio familiar. Y añade: "Al lanzarnos a fabricar sin gluten, ya decidimos tener en cuenta, además, otras intolerancias, así que también hacemos nuestros productos sin huevo, sin proteína de la leche y sin frutos secos". En sus obradores, elaboran deliciosos dulces, que van desde lenguas de gato, tabletas, cremas para untar o bombones de todo tipo, hasta galletas, tartaletas, carbayones o unos pequeños (e impresionantes) brownies.
Nos vamos ahora a Vallecas, donde se ubica este obrador del que salen cada día infinidad de productos aptos para celíacos. "Tenemos mucha variedad porque tratamos de normalizar la situación y que ellos tengan la posibilidad de comer aquí todas esas cosas ricas, como hacemos los demás", nos dice la dueña, Amelia Hernández.
Disponen de un montón de panes (baguettes, pulgas, pan alemán, de molde, de hamburguesa, rallado), pero también hay empanadas, pizza o lasaña, y dulces a tutiplén: pastas de té, galletas, palmeritas, mermeladas caseras de fruta de temporada, rosquillas, helados artesanos… ¡y hasta churros!, que puedes disfrutar allí mismo, en su zona para tomar, con su correspondiente chocolate a la taza. Sin lactosa, eso sí. Y esto porque "en nuestros productos cuidamos mucho todos los ingredientes, por aquello de intentar adaptarlos también a otras intolerancias", puntualiza Amelia.
La filosofía slow, tradicional y artesanal que quería darle a este espacio su creador, Sergio del Rey, cuadraba de maravilla con la de los mercados de toda la vida y por eso acabó montándolo en uno de ellos (el de Pacífico, en Conde de Casal). "Este es un espacio donde comprar tartas y panes frescos, bien elaborados y con buenas materias primas", nos explica.
Cuando lo creó, tres años atrás, la cosa iba más en la línea de la repostería (algo que sigue haciendo, en forma de tartas, magdalenas, galletas…), aunque, ante la creciente demanda de pan artesano sin gluten y sin lácteos, se puso manos a la obra y ahora es casi su punto fuerte. "Es de larga fermentación y está hecho con harinas ecológicas e integrales", subraya. Aparte de las variedades que hornea a diario, es posible adaptarlo a peticiones específicas, en función de otras alergias o intolerancias. ¡Ah! Y para el que quiera probar en casa, vende harinas eco y sin gluten.
La versión más cuqui de la pastelería para celíacos viene de la mano de este espacio, cercano a Plaza de Castilla, donde mandan los cupcakes, las galletas decoradas y las tartas de fondant personalizadas, con todas las formas, colores y dibujos que puedas imaginar (¡son una pasada!).
"Abrimos hace cinco años con la idea de elaborar cosas bonitas y deliciosas para todo el mundo", recalca Gabriela Marchesotti, su creadora, buena conocedora del tema. Este año, de hecho, ha impartido el curso Laboratorio Sin-Sin en la escuela de cocina Le Cordon Bleu, enfocado a la preparación de platos sin gluten, sin huevo y sin leche. En su tienda, diariamente, hace también panes integrales y con cereales, empanadas, quiches o bocaditos salados, así como otras creaciones dulces, tipo tiramisú, tarta red velvet, suizos, bizcochos o, en un guiño a sus orígenes argentinos, hasta ricos alfajores. Por supuesto, también gluten free.
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