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Cuenta Pierre Couturier, socio del chef Romain Lascarides en el restaurante 'Allégorie' (Madrid), que la salsa es un elemento “trasversal, que permite que los alimentos dialoguen. Solo ella puede reunir en una relación armónica dos productos aparentemente opuestos”, como son el rabo de toro y el maíz o los topinambos con el café y las avellanas. “Antes incluso de empezar mi formación en el mundo de la hostelería (en la Escuela de Lesdiguières de Grenoble), la salsa ya ocupaba una plaza preeminente en la cocina de mi casa y ha dado sentido a mi trayectoria. De hecho, comparte protagonismo a la hora de concebir mis platos junto a los elementos de carne, pescado o verdura que acompaña”, reconoce el joven cocinero francés.
Además, las salsas son el hilo conductor de las propuestas de los dos chefs con los que Lascarides trabajó durante años en Francia. “Tuve la enorme fortuna de poder estar bajo la batuta de Yannick Alleno las temporadas de invierno en el restaurante '1947' (3 estrellas Michelin), en la estación de esquí de Courchevel; y durante el verano ser el segundo de cocina de Arnaud Donckele en el triestrellado 'La Vague d’Or' de la glamourosa Saint-Tropez. Dos ambientes gastronómicos muy diferentes, pero con esa misma base tan vinculada con el mundo de las salsas”.
Lascarides aterrizó en Madrid a mediados de 2022 con el objetivo de montar un restaurante de cocina francesa moderna, huyendo de esos tópicos más recurrentes de la gastronomía gala y con el propósito de dar “otra imagen del recetario de mi país en el extranjero. Hoy todos estamos abiertos al mundo y tomamos prestadas influencias de productos, técnicas, aromas y sabores de diferentes rincones y las integramos”. Por eso la despensa española es la fuente de la que se nutre esencialmente y los guiños asiáticos salpican algunas de sus creaciones.
Fue en aquel primer 'Allégorie', muy cerca del metro de Bilbao donde se servía una carta francesa en un local con decoración de taberna andaluza, donde Lascarides y Couturier cruzaron sus caminos. “Vengo de una tradición familiar y una región, Lyon, donde siempre se ha comido muy bien. Además, me defiendo de manera muy honorable entre los fogones”, reconoce con media sonrisa Couturier. De hecho, él es el encargado de organizar los banquetes en los que anualmente se reúne la Unión de Franceses en el Extranjero de España y cada cierto tiempo disfruta de una buena mesa y un buen vino con un grupo de amigos que se hacen llamar los Bon Vivants. “En uno de esos encuentros es cuando conozco a Romain y le propongo trasladar 'Allégorie' a su actual ubicación”.
En noviembre de 2023, en pleno corazón del barrio de Chamberí, abren las puertas del nuevo 'Allégorie', que cuenta con un comedor espacioso, de decoración minimalista, inundado por la luminosidad que ofrecen los grandes ventanales y la elegancia de mesas de madera y mármol sin vestimenta de manteles. La carta principal (hay menú de mediodía de martes a viernes y menús de cenas) la componen 6 entrantes y 5 platos principales. A finales de marzo, cuando lo visitamos, la calabaza Butternut (o de invierno) cocida en papillote con fragancia de vainilla ha dejado paso a los espárragos verdes con yema confitada, caldo de la verdura, salsa de foie, colmenillas y yogur. Y los últimos topinambos de temporada, presentados en diferentes texturas con una acertada salsa que conjuga café y avellanas, serán sustituidos por las vieiras en crudo con una base de mayonesa de coquillas, una refrescante ensalada de manzana verde y coliflor, helado de trufa y aceite balsámico.
A Lascarides le gusta trabajar con las verduras y hortalizas ecológicas que cultivan los amigos Santiago y Juan en la finca familiar del primero en Aranjuez (Comunidad de Madrid). Los pescados y mariscos los compran en los cercanos mercados de Chamartín y Chamberí, el cerdo ibérico es de Guijuelo (Salamanca) y la ternera de la sierra de Gredos. Del otro lado de los Pirineos les llegan las ostras Geay Friandises, pequeñas y muy carnosas, que se crían en la isla de Oléron, los quesos y algunas aves. “Los patos con los que elaboramos el foie gras, presente en varias elaboraciones y protagonista en un entrante con chutney de chalotas y uvas, nacieron en Francia, pero se crían en el pequeño pueblo palentino de Villamartín de Campos (Granja Selectos de Castilla)”, explica el chef.
Cierran el apartado de los entrantes un salmón marinado a las finas hierbas con zanahorias glaseadas, dátiles y vinagreta de cítricos; y el sugerente plato bautizado como coquillages sol naciente, una selección de moluscos según le ofrece el mercado (varía entre mejillones, navajas, almejas, ostras, coquillas…) presentadas bajo un velo de dashi al mirin (un condimento a base de vino de arroz de toques dulces) y sake, pepino, nube de arroz y tejas de sésamo, quizá la propuesta con más guiños a la cocina asiática de la que se empapó el chef durante su estancia en Sídney (Australia). "Allí, en los restaurantes de alta cocina, apuestan por una versión muy tradicional, sin occidantalizar los intensos sabores, pues su clientela mayoritariamente son japoneses y chinos", recuerda Romain.
Entre los principales, uno de los fetiches del cocinero es el guiso de rabo de toro desmechado que acompaña con una salsa de maíz que lleva 12 horas de elaboración. “Le hacemos una extracción total de su esencia, que reducimos y a la que añadimos finalmente un poco de miso, que le da un sabor caramelizado”. Excelente partenaire para la carne, el foie gras y la ensalada de maíz con ajo, cebollino y nueces. El pollo amarillo de las Landas (de la granja Marie Hot) lo preparan a baja temperatura -técnica que utilizarán también en el apartado de pescados- para darle un remate crujiente en la plancha y presentar con una teja arlette (fino hojaldre) a base de patata y requesón, castañas braseadas, acelga y una salsa de la reducción de la propia ave y pesto de albahaca.
Completa la oferta de estos entrantes el risotto de carnaroli, la dorada con puré de brócoli ahumado, gel de limón y salsa de curry verde y el bacalao (a veces es merluza) poché y asado, sobre una base de coliflor asada, champiñones portobello, trufa de temporada, yema confitada y coronado con queso Comté. Precisamente los quesos franceses tienen su espacio propio en la oferta de 'Allégorie'. Para compartir -o disfrutar uno solo si le invade el espíritu del personaje de Remy en Ratatouille-, la alineación de los cinco quesos del país vecino la conforman un Saint-marcellin (pasta blanda de vaca y corteza fermentada); un Fourme d’Ambert (de leche de vaca cruda en pasta entreverada de verde, cuyo punto ideal lo alcanza a partir de su afinamiento en mayo y que es de los más antiguos de Francia); un Comté, quizá el más conocido por estas latitudes, con curación de 18 meses y que elaboran en las pequeñas queserías (fruitières) del departamento de Jura; un Trou du cru, de vaca pasteurizado, propio en la región de Borgoña y que presenta una corteza comestible anaranjada al ser lavado con aguardiente Marc de Bourgogne; y, por último, un Sainte-maure, un rulo de queso de cabra, atravesado por una paja y cubierto por ceniza, típico de Poitiers.
Para la parte más dulce, Romain cuenta con las dotes de su compatriota Victor Bergerot, al que conoció en Madrid y que le acompañó en la primera época de 'Allégorie'. “Al igual que con las salsas, hemos apostado por unos postres en una versión más aligerada. El comensal se va a encontrar con grandes clásicos de la repostería francesa, como el éclair, el Mont Blanc o la tarta de limón”, detalla el chef.
El Mont Blanc se presenta con arándanos, crema de castañas y chantilly; la tartaleta de manzana cuenta con una base de bizcocho de almendras, manzana caramelizada, gel de flor de verbena y helado de la propia fruta. Y aunque parezca una bomba, no resulta nada empalagoso el éclair (petisú) relleno de crema de vainilla y cubierto con pistacho y frambuesas, así como la tarta de limón invertida, con base de ganache de chocolate blanco, crema de limón, merengue, ralladura de lima y caviar de limón, muy refrescante para rematar la experiencia.
En cuanto a la bodega, de la que se encarga Pierre Couturier, conviven de manera armónica unas 70 referencias, entre francesas y españolas, en tintos, blancos, rosados, anaranjados y, por supuesto, espumosos, tanto del Penedés como de la Champagne. “La oferta es por copas o botellas y, por el momento, ninguno supera los 59 euros en carta. Combinamos clásicos de ambos lados y algunas sugerencias más sorprendentes y desconocidas, sobre todo de mi tierra, con pequeños productores y vinos naturales”, apunta Couturier que, si tuviera que inclinarse por alguna opción, nos recomienda alguno de los caldos de la región septentrional del Ródano, “por aquello de hacer patria chica”, donde son habituales las variedades de garnacha, syrah y monastrell. Santé!
ALLÉGORIE – Calle de Bretón de los Herreros, 39. Madrid. Tel: 912 539 261.