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No todo el mundo tiene la suerte de encontrar un buen bar en el que acabar el día. Y menos si la hora a la que acaba su día es bien entrada la madrugada. Quien ha tenido o sufrido horarios nocturnos, sabe la misión imposible que es encontrar a altas horas de la noche un lugar donde picar algo que no te desintegre el estómago.
Este tipo de local era el que echaba en falta Rafa Peña en Barcelona. El chef del 'Gresca' (2 Soles Guía Repsol) veía casi como una broma pesada lo de estar 12 horas en una cocina para alimentar a otros y no dar en toda la ciudad con alguien que te prepare la cena a ti cuando comienzas tu ocio. Así que Peña, Juanlu Pérez y Biel Gavaldà volvieron a formar equipo –en realidad el equipo ya estaba formado– y en diciembre del año pasado abrieron el 'Torpedo', un bar sin más pretensiones que ofrecer comida buena y pasárselo bien.
En el 'Torpedo' todo el producto es top. De hecho, es la misma materia prima que trabajan en 'Gresca'. Como a Peña no le gusta inventarse platos, "aquí no hay creación", dice el cocinero. Se trata de una carta compuesta de clásicos como patatas bravas, croquetas, ¡qué croquetas!, especialmente las de gambas, o tapas como el como el KFGuatlla, que parte del clásico pollo frito pero en versión codorniz. Sí, KF es por Kentucky Fried.
Esto para abrir boca. Los platos fuertes los compone una lista breve pero efectiva con bocadillos de albóndigas y albahaca, pastrami de lengua, callos, panceta teriyaki, sándwich de ensaladilla rusa y una hamburguesa que en pocos meses se ha convertido en la reina de las hamburguesas de la ciudad.
La hamburguesa del 'Torpedo' es, sin duda, la estrella de la carta. En un barrio como el Eixample, muy cerca del Hospital Clínico, no es difícil encontrar hamburguesas elaboradas y jugosas de un palmo de grosor, pero si la del 'Torpedo' triunfa no es por la cantidad sino por la búsqueda de la calidad.
"Creo que el secreto está en el pan, del 'Forn Sant Josep', con textura aérea, abriochado, dulce sin pasarse de dulzón; y la calidad de la carne, que es espectacular. Gastamos mucho dinero en carne gallega, madura, vieja. Y la diferencia está ahí, que la mayoría de las hamburguesas de la ciudad no tiene unas carnes tan buenas", dice el chef.
El secreto está en el pan, sí. Y en la carne, también. Pero algo tienen que decir los dos quesos bio (gouda y cheddar), el pepinillo, cebolla, la mayonesa con mostaza y el kétchup que le ponen. Y que los 140 gramos de carne no vengan en una pieza sino en dos también tiene la culpa del éxito.
Pero si probar esta hamburguesa es una obligación, pedirse el soft shell crab (bocadillo de cangrejo blando) debería estar recogido en la Constitución. El cangrejo está crujiente gracias al rebozado. El sabor es alegre, pero suave, por la salsa de guindilla, cacahuete y cilantro. Pero qué larga se hace la espera y qué corto tenerlo entre las manos.
Tanta comida no va a pasar sola. "Aquí está todo pensado. Y no queríamos poner cervezas industriales porque sea un bar de bocatas. Tenemos siempre dos cervezas de tirador, buscamos que tengan cierto frescor y sean ágiles para poder comer. Hay una artesana fija y otra que vamos cambiando si nos ofrecen cosas distintas y especiales para probar y jugar un poco". Con el vino tienen la misma filosofía. Ofrecen vinos naturales, buscados y ligeros para acompañar los bocadillos. "Dividimos un poco los cupos de 'Gresca' y los metemos en 'Torpedo'. No son vinos corpulentos, ni queseros", cuenta Peña.
Este bar, que abrió casi sin presupuesto, se ha ido levantando poco a poco. Para que fuera más barato lo pintaron todo de un mismo color, un verde intenso y llamativo que recuerda precisamente a un submarino. Las banquetas de escay rojo fueron incorporándose según podían comprarse. Hacen juego con los sofás vintage y los servilleteros de segunda mano que encontraron en mercadillos de antigüedades.
Y el rincón para el futbolín, que no falte. "Me he hecho un bar de los 80, que es cuando yo salía. Es de nuestro estilo, no hay concesiones a la generación actual. Incluso la música que ponemos es la que nosotros escuchábamos cuando estábamos de fiesta". Y pronto de esas paredes colgarán marcos viejunos con fotos que no pasarán desapercibidas. "Vamos a colgar las animaladas que nos gusten. Fotos rarísimas, fotos igual hasta polémicas. Ya lo veréis".
El 'Torpedo' nació porque es el lugar donde sus propietarios necesitaban ir. Ahora preguntamos a Rafa Peña qué es lo que necesita comer cuando va al 'Torpedo': "Me gusta mucho el sándwich de ensaladilla y el bocadillo de berenjena asada. Que dices '¿un bocadillo de berenjena?' Pues sí, y está buenísimo".