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Es muy difícil pasar por la puerta de este hotel y no fijarse en el gran oso con piel de cebra y aires elegantes con bombín que domina el hall. El diseñador Jaime Hayón condensó en este símbolo versionado una parte del espíritu de 'Garra Bar': una renovada y orgullosa identidad madrileña. La barra del joven hotel 'Barceló' de Plaza de España propone bocados y tragos de evidente aire madrileño.
La cocina lleva la firma del chef Rubén Vázquez. Su carta de tapas reúne platos clásicos del tapeo más castizo como la generosa ración de patatas bravas con el punto justo de picante y otros que suponen una evolución del clasicismo del bocadillo de calamares: en 'Garra Bar' lo que se reboza es bogavante. La berenjena en tacos, los socorridos boquerones con patatas chips o el soldadito de pavía son buenos compañeros de una caña o un buen cóctel.
Barras de bar y vermú son casi almas gemelas y en 'Garra' se utiliza en la elaboración de varios de los cócteles de su carta que firma Andrei Gherman. El Adonis se elabora a partir de la mezcla de manzanilla, angostura de naranja y vermú.
Y el Martínez une el vermú rojo con el licor marrasquino y la ginebra. En total, 30 tipos diferentes de combinados que incluyen opción vegana en los sour para la que se utiliza aguafaba, el agua de cocción de los garbanzos.
Este hotel cuenta también con un restaurante en la primera planta, una sala con una cristalera hipnótica en la que uno podría ver pasar las horas y la vida mientras contempla las vistas a la Plaza de España y la siempre sugerente Gran Vía.
En Madrid, dice Paco Patón, el mar sabe más a mar. Paco es el director de alimentación y bebidas del 'Hotel Urban' o, como le gusta decir, un camarero de vocación. La casualidad y la amistad que le une al chef Angel León explica que en la barra de este hotel se pueda comer el mar a bocados a través de una veintena de platos que llevan su firma.
Este cocinero, reconocido con los tres Soles Repsol, ha convertido en icónicos algunos de los productos con los que elabora sus creaciones. Así que en esta barra no podía faltar, por ejemplo, el plancton, una auténtica bocanada de sabor marítimo que se usa en propuestas como 'A qué sabe el océano': gelatina de agua de mar, berberechos y plancton servido en una pequeña lata de caviar.
Los camarones con mayonesa de kimchi, huevo frito y beicon es, en palabras de Patón, el plato que más gusta. La royal de erizos o el arroz con plancton, los de mayor personalidad y los más arriesgados. La comida no solo apela al sentido del gusto, en el 'Glass Bar' la vista es el primer contacto sensorial con algunas de las elaboraciones que se preparan en una llamativa barra de lapislázuli.
La carta de cócteles ofrece una muy sugerente variedad de combinaciones a partir de vinos de Jerez. Les llaman los cócteles del sur y tienen un innegable poder evocador. Manzanillas, olorosos, Pedro Ximenez y amontillados como base para esta coctelería en la que se puede encontrar un Martini jerezano con ginebra, manzanilla y yuzu; un bloody Sanlúcar con vodka y manzanilla; un Negroni del sur con oloroso, vermú blanco y rojo y Campari o un amontillado fresco con amaretto, zumo de limón, sirope de caña, clara de huevo y angostura. Paco Patón defiende con un discurso apasionado el uso de estos vinos en la coctelería como una forma de iniciar a la gente en un producto excelente pero de consumo menos extendido.
Madrileñismo elevado a su máxima potencia. En una de las calles con más personalidad de la ciudad, en uno de los edificios históricos de la zona y en una esquina muy vistosa, esta barra-bar del hotel 'Iberostar Las Letras' es, en esencia, Madrid desde los cristales pintados a mano por uno de los pocos artesanos que quedan en la ciudad hasta el vermú madrileño de grifo que se sirve en 'Gran Clavel'. Esta barra de hotel quiere ser un homenaje a la forma en la que esta ciudad come y bebe.
Por eso hay vermú (no solo madrileño), callos, bravas, calamares a la romana en bocadillo, queso de la Sierra de Guadarrama, pepito de ternera, buenas conservas y encurtidos comprados a 'Bombas, lagartos y cohetes', uno de los puestos más renombrados de Madrid en el mercado de Vallecas. Pero 'Clavel' también madruga y con él lo hace un público de la zona. Los desayunos, en los que no pueden faltar churros y porras, se sirven desde las ocho de la mañana.
La oferta se completa con otros dos espacios. Un bar de vinos que ofrece hasta un centenar de referencias entre las que abundan los vinos madrileños. Y una casa de comidas al estilo clásico con un menú de día y noche.
La carta de cócteles del hotel 'Only You' de la calle Barquillo es una lección de historia escrita en femenino. Tragos largos con nombre de mujeres pioneras y luchadoras. Como Nana Yaa, una mujer que lideró la lucha contra el colonialismo británico en Ghana. Su cóctel está elaborado a partir de ginebra, zumos de pomelo y lima, pimienta rosa, sal y azahar. O LiLi Elbe, la primera mujer que se sometió a una operación de resignación de sexo, que da nombre a otro trago de esta barra de hotel, una combinación de Martini blanco, licor de melocotón, zumo de lima, sirope de hibisco y tónica.
El hotel 'Only You' de Barquillo es uno de esos espacios bonitos, decorados con delicadeza, que merece la pena recorrer aunque sólo fuera para echar un vistazo a su salón de mapas o al luminoso salón de platos o para sentarse en el imponente chester junto a una de las tres barras del hotel: la antigua librería. Este bar, con ventanal a la calle Barquillo, es el primero que abrió.
Después llego la barra de Augusto Figueroa en la que, además de la coctelería, se sirven algunos platos que animan al tapeo mientras se bebe. El salmorejo vegano de mango, quinoa, tofu y pepino o el humos de calabaza y berenjena con miso destacan entre otros platos más reconocibles como las patatas bravas, las croquetas de jamón, ensaladilla rusa o fish and chips a la gaditana.
En esta barra casi huele a nuevo. 'Bastardo' es uno de los últimos hostels en llegar al centro de la ciudad (calle San Mateo, junto a la Plaza de Barceló) y con él, 'Limbo', un lugar en el que ocurren cosas. Una pequeña barra en un espacio amplio y luminoso de aspecto industrial, joven, desenfadado y ecléctico al más puro estilo hostel. Pero también un bar que desea ver pasar por sus mesas a los vecinos del barrio. A 'Limbo' se va a beber, a comer y a vivir experiencias.
A beber cualquiera de las referencias de cerveza que ofrecen, muchas internacionales y una marca propia: la Bastarda de estilo Pale Ale, con lúpulo canadiense y de notas florales. O a probar cualquiera de los alcoholes macerados: whisky con almendra tostada, vodka con manzana y jengibre o ginebra con cítricos. En la barra de 'Limbo' se puede abrir boca con un wrap elaborado con la especialidad de la casa, el pollo; con un socorrido guacamole con nachos o con unos ricos mejillones en conserva.
Pero a este bar se viene también a vivir la programación con la que 'Bastardo' quiere convertir este lugar en un polo cultural y lúdico: quedadas de swing y tango, electro verbenas los fines de semana, presentaciones de libros, recitales de poesía, sesiones de djs o intervenciones de jóvenes artistas que decoran los cristales que rodean el bar.
Y hay algo más que se puede hacer en este 'Limbo', que pertenece al grupo hostelero La Musa. Quedarse a comer y probar su pollo asado en un imponente horno convertido en el protagonista del restaurante. Un horno único, hecho a medida, en el que se asan con carbón y leña los pollos que previamente han macerado durante 12 horas con una mezcla de aceite, sal, pimentón, chipotle y pimienta. Todo para que quedarse en este 'Limbo' sea un buen plan.
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