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Como muchos jóvenes de las comarcas del Pallars, Abel Sánchez emprendió viaje a Barcelona para estudiar. Veía su futuro lejos de La Pobla de Segur (Lleida), ese rincón donde las piedras hablan y el agua perfila el paisaje, “aunque finalmente decidí regresar con la familia y emprender mi propio proyecto hace diez años”. Por su vinculación con el mundo del vino pensó en montar una bodega, pero antes quiso asesorarse y conocer cómo era la que tenía en marcha su vecino y amigo Raül Bobet en la vecina Talarn. “Fui a ver al mejor y se me quitaron las ganas de competir con él”, reconoce entre risas. Fue entonces cuando se animó, junto a su mujer Ana y su padre Eladio, a montar una cervecería artesanal.
“Somos unos enamorados de nuestro territorio, por eso las cervezas de Ctretze Pirineus tienen alma pallaresa. Cuando empezamos, hace una década, éramos muy pocos los productores de cervezas artesanas en Cataluña. Viajamos por varios países para ver cómo se elaboraban y desde el principio apostamos por unas recetas inspiradas en el Pallars, esta comarca pirenaica donde el agua pura es nuestro principal ingrediente diferenciador como producto de máxima calidad y territorio kilómetro cero”, asegura Abel.
De hecho, el nombre de la cervecería es un guiño a ese entorno. La carretera C-13, conocida como Eje del Pallars, es un nexo de unión entre territorios, que facilita las relaciones comerciales y culturales entre los municipios de esta zona de la provincia de Lleida. Y ese terroir es el que se percibe en cada una de las espumosas preparaciones de esta fábrica, que cuenta con un amplio espacio donde disfrutarlas, acompañarlas con una cocina bien trabajada y espectáculos culturales, como conciertos y exposiciones.
“Para todas las cervezas usamos ingredientes 100% naturales. Como elemento distintivo está nuestra agua de pozo del Pallars Jussá, algunos lúpulos son locales y las maltas las traemos de Inglaterra y Alemania. Contamos con seis fermentadores, donde las cervezas permanecen aproximadamente un mes, y una capacidad de producción de unos 100.000 litros al año. Hemos conseguido posicionarnos como líderes en el Pirineo, donde están nuestros principales clientes, aunque también vendemos en diferentes puntos de Cataluña”, explica Abel mientras nos enseña su pequeño obrador acristalado que ellos mismos diseñaron.
En Ctretze manejan diez cervezas fijas en carta y un par de “añadas” especiales o novedades, “como la Bourbon Barrel Aged, con doce meses de envejecimiento -24 con la que celebramos nuestro décimo aniversario- en barricas americanas donde se conservó durante 25 años whisky bourbon”. Además, fueron pioneros entre las microcervecerías en elaborar las tipo lager (de baja fermentación) y se han especializado en las recetas de las ale (alta fermentación). Entre las primeras nos encontramos la ligera, rubia cristalino y suave Fura; también la Brama, de estilo vienna lager, con tonos más cobrizos y cuerpo medio, “donde jugamos con los tuestes de la malta y predominan los aromas a cereal y caramelo, con un ligero dulzor natural”; y una de las últimas incorporaciones es la Sensata, nombre con la que han bautizado a una 'sin' pero con fermentación (0,7º).
En el terreno de las ales es donde Abel experimenta más con ese juego de combinación entre lúpulos y maltas. De menor a mayor graduación, están la Falles, una rubia de estilo blonde ale y ligero sabor con toques afrutados de 4,8º: “Un homenaje a nuestra fiesta local de antorchas del 17 de junio por la montaña de Santa Magdalena”. Les sigue, con 5,6 grados, la Mr Owl y la LAB4; la primera es una american pale ale, donde se hacen muy presentes esos aromas a frutas tropicales, mientras que la segunda es una “cerveza de laboratorio con bastante turbidez, densidad y amargor”. La Obaga es una cerveza tostada (estilo brown ale) de color caramelo con toque de madera, “que podemos definir con dos palabras: simplicidad y sutileza, además de ser la más premiada de nuestra casa”, presume el maestro cervecero.
La alineación titular se completa con la Solana (6,2º), con un abanico de sabores afrutados muy amplio, “que sorprende siendo una rubia ligera pero con alta fermentación”; y la Impala, de igual graduación y estilo IPA (indian pale ale), pero donde lo que predomina son los aromas de lúpulo, pues se elabora con una doble fermentación, denominada por los expertos como doble dry hopped: “Echamos en verde el lúpulo cuando la cerveza está ya hecha y, además, en dos ocasiones, lo que nos ofrece una combinación muy interesante entre amargor y dulzor”, explica Abel mientras catamos algunas de las referencias.
Una vez que dominaron las cervezas y posicionaron la marca, los tres socios coincidieron en que para maridarlas no se podían limitar a ofrecer perritos, hamburguesas y patatas fritas. “La cocina debía estar a la misma altura, con platos y tapas del territorio”, apuntan. Al comando de los fogones están Sara, Albert y el argentino Nahuel. En la carta desfilan carnicerías locales con ganado propio, como Bastús -con más de 70 años de historia-, Cal Tomàs, Casa Masover o Roia, cuyas carnes son protagonistas de las hamburguesas especiales, el steak tartar con toque de mostaza casera o las costillas de cerdo confitadas a baja temperatura con reducción de ratafía; los quesos de Tros de Sort, con su especialidad Tou dels Til·lers, elaborado con leche cruda de vaca; el cordero de raza xisqueta, cuyo corazón y pulmón sirven para elaborar el embutido autóctono girella, que aquí sirven dentro de unas gyozas; los huevos ecológicos con cecina y aceite de trufa negra; incluso wagyú “criado en los mismos Pirineos por unos jóvenes ganaderos” y con los que Nahuel prepara unas riquísimas empanadas argentinas condimentadas con miel de Cal Portalé, soja, especias y reducción de Pedro Ximénez, que merecen otra cerveza bien fresquita.
En las creaciones gastronómicas incluso la cerveza juega su rol. Es el caso de la última de las diez fijas, y con mayor graduación (10,5º): la Black Sheep, una negra de estilo imperial stout, con intenso aroma, cremosa en boca y amplia gama de sabores que nos recuerdan a regaliz o café. “La usamos para caramelizar cebolla, por ejemplo, o para nuestro postre estrella, el birramisú, la versión del clásico tiramisú del Ctretze”, detalla Nahuel.
Y para completar esta oferta de cervezas y platos, la propuesta de Abel, Ana y Eladio es la música en directo y la cultura, con exposiciones de artistas locales y presentaciones de libros. El amplio comedor está presidido por un escenario, bien armado con equipos profesionales de sonido y luces, donde bandas originales que están de gira por la zona pueden acercarse a La Pobla de Segur para deleitar a paisanos y visitantes con sus canciones, que seguro serán acompañadas por el público con una buena cerveza, con alma pallaresa, en la mano.
CERVECERÍA CTRETZE - Avinguda de l'Estació, 38. La Pobla de Segur (Lleida). Tel: 973 681 234.
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