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Las dietas vegetarianas o veganas requieren productos y una elaboración especial para sus clientes. Aún sorprendidos por el interés que suscitan, Héctor y Julia han llamado la atención de los gourmets de la ciudad. En 'Vegetas', su obrador de productos ecológicos del barrio de Benimaclet, han ideado un cuidadoso plan que bien pudiera sugerir ideas a los supermercados nacionales para evitar las aglomeraciones y los desabastecimientos. Abren solamente lunes, miércoles y viernes de 13.30 a 18.00 para evitar salidas a la calle, y cocinan dos platos cada día "con mucho fundamento nutricional", para así poder guardar uno para el día siguiente. Para ello el cliente tiene que reservar y asegurarse, antes de salir de casa, de que queden raciones disponibles.
Envían por WhatsApp o Telegram la oferta de su producción y el stock de productos a todo aquel que lo solicite en su número de teléfono, para agilizar –mediante estos encargos y reservas de productos ya pesados y envasados– su recogida. Usan guantes y mascarilla, además del resto de medidas higiénicas, solamente entra un cliente cada vez –su espacio es reducido– y el pago preferente es con tarjeta.
Sus platos para llevar son variados y apetitosos, sin componentes aditivos ni pasteurización: el pasado lunes, canelones de calabaza y guiso de albóndigas de cebada. Y además, tartas de frutas, helados, galletas artesanas, tofu, tempeh, seitán a la provenzal o barbacoa, embutidos, quesos y hamburguesas veganos. Para beber, leches vegetales, kefir, kombucha y fermentados. En su página de Facebook anuncian los dos platos del día para "los días de confinamiento".
Un restaurante típico, entre arrozales, en la carretera de Alfafar-El Saler, a nueve kilómetros de la ciudad de Valencia. El motivo por el que esta antigua granja, dedicada a la restauración desde 1991, cierra su sala y abre su cocina a quien lo solicite, nos lo cuenta su encargada, Helena Gálvez Baixauli: "Por un cliente que, teniendo el día de San José más que lleno, mantuvo la reserva de la paella para poder obsequiársela a su padre, el día de San José, si se la preparábamos para llevar". Un súper regalo del día del Padre para que pudiera disfrutarlo con los que están con él en casa.
Dadas las circunstancias, ella y su marido Rubén, el cocinero, no se desplazan del lugar de trabajo puesto que viven allí. "Así esta encerrona es menos triste. Los clientes, que son amigos, vienen a casa, no a un restaurante a comer". Eso sí, además de mantener las distancias y la profilaxis exigida, ofrecen su vino, postre, o lo que puedan servir de su carta. Pero no harían un arroz meloso porque, además de ser complicado de transportar el grano se pasaría de cocción y eso sería el mayor desastre culinario para un valenciano.
Muy cerca de la Ciudad de la Justicia, en la pequeña tasca 'Solo del mar' abren, hasta nueva orden, con un horario muy breve, de 12.00 a 15.00, y no en el servicio de hostelería que muchos conocen. Lo que empezó como una pescadería ha vuelto a sus orígenes y ofrecen el producto del mar de temporada que les ha dado fama. Garantizan, por supuesto y en todo momento, las medidas de seguridad, trazabilidad y preventivas indicadas por el gobierno, velando por el bienestar de sus empleados, clientes y el conjunto de la sociedad.
"Esperamos que esta pesadilla pase pronto", dice Máximo Martínez, con su cordialidad habitual, pero un poco ensombrecido por las difíciles circunstancias. Además de sus pescados salvajes, en su carta de productos figuran seis u ocho de sus referencias habituales, según mercado: marmitako de mero, ensalada de mariscos, sepia con mahonesa, salpicón, chirlas a la marinera, pulpo con patatas y muchas más.
Durante 15 años, 'La Chaine' ha venido distribuyendo productos alimentarios de alta calidad a hoteles, restaurantes y caterings de Valencia. Su nave situada cerca de la Ciudad Fallera está acondicionada para el almacenamiento diferenciado. La situación de la empresa ha sido bastante buena hasta ahora "pero ha habido que reinventarse", dice Luis, socio junto a Pau en esta distribuidora selecta que cruza por un momento excepcional.
"Antes solo servíamos a hostelería, pero contribuimos al #yomequedoencasa lanzando en oferta productos gourmet que los restaurantes no pueden ofrecer en sus cartas. Estamos como volviendo a empezar de nuevo", explica. "Por ahora solo hacemos reparto de lo que vendemos en promoción en fin de semana". Su catálogo de productos frescos, artesanos o enlatados, es todo un sueño, y ahora a precios especiales: pato de las Landas, comida asiática, sudamericana, pastas, setas, carnes ibéricas, quesos, helados artesanos, coulis de frutas naturales y un sinfín más. Su horario también es restringido, de 7.30 a 11.00 h.
Juanra Aparisi empezó junto a clásicos nuevos cocineros como Adrià o Arzak, y ha seguido la línea de Dacosta o Camarena, defendiendo la cocina valenciana en una casa de comidas nada convencional. Hace dos años y medio vendieron el restaurante físico y ahora se dedican a hacer comida por encargo para los clientes. "Esto hace que vayamos dos puntos delante del resto", comenta, "pero tenemos que adaptarnos a la nueva situación, como todos".
Es uno de los pocos restaurantes de su categoría que se han decidido a abrir en estos días en los que hasta los locales de comida rápida han suspendido su servicio. En su local del céntrico y elegante barrio de La Xerea elaboran más de 16 recetas distintas a un precio único en las que reinan los productos de la tierra como las alcachofas de Meliana, las patatas de Campanar, las naranjas de Sueca y los arroces. "¿Nuestro producto más solicitado? El arroz en calabaza", un arroz tradicional de Castellón que se cuece dentro de ese mismo fruto.
Los mercados de Valencia han cerrado sus cafeterías y los bares cercanos ya no abren sus puertas. Para aguantar el madrugón de ir a Mercavalencia temprano, los vendedores se tienen que proveer de su propio termo de café o inventar turnos para hacerlo. Algunos dueños de restaurantes, como José Gloria, del restaurante mexicano 'La Llorona', ha regalado su comida a Cáritas para que no se estropee; María José Martínez, de 'Lienzo' (1 Sol Guía Repsol), la repartió entre sus empleados; casi todos los establecimientos, desde proveedores a restauradores, han hecho lo mismo mientras intentaban evitar las multas por intentar llegar al trabajo montados más de dos en un vehículo, porque como se acuestan muy temprano no llegan a enterarse de los últimos avisos. En este panorama de cambios y dificultades es por donde se mueve estos días el mundo de la hostelería, uno de los motores de esta ciudad a la que la gente viene a comer y a disfrutar.