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Mucha gente piensa que ser vegano es una moda, una tendencia -presumiblemente pasajera- que ha colado entre millennials y modernos. No. El veganismo no consiste sólo en no comer carne, sino que implica no utilizar ni consumir productos obtenidos con la explotación de otros seres vivos. Básicamente es una cuestión de respeto. Los animales no hablan, pero sí sienten y padecen. En esta base se fundamenta el Día Mundial del Veganismo.
Según el informe The Green Revolution de la consultora Lantern, realizado en 2019, casi un 10 % de la población española se considera veggie con tres corrientes importantes: vegetarianos, cuya dieta está basada en frutas y vegetales, aunque consumen productos derivados de los animales como leche, miel y huevos; flexitarianos, que toman carne o pescado de forma esporádica, y veganos. Dentro de este grupo, según el estudio, únicamente se considera vegano el 0,2 % de los adultos españoles. Esta minoría, sin embargo, es muy activa y adopta rápidamente los nuevos productos apropiados a su dieta que salen al mercado y ejerce, además, un papel divulgativo nada desdeñable.
Además, el veganismo no solo se da en los núcleos urbanos más importantes, ejemplo de ello es 'Vegana', la primera feria especializada en el sector, que se celebró en Vigo los días 23 y 24 de octubre de 2021. “La zona se está convirtiendo cada vez más vegfriendly”, asegura Tamara Alonso, una de las organizadoras y fundadora de la firma de ropa ética y sostenible Slowcracy. “Han abierto restaurantes, pastelería, supermercado… el veganismo está creciendo en todas partes”.
La feria está dirigida al público en general. “La gente tiene la idea de que el veganismo es algo sectario y no es así”, puntualiza Tamara. “Sabemos lo complicado que es tomar la decisión de hacerse vegano por lo que no queríamos plantearlo de una manera dura. Hemos querido ofrecer las múltiples y diversas opciones que hay no sólo a la hora de reducir el consumo de productos de origen animal, sino también en cómo tener un consumo más responsable y respetuoso con el medio ambiente”, describe la organizadora.
El programa de la muestra incluyó actividades para niños y showcookings de importantes influencers -como, por ejemplo, Bebidas vegetales y aprovechamiento, por Irene Pérez de Come, Vive, Viaja; Recetas de siempre con guisante texturizado, por el chef, profesor de cocina vegana y coautor de Nutrición Esencial, Iván Iglesias, y Guisos de otoño veganos, por Heidy Zapata-.
Entre los stands participantes hubo una importante selección de productos alimentarios como algas, quesos veganos, chorizo de calabaza o chocolates, entre otras muchas apetecibles viandas. La salón gallego nace con la pretensión de convertirse en cita anual cada primavera, por lo que habrá que estar pendientes a sucesivas convocatorias.
La cosmética es otra sección donde el veganismo está adquiriendo más y más protagonismo, sobre todo por la conciencia social. El consumidor demanda cremas hidratantes o pintalabios -la famosa cochinilla machacada para conseguir el intenso rojo- que no contengan ingredientes de origen animal y que no hayan sido testados en animales. Están surgiendo en el mercado pequeñas firmas de origen español, como Nasei o Matarrania, centradas en la fabricación de este tipo de productos y que además utilizan especies vegetales de origen local. Mención especial merece Freshly Cosmetics, con boutiques en Barcelona (Portaferrissa, 34), Valencia (Colón, 58) y Madrid (Fuencarral, 46), donde se puede encontrar desde tratamientos faciales hasta champú para mascotas.
Muchos dueños de perros y gatos quieren que sus animales de compañía tengan también una vida vegana, por lo que existen piensos, galletas o suplementos alimenticios formulados por veterinarios y desarrollados a base de proteínas vegetales. En la tienda de Veggie Room (San Vicente Ferrer, 19), en el madrileño barrio de Malasaña, se pueden encontrar muchos manjares para mascotas, pero también todo tipo de sucedáneos de productos animales para la alimentación humana como embutidos, quesos, salchichas, albóndigas, beicon, e incluso paté de morcilla o atún vegetal.
Cuentan con bibliografía de temática vegana, dulces, leches vegetales, salsas, complementos nutricionales y muchas opciones veganas para celíacos. Muy cerca de Veggie Room se encuentra Compasión (Espíritu Santo, 4), considerada la primera carnicería vegana, donde el bistec o el entrecot está elaborado a base de vegetales como el seitán -un preparado a base de gluten de trigo que tiene un gran aporte proteico-. Además, hay platos como albóndigas de lentejas, nuggets de tofu o brochetas de yuba, también conocida como piel de soja o nata de soja.
Ya se puede tener una despensa vegana al cien por cien, pero… ¿Qué pasa con la ropa y los zapatos? ¿Y los muebles? En cuanto a estos últimos, nada que contenga plumas, lana, seda o cuero es apto para crear un hogar veganizado. Menos mal que los fabricantes están cambiando los pegamentos de origen animal por los sintéticos, pero aún queda mucho camino por recorrer en este campo. En cuestión de indumentaria, ese camino se está recorriendo a pasos agigantados.
Al igual que está pasando con la cosmética, en España están surgiendo pequeñas firmas de ropa, calzado y accesorios que están cambiando el modo de vestir y de concebir la moda. Una de ellas es Clotsy, un proyecto creado en Valencia por Ángela Gómez y Alfonso Saura, dos ingenieros de telecomunicaciones preocupados por el planeta y apasionados de la moda que, un buen día, decidieron emprender esta empresa dedicada a los básicos, atemporales y urbanos.
“Para nosotros es esencial que las prendas puedan utilizarse varias temporadas, sostenible no solo implica que no perjudique al planeta a la hora de producir, si no que, además, las prendas duren más tiempo. Tampoco podemos dejar de lado las tendencias, ya que al final tampoco nos comprarían”, comenta Ángela. “Tenemos ese doble trabajo de ofrecer moda duradera con un toque de diseño”.
En Clotsy son muy exigentes con los tejidos que utilizan y, aunque trabajan con algodón y plástico reciclado, también utilizan otras fibras como algodón orgánico y lino. “Ahora estamos planteando nuevas líneas de productos a base de nylon reciclado”, comenta la diseñadora. “También hemos encontrado polipieles recicladas, pero somos muy exigentes con la calidad y la durabilidad, por lo que no sirven todas”.
Ropa de mujer y hombre (camisetas, sudaderas, camisas, pantalones, calcetines…). Incluso una bolsa para usar en la lavadora que atrapa los microplásticos que pueden acabar en los océanos y, por consiguiente, en la cadena alimenticia de muchos pescados y mariscos. “Las fibras que contienen PET pueden perjudicar al ecosistema marino. Al lavar dichas prendas, pueden desprenderse más de 700.000 microfibras por lavado, por lo que con la bolsa de lavado puedes evitar que eso ocurra y, además, reciclar esas fibras”. Sin duda, ser vegano se está poniendo cada vez más fácil.