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¿Sabías que la fideuá nació en Gandía? Cuentan que fue en alta mar, en una de las barcas de arrastre que salían a faenar desde el Grau de Gandía, llamada la Santa Isabel, donde surgió este plato por primera vez. El cocinero quiso hacer una paella de marisco con gambas, cigalas o rape, y utilizando, por supuesto, la morralla para hacer un caldo. Pero entonces sucedió algo que lo cambió todo: se dio cuenta de que no quedaba arroz… pero sí fideos de espaguetis. Fue cuando decidió trocearlo para emplearlo como si fuera arroz.
Desde aquella serendipia marinera, la fideuá es el plato estrella de Gandía, donde desde 1974, incluso, tiene su propio Concurso de Fideuá de Gandía, que ha conseguido que esta receta traspase fronteras y sea conocida también a nivel internacional. Son muchísimos los restaurantes que sirven fideuá, pero nosotros te recomendamos uno de ellos… y otros tantos lugares donde comer muy bien en la localidad valenciana, que tiene mucho que ofrecer más allá de ser un archiconocido destino turístico de sol y playa.
Este restaurante familiar está situado en el barrio de Venecia, en el Grao de Gandía. Lo abrió en 2007 Javier Pallarés Gregori, que descubrió la cocina típica valenciana gracias a su madre, Bienvenida Gregori Bañuls. Ahora es la segunda generación, los hermanos Javier y Guillermo Pallarés, la que continúa con la tradición: son especialistas en arroces y fideuás.
“Las hacemos como nos enseñó nuestra abuela. La clave es hacer un buen caldo de pescado y utilizar buenos productos de la lonja de Gandía, a la que vamos todas las semanas. También es importante saber darle el punto al fideo, para que no se pase”. Su fideuá lleva gamba, calamar y mollitas de pescadilla. Un consejo: reserva mesa en su terraza… ¡y disfruta!
Este negocio, también familiar, es un local histórico: fue en 1929 cuando nació el germen de lo que hoy es ‘Casa Sanchís’, el Dispensario de Aceites y Vinagres de Constantino Navarro, el tío bisabuelo del actual propietario, Félix Navarro. Tres años después se convirtió en un bar: ‘Casa Tino’, que comenzó a acompañar los vinos con figatell, capellà o croquetas de bacalao, y que luego se llamó ‘Cervecería Navarro’, donde se tomaba la cazalla matutina o el vermú del mediodía.
Desde 1964 comenzó a llamarse ‘Casa Sanchís’, ya en manos de Francisco y Regina. En 2004 llegó Salva Sanchís, que se hizo cargo del negocio familiar dándole un nuevo enfoque: con una terraza en la calle Forn y apostando por la cocina tradicional valenciana. Cuando Salva se retira, lo hereda su hijo Félix, que cuando vayas encontrarás tras la barra.
Pide ensaladilla rusa -llevan elaborándola más de 50 años con la misma receta-, espencat amb capellanet, sang amb ceba i pebrella, sus cocas de dacsa -cocas de maíz, uno de los platos típicos más antiguos de la zona- de gamba amb bleda (acelga) o de atún con tomate y huevo, sus mandonguilles (una especie de albóndigas) de abadejo, como las hacía la abuela Regina, o las de carne con salsa de almendra. ¡Y no te pierdas su figatell! Con forma de hamburguesa, es una receta tradicional de la comarca de La Sagor que lleva tocino magro e hígado de cerdo.
En primera línea del paseo marítimo encontramos este restaurante que debe su nombre a que al primer propietario le gustaba mucho la ópera. Como entrantes y para descubrir la cocina local, puedes pedir el espencat y la mojama, los buñuelos de bacalao o su fritura de calamares, chopitos y pescadito.
Como principales, y sobre todo a mediodía, sus arroces o fideuá (la gandiense, la de bogavante, la de pato, setas y foie…) o sus guisos marineros, como el all i pebre de rape y gambas. A diario ofrecen menú del día tanto en el almuerzo como por la noche.
En nuestra ruta inspirada en los Borgia no puede faltar una parada muy dulce, ya que la familia se instaló en Gandía precisamente por la caña de azúcar: era uno de los principales territorios productores de azúcar de Europa. Tanto es así que a Gandía se le conocía como “el ducado del azúcar”.
Por eso, en nuestro itinerario, vamos a reponer fuerzas en la ‘Pastelería Raúl’, ya que sus productos estrella están vinculados a la familia Borgia: son la trenza borgiana y la borgeta, y nacieron con motivo del quinto centenario de la poderosa saga. Su base era un dulce típico de Pascua, pero desde entonces las elaboran de manera artesanal todos los días del año. La masa de harina, huevos, aceite y levadura va rellena de cabello de ángel y nueces y, por encima, lleva una mezcla de almendra, huevos y limón rallado con la que recubren toda la trenza.
Raúl Llopis es la cuarta generación y su hijo es la quinta: fue su bisabuelo Toni quien comenzó con el negocio familiar allá por 1882 en el mismo local en el que se encuentra ahora la ‘Pastelería Raúl’, que pronto comenzará a vender ambos productos inspirados en los Borgia online a través de su web y a toda España, ya que aguantan perfectamente hasta 15 días y no necesitan conservarse en la nevera.
Allí también podrás probar otro de los dulces más populares de Gandía: la delicà, que ellos elaboran con la base del tradicional pan quemado valenciano, pero que rellenan con naranja, pasas, almendras y nueces. En Navidad también elaboran Casca de Reis (un dulce de mazapán), roscón de Reyes y panettone.
Esta vinoteca es también un concurrido restaurante que ofrece un competitivo menú del día en el que tienen cabida los productos que compran directamente en la lonja del Grao de Gandía en platos como su arroz caldoso de pescado. Prueba también su ensalada Mullaora con tomate del Perelló, capellán, asadillo de verduras y vinagreta de aceite Finca la Micola (de la variedad alfafarenca), la coca de embutido de Ontinyent o la ensaladilla marinera con pescadilla de lonja. Los vinos locales, en los que son expertos, rematan la experiencia.
Dormimos en el ‘RH Bayren Hotel & Spa’. En primera línea de playa encontramos este moderno hotel frente al Mediterráneo, porque es el lugar perfecto para reponer fuerzas tras nuestra jornada de ruta histórica tras los pasos de los Borgia.
Aquí podrás relajarte en su área de spa, donde te espera una piscina de flotación, una sauna finlandesa, un baño de vapor, una ducha escocesa, una piscina climatizada, camas de burbujas con hidromasaje, jacuzzi y un área de relax con hamacas. También puedes reservar alguno de sus tratamientos de belleza y masajes, o divertirte en su animado pool-bar. En verano, además, en su azotea encontrarás su terraza Moon Lounge para disfrutar de música y cócteles.
Su completísimo desayuno, estilo buffet y con cocina en vivo, se sirve en el restaurante ‘Mare Nostrum’. Y para bajar los excesos te espera su gimnasio, con clases programadas con monitores deportivos.
El plato estrella de Xàtiva es el arroz al horno, por lo que sí o sí tienes que catarlo. Pero aparte de este manjar cocinado y servido en cazuela de barro, hay muchos lugares esperándote para mostrarte la gastronomía típica de la comarca de La Costera. Xàtiva es su capital y uno de los pueblos más bonitos de Valencia, que también tiene mucho interior por descubrir.
Antes de comer, y en el camino de subida al castillo, puedes hacer una parada técnica en esta bellísima terraza rodeada de naturaleza y que ofrece una panorámica inigualable para tomar el aperitivo.
En la entrada del castillo encontrarás este acogedor restaurante con una amplia terraza en el que sirven apetecibles almuerzos o tapas, pero también comidas a la carta o de menú, donde siempre está presente el arroz al horno. El resto de sus arroces van cambiando cada quincena en función del producto.
Francisco Perucho, que se formó en Cheste, pero es de Xàtiva, es quien está tras los fogones de este restaurante. Suya es la creatividad que se percibe en platos como sus alcachofas con remolacha, salsa de queso y ajitos tiernos confitados o el esgarraet, al que le han dado una vuelta y lo emplatan de manera vistosa, con queso feta, caramelo del jugo de asar los pimientos y torta de Aranda de Duero.
La influencia que tuvieron los moriscos en la zona se percibe en sus postres: como la almoixàvena, que ellos la elaboran con manteca de cerdo. O el arnadí, que lleva calabaza o boniato blanco, almendra molida, azúcar, ralladura de limón y canela.
Cocina de mercado y temporada de base mediterránea: eso es ‘El Túnel’, el proyecto de Rubén López y su mujer, Iliana, desde hace una década. “En función de lo que dé la huerta, hacemos los menús”. Es lo que triunfa: a mediodía, de lunes a viernes, tienen varios, de 14 a 18 euros en función del número de entrantes elegidos.
Los fines de semana, 20 y 22 euros. En su carta podrás encontrar entrantes muy creativos, platos muy tradicionales, como el arroz al horno, y postres originalisimos, que van cambiando con frecuencia. Su terraza es un pequeño oasis en el casco antiguo de Xàtiva.
Este paraíso para los -muy- golosos data de 1926. Allí podrás probar sus dulces típicos, que están elaborados con mazapán: unos llevan yema y otros calabazate. O sus yemas y nueces al fondant, que se venden todo el año, pero sobre todo en Navidad. También tienen turrones artesanos. Puedes ir a desayunar o a merendar, ya que tienen cafetería en la propia pastelería.
Es difícil recomendar solo un par de restaurantes en la ciudad de Valencia, teniendo en cuenta el amplio abanico de lugares que ofrece la capital del Turia. Te diríamos que comas una paella en ‘Casa Carmela’ (Recomendado por Guía Repsol), que reserves -y te emociones- en ‘La Salita’ (2 Soles Guía Repsol) y en ‘L’Hort al Nu’ de la cocinera Begoña Rodrigo, o que te adentres en varios hoteles que, desde el punto de vista gastronómico, merecen también una visita.
La multiculturalidad de Valencia se plasma también en sitios como ‘Kaido’ (1 Sol Guía Repsol), ‘Paraíso Travel’ (Recomendado por Guía Repsol) o ‘Fierro’ (Recomendado por Guía Repsol), de los argentinos Carito Lourenço y Germán Carrizo. Y cuando vayas a Ruzafa, que te empapes del resto de lugares únicos que nos ofrece este barrio en efervescencia. Aviso para navegantes: en Valencia te costará elegir y la lista de pendientes solo irá en aumento cada vez que vayas, así que te recomendamos una coctelería y un hotel para dormir. El resto lo dejamos en tus manos.
La sofisticada coctelería del ‘Palacio Vallier’ es un deleite para los sentidos y el lugar idóneo para poner el broche de oro a nuestro itinerario artístico y cultural tras los pasos de los Borgia por Valencia. Lo hemos elegido por su ubicación, en un antiguo palacete delsiglo XIX que esconde mucha historia.
Allí pide a Manuel, uno de sus bartenders, que te prepare uno de sus cócteles rodeado de piezas de diseño de Lladró, marca que también firma la cristalería. Uno de ellos es Madame Dos Rombos, que en nuestra imaginación es un homenaje a Lucrecia de Borja. Lleva ginebra Martin Miller, Italicus -un licor de bergamota italiano-, lima, pimienta blanca, sirope de lemongrass y clara de huevo. Lo agita primero sin hielo, de forma lenta y larga. El segundo shake, ya con hielo, es más enérgico.
La oferta hotelera de Valencia también es inmensa -y cada vez más-, pero nosotros elegimos este elegante hotel porque tiene mucha historia: en 1936, durante la II República, fue sede del Patronato de Cultura, presidido por Antonio Machado, y del Ministerio de Instrucción Pública. Todos estos edificios valencianos, antes palacios que pertenecían a la burguesía y a la nobleza, fueron expropiados y empleados para temas culturales.
Aquí, por ejemplo, fue donde durmieron la mayoría de los asistentes al II Congreso Internacional de Escritores que tuvo lugar en Valencia, al que asistieron intelectuales de la época como Miguel Hernández, Pablo Neruda o personajes de la literatura francesa. Como nos cuenta nuestro guía y cicerone, Gabriel Benavides Escrivá, de Turiart, la Calle de la Paz, donde se ubica el ‘Hotel Vincci Palace’, fue un lugar cultural de primera magnitud en aquella época, donde se encontraban el ‘Café El Siglo’ y el ‘Ideal Room’, en los que hacían tertulias.
El ‘Vincci Palace’ está en pleno casco histórico, muy cerca de la catedral y de la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, de la Plaza Porta de la Mar y del Paseo de la Ciudadela. Ubicado en un palacete histórico, fue completamente rehabilitado pero conserva su esencia, que se percibe en su regia fachada o en sus espectaculares balconadas. Sus habitaciones te sorprenderán por su estética minimalista pero cálida; moderna pero acogedora.
En su planta baja, podrás disfrutar de su bar-cafetería decorada en tonos mediterráneos. Allí se sirve su desayuno, de estilo buffet. Y aquí se termina nuestra ruta inspirada en los Borgia por la Comunitat Valenciana, en la que hemos recorrido lugares singulares, edificios históricos y rincones con encanto que nos han teletransportado a otra época.
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