Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
Los italianos afincados en el norte de Madrid no albergan ninguna duda: 'Solonaturale' es la mejor heladería de la zona. La receta de su éxito: mantener una cuidada elaboración artesanal basada en la tradición italiana, utilizar ingredientes frescos y ni rastro de conservantes ni de colorantes. Por eso se preparan cada día y se consumen siempre dentro de las 24 o, como mucho, 48 horas desde su producción.
En esta tarde de primeros de mayo, el goteo de clientes es constante, no hay ninguna mesa libre ni dentro del local ni en la terraza. Mientras guardamos la cola para pedir, tenemos un ojo pendiente de si alguien se levanta y otro tratando de decidirse entre los sabores. Al preguntar a la dependienta que nos atiende por el secreto del éxito de esta heladería, gira su cabeza hacia la derecha: “Mira allí”, dice señalando un cristal tras el que se ve a una mujer con gorro blanco y negro trajinar con recipientes en el obrador.
“Todo lo que vendemos se elabora ahí, todo artesanal, todo a la vista, todo bueno”. Y sentencia: “Si no fueran buenos helados, no llevaríamos abiertos 15 años. ¿Te pongo entonces el de pistacho?”. Mientras nos sirven una bola de pistacho nos explica que sus helados tienen menos azúcar y, lo cierto, es que se nota en el paladar. Son sabores pocos dulzones, que no empalagan, que le ceden el protagonismo al sabor del producto principal.
La iniciativa de esta heladería partió de las hermanas Giuliana y Paola Panzani. Su abuelo comenzó a elaborar helado en el Milán de 1935. Y ellas, en su afán por traer la mejor tradición heladera a España, se aventuraron en 2009 a desarrollar en nuestro país la franquicia de 'La Romana', y de hecho, éste fue el primer local de esta celebrada firma en nuestro país. Hoy despachan bajo su propia marca, 'Solonaturale', y el negocio va viento en popa.
Al frente está Giuliana, que capitanea a un equipo de seis personas; siete en verano. Giuliana es risueña y precisa en sus explicaciones cuando nos habla de la esencia de su negocio: “Hemos desarrollado recetas propias, probando y ajustando los ingredientes, solo usamos fruta de verdad, nada de fruta deshidratada, en polvo o con algún tipo de conservantes. Por ejemplo, nuestro helado de fresa lleva un 40% de fresa. Fresa fresa”, recalca.
En la puerta del local, un cartel ya avisa: “Es impresionante lo que puedes lograr con solo fruta fresca”. Fresca y de temporada, por eso la carta va variando. Ahora en el mostrador que agrupa los sabores de fruta vemos fresa, coco, mango, limón, maracuyá… Y se ha colado el de mojito, que está disponible en verano, pero solo los fines de semana. “Es mojito de verdad, lleva ron, por eso nos parece más apropiado para el fin de semana”, se ríe Giuliana. Y como va apretando ya el calor, el celebrado helado de sandía debe estar al caer.
Los que no son de frutas también varían a lo largo del año, como el de tiramisú, caramelo con mantequilla salada, yogur natural, tarta de queso, pistacho, leche merengada o el delicioso biscotto de la nonna. Mención aparte merece el de chocolate negro, con el que han alcanzado una cremosidad digna de hacerle la ola.
Giuliana nos explica que son helados más ligeros porque mientras que los industriales suelen tener entre un 25 y un 30% de grasa, los suyos solo llevan la propia de la leche y la nata fresca con la que se elaboran, por eso están en torno al 8%. Algunos, como el de pistacho o el de avellana, apenas tienen un 4%. Ningún ingrediente ni proveedor se elige al azar en esta heladería. La leche, por ejemplo, es leche fresca de la Sierra de Madrid. “Importa mucho que la leche sea buena. A nosotros nos la sirven dos veces a la semana desde Colmenar, y la usamos para los helados, pero también para los cafés, los batidos o la repostería… Una buena leche fresca marca la diferencia”.
El local es acogedor y luminoso. En sus paredes cuelgan fotos en blanco y negro con escenas costumbristas de la Italia de los cincuenta en las que heladeros ambulantes pedalean en sus carritos por calles salpicadas de Vespas y Lambrettas. “De la decoración se encargó mi hermana Paola. Nos hubiera encantado poner fotos de la heladería de mi abuelo, pero todas se perdieron en la guerra”.
Giuliana nos cuenta que despachan una media de 150 kilos de helado al día. Abren durante todo el año y además de los helados, de su obrador salen también bizcochos, galletas, tartas o crostata. En invierno, también crepes. Por supuesto, se sirve café. En este lugar no podía faltar un buen espresso italiano. “Algunos clientes habituales no vienen por el helado, vienen por el café”, asegura Giuliana mientras sirve un cremoso Freddo.
El favor popular de este sitio tiene mucho que ver también con sus precios, bastante ajustados para la calidad que ofrecen. Una tarrina pequeña, 3 euros. La de 600 gramos, 12. No hay excusa para no probarlos. Además, cuentan con opciones veganas, sin gluten y sin lactosa. Sin azúcar, no. “No tenemos helados sin azúcar. Para elaborarlos hay que incluir otros químicos que nos nivelen la textura y preferimos no hacerlo”.
Y por fin, en un momento de nuestra entrevista, Giuliana nos resume la receta de su éxito: “Buen producto. Buena mano. Mucho amor”. Ahora se entiende por qué el veredicto de los pueblos de alrededor es unánime e incontestable: 'Solonaturale' es la mejor heladería de la zona. Non ci piove (Y punto).
'SOLONATURE'. Av. Olímpica, 26, 8. Alcobendas, Madrid. Teléfono: 916 61 79 07