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Con estos calores, lo que pide el cuerpo son cosas fresquitas y apetecibles, o sea… ¡he-la-do! Y dado que cada vez hay más personas que –por motivos éticos o por intolerancias alimentarias– buscan las versiones libres de ingredientes de origen animal, cada vez existen también más heladerías que disponen de opciones para ellas. Tanto en lo que se refiere a los sabores, como a los correspondientes cucuruchos, claro está. Aquí tienes algunas de las de la capital donde, vayas el día que vayas, siempre encontrarás diversas alternativas veganas entre las que elegir.
Lo de esta heladería de Chueca es el "helado tradicional italiano, sin conservantes ni colorantes, que hacemos nosotros aquí, en nuestro obrador", explica Luca Burdisso, su dueño. Además de los sabores de fruta fresca (ojo a los tropicales: lúcuma, guanábana, guayaba, etc.), tienen otros, como caramelo, pistacho-almendra, chocolate extranegro o vainilla, elaborados, asimismo, sin ingredientes de origen animal.
"Para estos usamos, fundamentalmente, leches de soja, almendra o coco, que son las que utilizamos también para los batidos", añade. Su otra especialidad es la "granita siciliana", un granizado ligero y cremoso, que hacen con zumo natural de fruta (sandía, melón, limón…) o con café. ¡Ah! Y si quieres ir un puntito más allá, que sepas que preparan, además, cócteles veganos a base de sus propios helados. ¿Hace una caipiroska?
Nos vamos a La Latina para entrar en esta heladería eco-friendly recién llegada al barrio (tiene otra en Cea Bermúdez). "Desde que pusimos la primera, hace algo más de un año, nos hemos preocupado por ofrecer helados un poco especiales, tanto veganos como sin azúcar o gluten, de modo que todo el que venga pueda comerse uno", nos dice Elba Vallejo. "El producto nos lo hace un obrador de A Coruña de la forma más artesanal, natural y bio posible", apunta.
¿Lo mejor? Que a diario tienen un montón de variedades, tanto frutales, como de otros sabores, elaborados, en este caso, con leche de arroz. Ubicados en una vitrina específica, hay de vainilla, leche merengada, crema de orujo, coco-mojito, chocolate y naranja... Además, batidos de frutas y frappés de café hechos con la leche vegetal –soja, avena o arroz– que más te guste.
Junto a la calle Fuencarral, acaba de abrir esta "heladería molona, pensada para que la gente lo pase bien comiendo", cuenta su dueña. El sitio en sí ya es divertido, con su estética de estilo retro-americano, y la buena noticia es que en su carta hay también helados veganos; en este caso, tipo soft (de té matcha, chocolate, fresa ecológica y vainilla).
Según andes de hambre cuando pidas, te lo pueden servir en un mini-cono de té matcha, una tarrina o hasta en un taiyaki (cucurucho con forma de pez), que los fines de semana preparan en versión vegana.
La estrella del lugar, eso sí, son los batidos, ya lo indica su nombre. ¿Por qué? "Pues porque les ponemos de todo, para que sean una mezcla total de colores y sabores. ¡Son una locura!", nos cuenta. ¿Y en plan vegano? También, ya que los hacen con los helados soft y muchos aderezos aptos (galletitas, nueces de macadamia, coco o incluso gominolas) para ponerles por encima.
La oferta vegana de esta heladería de Lavapiés pasa, fundamentalmente, y más en verano, por los sabores de fruta. Pero es que tiene algunos tan originales y ricos, que ya de por sí merecen una visita. Por ejemplo, el del fruto del baobab o el de nectarina (buenisísimos). Junto a ellos, otros más clásicos, tipo limón, fresa o mango, y alguna variedad más allá de los de fruta de temporada, como el de cacao-soja, que está siempre porque es uno de los favoritos de sus parroquianos veganos.
En la elaboración de los helados, que llevan a cabo artesanalmente en un obrador ubicado allí, emplean productos ecológicos, azúcar de caña bio, leche vegetal de soja o arroz... Por cierto, para el que prefiera la opción bebible, preparan batidos (también con leche vegetal) y granizados a partir de cualquiera de los sabores del día.
Un clasicazo que no podía faltar. 'Alboraya' lleva más de 35 años al pie del cañón y dispone a diario de diversas alternativas veganas. Y no hablamos solamente de sus sorbetes de limón, mango, fresa, manzana o vitamina (con mandarina y zanahoria), sino, sobre todo y ante todo, de su famosísima horchata. Pero, ojo, una horchata de la artesana de verdad, hecha sin componentes artificiales ni de origen animal; solo chufa, agua y azúcar (también la preparan sin azúcar, dicho sea de paso).
Tantos fans ha ido cosechando con los años, que, además de la clásica, a día de hoy la sirven en granizado, en helado y hasta en polo. La casa tiene dos establecimientos en Madrid y, ya que el de la calle Alcalá es algo mayor que el de la avenida de Felipe II, también suele contar con más sabores (incluidos los veganos) entre los que escoger.