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iteratura, medios de comunicación, gastronomía y vino. Sobre todo, mucho vino. Su presencia en la literatura, desde la cultura griega hasta Willian Shakespeare o Miguel de Cervantes. Su omnipresencia como concepto místico y divino en prácticamente todas las religiones. Su momento actual de maridaje con la gastronomía. Su proyección de futuro con la necesaria adaptación a un contexto europeo cambiante y al mundo de la imagen y el márketing. Y, cómo no, su papel dentro de Guía Repsol.
El sabor de los vinos gallegos casi se pudo saborear en el ambiente del encuentro que mantuvieron María Ritter, directora de Guía Repsol; Manuel Villanueva, director de contenidos de Mediaset; y Manuel Juliá, escritor y fundador de la feria de vino FENAVIN, en la ICC Week, la Semana de las Industrias Culturales y Creativas en Ourense, que el viernes citó a estos tres profesionales procedentes de mundos muy diferentes, pero que demostraron ser de fácil mezcla.
Con el pretexto de analizar el papel de los medios de comunicación en el arte culinario, y con Pepe Seoane como ‘cicerone’, acabaron reflexionando y aportando sus visiones complementarias de un sector que está viviendo una revolución post covid-19. El futuro más transformador lo vaticinó María Ritter. “Creo que el covid va a ser un catalizador de muchísimos cambio en la gastronomía y en la bebida”, augura, fiel defensora de una tendencia pre covid que se consolidó después de unos meses de confinamiento en los que “lo que nos hacía feliz era comer y beber” y el comensal y el consumidor de vino se empoderaron.
“Hemos comido y hemos bebido mucho; y hemos aprendido mucho. Los cocineros nos han abierto su oficio a través de las redes sociales, nos hemos animado a cocinar”, creando un comensal que “sabe más” y tiene más deseos de salir a comer y a beber, en un nuevo contexto en el que “tenemos que estar con los oídos y los ojos muy abiertos porque el mundo post covid en gastronomía y en bebida va a cambiar mucho”.
Con un comensal empedrado en el centro de la ecuación, Galicia tiene mucho que decir. Hablando en términos de vino, Manuel Villanueva sitúa el inicio del cambio en la fusión con la gastronomía. “Uno de los vientos en la vela de los vinos gallegos ha sido acompañarlos de la gastronomía, y del reconocimiento de algunos de los cocernos gallegos que acompañan su cocina con ellos”. La labor de chefs como Pepe Solla (3 Soles Guía Repsol), Javier Olleros (3 Soles) o Lucía Freitas (2 Soles) “han hecho de caja de resonancia” para las distintas variedades de caldos gallegos.
La Guía Repsol, que se reinventó con María Ritter a partir de 2015, ha bajado a la calle y ha escuchado al comensal. Ahí ha podido palpar estos nuevos vientos de la gastronomía gallega, con un termómetro envidiable en los nuevos ‘Soletes’ lanzados el pasado verano. La Guía persigue el talento local, descubrir en cada territorio esos sitios que merece la pena conocer y, con los ‘Soletes’ ha hecho una nueva clasificación muy pegada a la calle, de terrazas, bodegas, tascas, chiringuitos y locales con algo especial a los que siempre se quiere volver.
En Galicia encontró muchos y la comunidad está comparativamente “mejor posicionada en los Soletes que en los Soles”. Ahí se sienten esos nuevos aires de cambio. “Ahí es donde te das cuenta de que ha evolucionado. Galicia está en ebullición” y, lo que es mejor, “tiene mucho más recorrido e incluso se puede hacer más rápido”.
Lo que le falta, en opinión de María Ritter, es “creérselo más” y, para ello, resulta fundamenta el papel de embajadores de la marca Galicia como los citados Pepe Solla o Lucía Freitas. Para Manuel Juliá, en el mundo del vino, hace falta seguir avanzando en el camino hacia la calidad emprendido hace años, invirtiendo en marketing y en dar a conocer a personas que puedan aportar valor añadido. “La imagen es la forma de avanzar” y también acercarse al público más joven y asumir el elemento diferenciador que supone contar una historia, “construir un relato y un paisaje en pos del vino y de la comida”. Cada vez más, la gente viaja en busca de la gastronomía y es “una faceta que hay que explotar”.
Juliá añade la necesaria adaptación a una sociedad que vive más deprisa. “Hoy todo es rápido y el vino es un producto sibarita, complejo, que no encaja con su modo de vida y con sus necesidades” y las bodegas necesitan buscar ese encaje, a través del márketing llegar al público joven y también dar pasos que Australia o Estados Unidos ya tienen superados como el consumo en lata o la tendencia a los vinos más aromáticos. En definitiva, “el sector tiene que estar abierto a que el vino se venda” y, para Villanueva, “hay que ponerlo cuanto más fácil mejor”.
Y para hablar de nuevos tiempos y de gastronomía y vino, ningún lugar mejor que Ourense. Ya lo recordó Manuel Villanueva. Esta provincia tiene dos singularidades “francamente divinas”, el único pan con Denominación de Origen, el de Cea; y ser la única provincia de España con cuatro denominaciones de origen del vino: Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei. Desde un “territorio verdaderamente divino” reivindicaron el papel socializador del vino, porque es “conversación”, pero también “medida de tiempo”, “espejo del agua”, “antidepresivo” y estímulo que llega a todos los sentidos.
“Dice la sabiduría popular que después de la lluvia cece la hierba y después del vino, las palabras”, citó, convencido de que en la actualidad los vinos de Galicia se conocen como un conjunto y tienen un futuro prometedor en el que la Guía Repsol puede resultar clave. Recordó María Ritter “el poder que tiene aquí la idea de ayudar al viajero, a la gente, al que recorre, a los correcaminos gastronómicos como Manuel Villanueva y Manuel Juliá” y que todos los territorios están representados. Y el director de contenidos de Mediaset atestiguó la buena representación de Ourense en ella.
María Ritter repasó la evolución de Guía Repsol desde las imágenes que permanecen en el imaginario colectivo de aquella guía con anillas naranjas que casi no entraba en la guantera del coche, acompañando el desarrolla de las carreteras y diciendo a la gente dónde podía parar hasta la irrupción de las nuevas tecnologías que exigieron una reinvención. Repensar su esencia llevó a darse cuenta de que en el mundo de la sobreinformación en el que Google Maps ya te lleva a dónde quieres, quedaba un posicionamiento que la guía podía ocupar, volver a su esencia, a “lo que había sido siempre”, una guía local para el viajero hecha por locales, por quienes son oriundos de su tierra y saben defender su gastronomía y los mejores lugares de visitar.
En Guía Repsol se escribe de lo que se conoce y se prueba. Hay 50 inspectores pegados al territorio, cada uno analizando su comunidad, y hay también un medio de comunicación online y en redes sociales que aporta contenido de calidad. Con el mismo espíritu que si una persona quiere viajar a Ourense y pregunta en el chat de Whatsapp de sus amigos al oriundo de Ourense en busca de recomendaciones, le cuenta a la gente lo que le interesa y dónde va a poder disfrutar.