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Lo canta Miguel Poveda y tiene toda la razón: “¡Qué disparate - parate - parate - parate, que cómo nos gusta el atún de Barbate!”. Concretamente, nos gusta el atún rojo de almadraba, que en esta población marinera de Cádiz se ofrece en un sinfín de formas, en una infinidad de establecimientos y a precios a veces no tan populares.
Sin embargo, si te encuentras en Barbate y quieres disfrutar de este producto con una calidad excelente sin hacerle un agujero a tu bolsillo, tu lugar es ‘La Peña El Atún’. Un restaurante sencillo, sin pretensiones, que ha sabido evolucionar su oferta gastronómica manteniendo la esencia de su espacio sin lujos desde hace casi 40 años. Y lo ha hecho centrándose en lo importante: la calidad de su cocina.
Cuando en 1988 Manuel Corrales y Dolores Pacheco tomaban las riendas del restaurante, este establecimiento ya llevaba décadas en marcha. Por entonces, ambos servían en ‘La Peña’ comida sencilla, montaditos, ensaladas, atún en salazón y plancha a precios populares. Una oferta en un principio para los socios de la peña que acudían entre semana a comer y a echar la partida con sus trabajadores.
Poco a poco fue cobrando un carácter más familiar, así que si entre semana iban cuadrillas de obreros, los fines de semana estos clientes se acercaban con sus familias. La reducida y sencilla oferta gastronómica con muy buen producto fue el fuerte de la carta hasta aproximadamente 2013, año en que empezaron en el negocio los tres hijos de Manuel y Dolores. Con el tiempo, Narci, uno de los hijos, se fue haciendo cargo del local con ayuda de su hermana María. Y esta nueva generación le ha dado un giro gastronómico al establecimiento manteniendo la máxima de sus padres: atún de altísima calidad para todos los bolsillos.
“En cuanto a la parte de la peña, la actividad sigue siendo prácticamente igual”, cuenta Narci Corrales, “organizamos quedadas y en la pesca deportiva se compite a nivel internacional. Pesca deportiva de playa y puerto. Antes se hacía con embarcación, pero con la crisis esta modalidad se acabó dejando. Gastronómicamente sí que hemos metido muchas más cosas y muy diferentes respecto a las que había al principio”. Y desde hace muchos años ‘El Atún’ no sólo es para socios.
El establecimiento ha sufrido pocas remodelaciones, prácticamente ninguna. Es un lugar de aspecto popular de mesas con manteles de papel. Cuenta con un comedor amplio y ruidoso cuando el restaurante está concurrido, una terraza interior y un par de mesas altas en la calle para esperar el turno tomando un aperitivo.
En la carta el rey indiscutible es el atún: atún rojo de almadraba que compran a Gadira y que aquí puedes comer en un sinfín de preparaciones: “En salazón, cocido y ahumado, algo de crudo, en tartar o sashimi. En elaboraciones más clásicas como el atún en tomate, mechao y ventresca a la plancha”, enumera Narci.
Si te gusta la fusión, no dejes de probar los tacos barbateños, donde el atún viene pasado ligeramente a la plancha con guacamole, cebolla encurtida, salsa de soja reducida, mayonesa especiada y tomate sobre una tortilla mexicana. “Es uno de mis platos favoritos y ha tenido gran aceptación entre nuestros clientes”, dice el propietario.
Los tacos barbateños, efectivamente, son uno de los hits. Son una manera cómoda y sabrosa de comer el atún en una elaboración menos clásica que el aclamado atún con tomate o encebollado de este restaurante. El ácido del vinagre de la cebolla, el salado de la soja y un ligero toque picante de la mayonesa hacen que salgamos de las maneras más clásicas de comer este manjar del mar. Lo mismo ocurre con el tartar con alga wakame, otro guiño internacional que permite disfrutar de un producto de diez prácticamente sin aderezo.
Uno de los platos más sugeridos por el personal de ‘La Peña El Atún’ para empezar a comer es el surtido de almadraba, que tiene cinco cortes distintos de atún. Para matizar y contrastar el salazón, la conserva en aceite y ahumado, ponen como acompañante pimientos asados y cebolla caramelizada.
Aquí también apuestan por otras partes menos conocidas de este pescado y reconocen que no son para todos los públicos. Es el caso del corazón de atún, uno de esos platos que, cuando lo pides, el personal de sala siempre te avisa de que vas a comer “corazón de verdad y es un sabor intenso”. No es mucho más intenso que el corazón de ternera, así que si tienes paladar casquero, no dejes de probarlo.
Pero no solo hay atún en la carta. También, y entre mucha más oferta, hay lobito de mar a la plancha, salmorejo con mojama y piñones o ensaladilla de pulpo. Menos extensa es la oferta de postres caseros, entre los que destacan la crema de dulce de leche con bizcocho en almíbar, la tarta de chocolate y galleta de la abuela, y el tocino de cielo.
La carta de vinos está en fase de ampliación: “Aunque aquí el cliente es más cervecero, al haber atún y pescado salen mucho los blancos y nos gustaría incorporar otras referencias”. Los más demandados actualmente son los blancos de la Tierra de Cádiz y el verdejo. Todas estas propuestas puedes tomarlas a la carta o en alguno de sus tres menús degustación, cuyos precios están entre los 28 y los 40 euros.
La pesca del atún rojo se da en Cádiz desde finales de abril hasta mediados o finales de junio. Durante esas semanas, la oferta gastronómica de atún en los restaurantes de la zona aumenta, sin embargo, se puede comer atún rojo de almadraba durante todo el año sin que pierda calidad. “Hoy día el atún de almadraba se comercializa durante todo el año porque se captura por la mañana y a mediodía está ultracongelado a -60 grados con la misma calidad”, señala Narci. “De hecho, por sanidad estamos obligados a tenerlo ultracongelado al menos 48 horas, así que puedes disfrutar de un gran atún durante todos los meses del año”.
En temporada alta, especialmente los meses de verano, es recomendable reservar con antelación para comer aquí. Aún así, desde hace unos tres años, la familia Corrales también lleva ‘La Peña El Cartucho’, un restaurante que cuenta con la misma carta y producto, así que si no encuentras sitio en un lado, prueba a pedir mesa en el otro. Volviendo a las bulerías de Poveda, “estas son las cosas que pasan en Cádiz, que ni el hambre vamos a sentir”. Así que, buen provecho.