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Durante décadas, los míticos Toros de Osborne tenían competencia en la N-403 a su paso por las inmediaciones del pantano de El Burguillo (Ávila). Grandes tinajas de color rojizo, ubicadas cerca de la carretera, deseaban a los conductores un bienaventurado (y dulce) trayecto: “Viaje feliz con rosquillas Velí”, rezaba el eslogan. Hoy solo queda una, a las afueras del pueblo de El Barraco, dirección Navaluenga, como testigo de esa campaña publicitaria que tantas rosquillas les hizo vender a la familia Domínguez. “Las seguimos elaborando como las hacía mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre, con aceite, harina, huevo y azúcar. A diferencia de muchas otras rosquillas artesanas, las nuestras no están fritas, sino cocidas, lo que las hace más ligeras”, explica César, actual copropietario de la pastelería 'La Barraqueña'.
Él, junto a su hermana Ruth, son la cuarta generación de artesanos del dulce que regentan esta pequeña pastelería en la Plaza de la Constitución de El Barraco. “El negocio lo fundó mi bisabuelo Mariano a finales del siglo XIX. Él creó una escuela de pasteleros, que llegaban desde distintos pueblos del Valle de Iruelas y luego marcharon para abrir sus negocios en la capital, Barcelona y el norte”, cuenta César detrás del mostrador. El nombre comercial de las rosquillas, que como otros dulces y productos de campo se intercambiaban por aquellos años en los caminos de arrieros con las gentes de Salamanca y Cáceres a través de la Sierra de Gredos, es un guiño a la tía Alicia, que cariñosamente llamaban Veli.
Además de las rosquillas, del obrador que dirige Ruth, salen las curiosas ensaimadas, al estilo mallorquín, pero fritas y rellenas de nata y crema. “Son una creación de mi padre Jesús y únicas en España”. Las hay en formato compartir e individuales, ideales para acompañar el café de la mañana o una buena merienda en las tardes de pueblo.
Trascurrido más de un siglo de este negocio con solera, los principios siguen inalterables: materia prima de primera calidad y elaboración artesanal, desde los huevos ecológicos de Granja Redondo, en el mismo El Barraco, a las mantequillas y natas de la asturiana Reny Picot. Con ellos elaboran los retorcidos, una masa frita anisada con toques de naranja (parecidos a los pestiños, pero sin miel ni huevo), los mantecados, las magdalenas, los adictivos cruasanes de mantequilla, las pastas o los berraquitos, unas pastas de mantequilla con forma de cerdo, haciendo alusión al animal que da nombre a esta localidad abulense que riega el río Alberche.
Lo que no elaboran es el pan, pues han decidido ser el punto de venta de otro obrador centenario de la vecina localidad de Navaluenga: la panadería 'Corralejo', que hoy dirige la tercera generación y que hace panes artesanales desde 1925. “Tienen hasta 15 variedades distintas, y uno de los más especiales es el candeal, con masa madre y fermentación de 24 horas que le aporta esa corteza más consistente que protege por más días la tierna miga”. Además, en 'La Barraqueña' se pueden comprar productos de la zona, como las mieles La Flor del Alberche, de colmenas de la Sierra de Gredos, las cervezas artesanas Raíz Cuadrada, la crema de yema de Granja Redondo o los famosos quesos de cabra de Elvira García que elaboran los paisanos Paco y Jesús Alía.
LA BARRAQUEÑA – Plaza de la Constitución, 25. El Barraco (Ávila). Tel: 920 281 568
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