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Para entender cómo la complicidad entre un matrimonio es capaz de llegar hasta la mesa y hacer feliz a los comensales, hay que entrar en 'Nanit'. "Hace siete años que estamos aquí, pero solo uno y medio con el concepto actual", comenta Mei. "Nos dimos cuenta de que la mayoría de restaurantes chinos se habían adaptado a la cocina occidental y que nada era auténtico. Así que decidimos empezar un restaurante con la cocina real de nuestro país. Queremos que venir a 'Nanit' signifique disfrutar de recetas totalmente originales y de la máxima calidad. Un lugar donde encontrar nuestra gastronomía tradicional" comenta.
Esta pareja de cocineros se sienten como pez en el agua en el corazón de L'Eixample barcelonés. Entre Shanghái y la Ciudad Condal encuentran además numerosos paralelismos. Uno de ellos es la interesante mezcla cultural de ambas ciudades, a pesar de la diferencia abismal de tamaño entre ellas. Pero es precisamente esa multiculturalidad la que da origen a su cocina, ya que en la megaurbe china (con más de 20 millones de almas) se dan cita lo mejor de las gastronomías de cada región del gigante asiático.
Hoy en día 'Nanit' ha pasado de ser un restaurante cualquiera en la ciudad a uno con muy buena reputación. Los clientes vuelven prácticamente a diario y los nuevos comensales se apuntan a la lista. ¿La fórmula del éxito?: "En la cocina solo trabajamos mi mujer y yo. Nos queremos mucho y por eso, todo funciona tan bien. Es una cocina llena de amor", dice él, sonriendo.
'Nanit' refleja a la perfección los sabores del lejano oriente, pero la intención de esta pareja va más allá. Quieren hacerlo con la máxima calidad posible. La decoración es singular y encantadora y al entrar uno siente como si hubiera iniciado un viaje, una sensación que te acompaña durante toda la experiencia.
Al principio, cuentan que fue difícil habituar a sus comensales a según qué tradiciones, como por ejemplo la soja. Todo el mundo está acostumbrado ya a esta salsa. Lo que la mayoría no sabe es que la soja no se usa en la cocina china como acompañamiento de platos sino como salsa para cocinar.
"Llegó un día en que dejamos de servir soja como acompañamiento. Es una salsa muy fuerte que mata mucho el sabor. La soja la utilizamos como condimento y tenemos seis tipos diferentes. Un par de ellas son simplemente para añadir color. Cada elemento tiene su función", cuenta el cocineero.
El concepto de frescura es imprescindible para su cocina. Solo compran los productos necesarios para su día a día y preparan lo necesario para mantener y servir sus platos en su estado óptimo. Incluso, hacen sus propias salsas con ingredientes originales. "Es difícil conseguir todo lo que necesitamos", comentan los dueños de 'Nanit' quienes solo utilizan productos procedentes de China. Es el caso de las especias, tan difíciles de conseguir, pero que aportan el auténtico aroma y sabor de su país natal, algo que capta el cliente.
"Cada pocos meses, cuando tenemos unas semanas libres, nos marchamos a China a aprender nuevas recetas. Somos gente joven y queremos hacer las cosas lo mejor que podamos, y siempre cada vez mejor. Estamos preparando una carta nueva pero aún tenemos que perfeccionar algunos platos. De momento, la que tenemos aguanta muy bien".
Aquí no hay platos preferidos. Cada receta es un mundo aunque, eso sí, los dumplings le han dado gloria y fama en toda la ciudad. En su carta hay una gran selección de estos tradicionales bocados y cada uno de ellos tiene su propia masa, su propia textura.
Nada más llegar al restaurante, a través de una vitrina, se puede observar a Jun Mei haciendo los dumplings que piden en el momento los clientes. Desde la masa, al relleno y al acabado, 'Nanit' es de los pocos, si no el único, restaurante de la ciudad que los sirve frescos y eso marca mucho la diferencia.
"Llevamos cuatro años buscando la mejor masa para dumplings. Hemos leído muchas recetas y a base de mezclarlas y experimentar hemos llegado a un punto que nos deja bastante satisfechos. Aun así, cada día intentamos mejorarla. Probamos distintas harinas, diferentes cantidades de agua… Es muy difícil llegar a la excelencia, pero esa es nuestra meta, tanto con los dumplings como con todo aquello que servimos". Porque para ellos: "La comida o es buena o es mala, no hay un intermedio".
Aparte de estos famosos bocados cuentan con una propuesta de más de 20 platos elaborados con el mismo amor: sopa de wonton, wok de ternera picante, pato frito, arroz Nanit, col china… Cada pocos meses sustituyen algunos por las nuevas recetas aprendidas. No quieren una carta extensa, así se aseguran de poder controlar cada detalle.
"Ahora mismo el tamaño de nuestra cocina nos limita. Estamos haciendo las cosas bien pero las podríamos hacer mejor si no tuviésemos estas barreras", comentan, ya que a pesar de que su local en carrer de Balmes ha ganado en fama y le tienen mucho cariño, están buscando ya un espacio más grande. Con todo, confiesan: "Nosotros hacemos comida para nuestra gente con mucho afecto y el hecho de llevar tantos años aquí, nos dificulta decir adiós. Este es el sitio donde todo empezó".