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La obstinación de Pablo Sánchez por ofrecer siempre lo excepcional le lleva a acudir cada día a la lonja de Fuengirola y a contar con una red de proveedores únicos que le permiten hacerse con el mejor producto posible, a pesar de la escasez cada día mayor.
El solo hecho de contemplar el expositor que puebla la entrada del restaurante es una atracción en sí misma: urtas, pargos, meros, gallinetas, borriquetes, lenguados, rodaballos, cigalas, carabineros, gambas rojas y blancas, quisquillas… piezas de proporciones jurásicas, procedentes de distintos puntos de la costa peninsular. Auténticas rarezas.
Lo que comenzara como un chiringuito de éxito en los años setenta y ochenta ha derivado en uno de los restaurantes de producto más importantes del país, gracias al esfuerzo y afán constante de superación de dos hermanos, Pablo y José.
Su casa se ha consagrado hasta el punto de poder hablarle tranquilamente de tú a tú a templos consagrados como 'D’Berto', 'Elkano', 'El Faralló' o 'Güeyu Mar'.
Pero el excelso producto que manejan en 'Los Marinos' no sería igual sin el gran valor añadido que aporta un Pablo cada vez más inconformista.
Si bien casi todos los primeros espadas del país se asocian a una determinada técnica de cocción (brasas, plancha…), aquí se manejan con igual destreza un amplísimo abanico de métodos de cocinado, todos con resultados sobresalientes: crudos, fritos, hervidos, plancha, asados, brasa… con el común denominador de estar ejecutados con precisión milimétrica.
Ese espíritu inconformista no solo se plasma en la cocina. José, la otra pata de la casa, dirige con diligencia una sala comprometida con los detalles, que cada vez funciona mejor y que cabalga con la misma ambición que la cocina.
Encomiable el esfuerzo que vienen realizando durante los últimos años por tener una carta de vinos que va camino de convertirse en enciclopédica, con más de cien referencias de champagne, toda una rareza en la Costa del Sol.
El menú ideal debe contener un compendio de todas estas técnicas de cocción para entender toda la dimensión de esta cocina, que únicamente variará sobre el producto que se apliquen, en función del capricho de la temporada.
Un comienzo fantástico podría venir en forma de bolos y búsanos al natural, sin aderezos innecesarios, o unas soberbias coquinas a la plancha, para comer como pipas.
Reserven parte de la comanda para los crustáceos, pues aquí se manejan piezas únicas por las que merece la pena romper la hucha: cigalas de tronco como el brazo de Roberto Dueñas, quisquillas en cualquiera de sus formas (en tartar con caviar son una delicia, plenas de grasa y melosidad), gambas rojas y blancas, carabineros king size, bogavantes, langostas, centollos… un auténtico disparate en variedad y ejecución.
Dejen un hueco para descubrir la línea de trabajo de Pablo con la casquería marina, una auténtica delicia apenas conocida, que permite explorar nuevos caminos en la cocina del pescado. Las frituras son santo y seña de la casa: ligeras, crujientes, etéreas, sin un átomo de grasa.
En esta época resultan excelsos los boquerones al limón, los salmonetitos o el calamar, sin olvidar las gambas de cristal, un abreboca altamente adictivo. La plancha es otro de los puntos álgidos de la casa, y buena fe de ello dan los soberbios boquerones, inmaculados y de impecable hechura, los choquitos o un chipirón de bandera.
Y dejen hueco para finalizar la comida con un pescado, en su gran mayoría piezas grandes que se trabajan de forma sencilla, respetando al máximo sus cualidades intrínsecas: horno, brasa, a la sal o plancha, sin más aderezo que unas gotas de aceite de ajo y poco más.
Queridos amigos estamos, por derecho propio, ante uno de los grandes templos del producto del país. Una casa con entidad propia, con un estilo cada vez más definido e independiente, que es capaz de crear una línea de trabajo única.
LOS MARINOS JOSÉ
– Paseo Marítimo Rey de España, 161, Fuengirola, Málaga. Tel. 952 661 012.