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No hace falta decir demasiado de Carme Ruscalleda, más allá de garantizar que es bastante difícil salir de sus restaurantes, pongamos el 'Sant Pau' como ejemplo, sin una sonrisa en la cara.
El menú degustación de doce platos del 'Moments' homenajea a varios clásicos del Séptimo Arte y a otros que lo son menos pero que dan mucho juego (no solo de obras maestras puede vivir el hombre) empezando con unas palomitas picantes, una entrada y una carta que recuerda aquellos programas que daban en los cines años ha.
La cosa arranca con Desayuno con diamantes, aquella pequeña joya de Audrey Hephburn: un brioche de sobrasada, queso Mahón y manzana acompañados de un caldo de jamón. Un plato breve, finísimo, que se come con las manos y que viene en una bolsa de cartón, un take away de lujo.
Acto seguido llega Mujeres al borde de un ataque de nervios, un perfecto gazpacho con toques de color gracias al ajo blanco y negro y el matiz del manchego. Una receta fresquísima que sirve de aperitivo para uno de los mejores platos que probará el comensal en la velada: un increíble potro con naranjas y berenjenas que homenajea, por supuesto, a El Padrino.
Uno puede escoger un maridaje o apostarlo todo a un solo vino, ambas opciones son excelentes puesto que la carta de vinos es inabarcable y los sumilleres de primera, así que escojan sobre la marcha. Aconsejamos un blanco de la tierra (catalana) que encaja perfectamente con el menú en general y el siguiente plato en particular, Titanic, que aúna berberechos, mejillones y percebes y que se remata con un barco literalmente y en el que, esta vez, no hay que lamentar ningún hundimiento.
El trio posterior, Como agua para chocolate, Octopussy (uno de los peores filmes de la saga Bond y uno de los mejores platos del menú) y Forrest Gump dejan al comensal con ganas de irse al cine: codorniz en pétalo de rosa por un lado, gamba roja del Mediterráneo por otro y para la mencionada Octopussy un impresionante, en textura y sabor, canelón de pulpo de roca, patata y pimentón que es francamente indescriptible.
El salmonete de El mago de Oz es el previo al plato más original: cordero lechal, borsch, seso y katsuobushi, con una cocción perfecta y un referente obvio, el de Hannibal Lecter y su Silencio de los Corderos en un plato bañado con sangre, una presentación que no dejará indiferente a nadie.
Los más queseros disfrutarán con la selección de Ratatouille y los de Nemo, ambos de Pixar, con una receta sorprendente a base de almendra, agua de mar y coral.
El dulce es simplemente excepcional: "un batido de cinco dólares", como los que se beben en Pulp Fiction, entre disparo y disparo, y Charlie y la fábrica de chocolate,que junta el cacao, el té matcha y el aceite de oliva a las mil maravillas.
Son doce platos que dibujan un paisaje gastronómico coral perfectamente equilibrado, una materia prima impoluta y un trabajo de sala impecable, sumándole además el plus cultural que madre e hijo rematan con una declaración de intenciones: "Entendemos la gastronomía como un compromiso con la naturaleza y, a su vez, con la expresión artística. Por ese motivo pensamos que la cocina gastronómica tiene que estar en la lista de las artes del mundo".