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Con unas vistas fantásticas sobre la playa de San Salvador, en El Vendrell, el restaurante 'Vil·la Casals' ocupa las estancias de las tres antiguas casas de invitados que Pau Casals, uno de los músicos más importantes del siglo XX, construyó en 1929. A su espalda, el hermoso jardín francés que une el restaurante con la casa museo del compositor y director de orquesta. Un espacio muy singular con una acogedora terraza frente al Mediterráneo.
Toni López lleva 12 años al frente de este restaurante que ha sabido salvaguardar la esencia original de estas casas cuyas vidrieras, suelos hidráulicos, puertas, ventanas y hasta las pilas de los baños son tal cual eran a principios del siglo XX. Lo cuenta Toni, mientras enseña varias fotos en su móvil antes de la remodelación. “Las casas se alquilaron durante una época como apartamentos turísticos y un belga que veraneaba aquí me pasó estas imágenes. Está todo practicamente como entonces”, relata el tarraconense.
En la carta defienden una cocina con un fuerte carácter mediterráneo donde brillan los pescados y mariscos de las lonjas de Vilanova y Tarragona, como las sardinas, la lubina, la dorada o el lenguado que preparan a la plancha; y los arroces del Delta del Ebro -su especialidad- con alcachofas, sepia y calamar; la paella marinera o el exitoso arroz de pies de cerdo y verduras. Tampoco falta el arroz negro tradicional o la fideuá con sepia, calamar y gambas que desfila entre las mesas.
“Este verano serviremos un arroz envejecido durante un año en unos silos que aporta otro gusto”, desvela Toni, que destaca en su carta otros productos como los calçots de Valls, que elaboran en tempura durante todo el año; el xató de El Vendrell, una ensalada marinera a base escarola macerada, bacalao, atún, anchoas arbequinas y salsa xató; el gazpacho con tomate payés; o las cañaillas -caracoles de mar- a la llauna que sirven calientes, como si fueran caracoles de tierra, con su salsa romesco y alioli.
Tampoco renuncian a las buenas carnes hechas a la brasa -solomillo y entrecot sobre todo-, ni a las tradicionales butifarras catalanas que acompañan con queso brie. Una carta amplia que te permite comer de menú o elegir varias tapas para compartir. Sus propuestas dulces son una locura: desde una tarta sacher, a una torrija al horno caramelizada, un tiramisú o un apetecible pastel de manzana al estilo tatin.
'RESTAURANTE VIL·LA CASALS'. Passeig Marítim Joan Reventós, 41. Sant Salvador, Tarragona. Tel. 977 68 31 41
También en El Vendrell, 'La Calma Salada' es otro restaurante cuya ubicación ya es la excusa para ir. Situado en el puerto de Comarruga, muy cerca del manaltial del Estany y del Riuet, este restaurante parece levitar sobre el mar. Abierto hace tres temporadas, es ideal para tapear en su terraza chill out, disfrutar de un buen arroz con vistas al Mediterráneo, o tomar unas cócteles con música en directo los fines de semana mientras ves caer el sol.
Didac Santos y María Porras están al frente de este negocio familiar que diseñaron ellos mismos y levantaron en tan sólo dos meses, invirtiendo todos sus ahorros. Él de Vilanova del Geltru y ella malagueña, el guiño a Andalucía lo encontramos en las frituras marineras de harina de garbanzos que hacen con boquerón, gamba blanca y pelaya.
“Trabajamos con Peixos Savall, de la zona de Cambrils, y la carta se rige por la temporada que marca el mar”, cuenta Didac, mientras su hija sirve unos mejillones a la marinera que traen del Delta del Ebro. “Cuando se acabe la temporada, los traeremos de Galicia”, apunta este catalán cuyo padre era pescador.
En la carta hay platos para compartir que son toda una oda al mar, como la closcada de mariscos -con gambas, cigalas, navajas, caracoles, almejas y mejillones-, las coquinas a la marinera, las cañaillas con vinagreta de salsa de mostaza, las croquetas de langostinos; o los cañuts -navajas- del Delta del Ebro. En pescados, destacan la lubina a la espalda, el bacalao a la muselina y la pata de pulpo a la plancha con parmentier de patata.
Irresistible es su carpaccio de gamba roja, o las ensaladas, como la de ventresca con tomate payés o el xató del Gran Penedés, un bocado a la tradición catalana. No faltan los arroces como el de zamburiña o el marinero; ni los caldosos como el de gamba roja o bogavante. Para los más carnívoros, sugieren chuletón de vaca vieja gallega con dos meses de maduración y solomillos ibérico, entre otros. Su amplia oferta de cócteles promete una buena sobremesa.
'LA CALMA SALADA'. Port de Coma-ruga, Tarragona. Tel. 660 26 35 60
Situado en el hotel Clan Claustre de Altafulla, en pleno casco histórico de esta encantadora villa medieval, este restaurante gastronómico (Recomendado por Guía Repsol) ensalza la cocina catalana y el producto de proximidad. Jaume Drudis dirige la carta de una propuesta basada en el mercado que ejecuta el chef normando Philippe Leblay desde hace ocho años.
En un local amplio, elegante, con muros de ladrillo visto y una cocina que se exhibe ante el comensal, es posible degustar platos a la carta o elegir entre varios menús gastronómicos. Bocados como la crema de zanahoria con coco o la coca con escalibada abren el apetito. La galleta de sardinas ahumadas con tartar de tomate, cebolla escaloña y aceite infusionado en romero y tomillo marca un menú fresco, lleno de color y matices.
Le sigue una velouté de berros que el chef francés trabaja con "una reducción de caldo de ave, mantequilla y hojas de espinaca para fijar la clorofila"; y un celery cortado finamente en forma de canelón y relleno de una brunoise de zanahoria, puerro y calabacín salteados. En una copa, presentan una berenjena asada trabajada con crema de queso de cabra y crujiente de parmesano.
Los toques afrancesados de Philippe se cuelan en elaboraciones como el brioche de mantequilla que acompaña un bocado meloso de cerdo ibérico cocinado a baja temperatura -4 horas y media a 135 grados- con dátiles marinados en marrasquino y miel, y compota de cebolla con celery.
La bavaroise de frambuesa que aterriza en el momento postre es otro ejemplo de la influencia gala. “La servimos con un baño de chocolate blanco, almendras, vainilla, toffee y frambuesa”, detalla el chef. En bodega, se vuelcan con los vinos del Penedés y del Priorat, aunque también ofrecen Denominaciones de Origen de otras zonas de España.
'BRUIXES DE BURRIAC BY JAUME DRUDIS'. Carrer del Cup, 7. Altafulla, Tarragona. Tel. 977651557
Inmerso en una finca de olivos y viñedos en La Canonja, a tan sólo diez minutos de Tarragona, 'Mas Boella' (Recomendo Guía Repsol) te traslada a un oasis de paz y tranquilidad. Rodeado de jardines y fuentes, su singular espacio junto a un salón-biblioteca sorprende con joyas como una antigua prensa que se utilizaba para elaborar vino, un molino de aceite o una vitrina con telas del artista Mariano Fortuny Madrazo.
Su chef, Manuel Ramírez, es un fiel defensor de los productos de proximidad. Su cocina nos hace viajar por el Mediterráneo con platos como el carpaccio de gamba roja, alioli negro y caviaroli; la caballa encurtida en sal con aromas de cítricos y foie micuit; la corvina a la plancha servida con carbonara de nabo; el rape con arroz negro y verduras; o el sugerente arroz de pato.
Con opción a carta, menú diario (35 euros) o gastronómico (55 euros), otros platos que triunfan en este restaurante de elegante rusticidad son la tradicional coca de tomate con sardinas marinadas y anchoas de l' escala; el ravioli de pato con crema de queso de la Garrotxa; o las setas escabechadas con langostinos y pechuga de codorniz.
No defraudan las carnes, que juegan entre la pularda con foie, el cochinillo confitado a baja temperatura y deshuesado, servido con parmentier y peras al vino; la presa ibérica con salsa de mostaza y estragón; o la paletilla de cordero con patata y boniato.
En los postres, difícil resistirse a una cremosa tarta de queso con sello de la casa o a la torrija de pan de brioche con helado de leche de oveja. Dos caprichos dulces para dejarse seducir.
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