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La escena de los vinos naturales vive una efervescencia que no la iguala ni una botella de ancestral que acaba de perder la chapa. En Barcelona, los establecimientos que apuestan por las botellas de mínima intervención se reproducen como levaduras indígenas al mismo tiempo que los productores apuestan, vendimia tras vendimia, por una mayor precisión en sus elaboraciones.
Las volátiles disparadas, las reducciones mefistofélicas y los recuerdos a establo son cada vez menos frecuentes, circunstancia que atrae a una clientela urbana, relativamente joven y con posibles. Tanto si ya los conoces y los amas como si quieres introducirte en el mundo de los vinos naturales, estos restaurantes, bares y tiendas pueden servirte de guía para una tendencia que -espero y deseo- ha venido para quedarse y refrescar el ajado mundo del vino.
¿Te apetece tomar una copa o dos de alguna referencia de culto del Jura, de un diminuto climat borgoñón o de la última bodega nacional en desparramar creatividad? ¿Quieres charlar con alguien especial y picotear algo? No hay mejor escenario para solucionar tus apetencias que un bar à vin, o lo que es lo mismo, una vinatería.
En la Ciudad Condal, el Born es el barrio con la mayor concentración de vinaterías con inclinación por lo natural. La decana, probablemente, es ‘L’ànima del Vi' (Vigatans, 8). Sus propietarios, Benoît Valée y Núria Rodríguez, son pioneros en este rubro. Bajo su tutela puedes descubrir nuevos aromas y sabores mientras disfrutas del ambiente tranquilo y con reminiscencias afrancesadas de su local. Sirven algunas tapas sencillas, pero ricas, basadas en quesos y charcutería para acompañar los tragos.
Cerca de la anterior, otro local veterano: ‘La Vinya del Senyor’ (Plaça de Santa María, 5), con el reclamo de una terraza con inmejorables vistas a la solemne fachada de Santa María del Mar. Su carta es larguísima e incluye algunas referencias de moda, pero se apuesta por vinos poco intervenidos que provienen de agriculturas respetuosas. Es un gran lugar para celebrar el aperitivo.
También en el Born, enfrente de la Estación de Francia, se encuentra la última vinatería en llegar, ‘Lulu’ (Avinguda Marquès de l’Argentera, 7). Aunque llamar vinatería a este lugar mutante es poco preciso. ‘Lulu’ es un establecimiento que se transforma a lo largo del día. Sirven desayunos y buenos cafés; platos ligeros a mediodía, y estupendos vinos naturales durante todo el día. Lo único constante es el buen rollo y la energía positiva de sus propietarias que, en poco tiempo, están logrando que el local se convierta en un punto de encuentro de los habituales del barrio.
En el barrio de Gracia, conocido por sus plazas y un alma popular, bohemia y cada vez más cosmopolita, encontrarás el ‘Bar Salvatge’ (Verdi, 50). Cuando pasas por la calle, llama la atención el hipopótamo que el local tiene como símbolo-tótem-mascota y el neón rojo. Una vez dentro, conviene sentarse en la gran mesa-barra.
Además de varias referencias en botella que pueden beberse a copas, en el ‘Salvatge’ pinchan vinos de grifo que nada tienen que envidiar a los anteriores: son marcadamente naturales y radicales. Su oferta gastronómica navega entre lo internacional -baos de carrillera o tacos de kimchi- y lo local -escalivada o tablas de quesos del país–, pero es siempre informal y subordinada a la bebida.
En Sants, un reducto popular que pugna por no convertirse en otra Gracia, está ‘Macot Bar a Vins’ (Violant d’Hongria Reina d’Aragó, 150). Que no te engañen su elegante diseño gráfico ni su cuidado interiorismo, es un templete dedicado a pequeñas bodegas de vinos artesanos de ámbito internacional. La parte sólida es corta: tapas y algún guiso suculento, para aguantar una copa más.
De vuelta hacia el centro, entre la Nova Esquerra de l' Eixample y el muy trendy barrio de Sant Antoni, se encuentra uno de los pesos pesados, ‘Garage Bar’ (Calàbria, 75), cuyos propietarios organizan la feria de vinos naturales Vella Terra cuando las pandemias lo permiten. Es un lugar obligado para los winelovers más queer. Su repertorio es el de una navaja suiza ciclada. No faltan los Ganevats ni los vinos Georgianos, están los outsiders nacionales provenientes de las zonas más mainstream, y se veneran los clásicos del Loira. La carta, aunque también corta, es más trabajada que en otras vinaterías y nos hace dudar… ¿no estaremos en un restaurante?
Pero, claro, cuando topas con ‘Gresca’ (Provença, 230; 2 Soles Guía Repsol), se resuelven las dudas. Este sí es un restaurante de la cabeza a los pies. Rafa Peña oficia aquí una cocina muy personal, basada en la Academia pero saltándosela a la torera cuando le apetece o cuando cree que el sabor mejora con técnicas contemporáneas. El caso es que Rafa, en el centro del Eixample, esconde una bodega de aúpa que su equipo de sumilleres maneja con maestría. Clásicos y lo último en vinos naturales comparten neveras. Si la botella que buscas no la encuentras en ‘Gresca’, lo llevas crudo.
Un poco más arriba, en lo meridional de la zona alta, reina la barra de ‘Bisavis’ (Tavern, 11 bis). Eduard Ros, gastrónomo y cocinero hecho a sí mismo, maneja la cocina, el servicio de vinos y todo lo demás, parapetado tras una barra en la que puede sentarse no más de una decena de clientes. Magnífica su raya a la mantequilla con alcaparras, por cierto, pero que eso no opaque una carta de vinos tan dinámica como sólida y basada en referencias raras y naturales.
La siguiente parada, en el mismo barrio, es 'Monocrom' (Plaça Cardona, 4; Recomendado por Guía Repsol). Dirigido por la sumiller Janina Rútia, este restaurante -con agradabilísima terraza- es uno de los más recientes puntos calientes del vino natural. Aunque es difícil sacar de la balanza su ecléctica y nada monocroma cocina.
Terminaremos, de nuevo, en el Born, así que hay que viajar dirección mar.Ahí nos esperan
dos referentes: 'Can Cisa/Bar Brutal' (Princesa, 14) y 'Bar del Pla' (Montcada, 2). ¿Qué decir que no se haya dicho ya de estos dos templos vínicos? El primero lo dirigen Max y Stefano Colombo, los hermanos venecianos más exitosos de Barcelona ('Xemei’, ‘Frankie Gallo Cha Cha Cha’). Aquí encontrarás una oferta gastronómica que, dentro de la informalidad, roza la excelencia, y una carta de vinos inmensa, internacional e interminable. Del ‘Bar del Pla’ ha tuiteado hasta Rosalía y a eso solo se puede añadir que sus tapas y sus vinos vienen Con Altura.
Si no te apetece sentarte o prefieres hacerlo en tu casa, compra una botella. Espectacular es el calificativo más adecuado para ‘Cuvée 3000 Bottleshop’ (Aribau, 76). El proyecto minorista de la distribuidora homónima se nutre de un catálogo selecto, pero generoso, y en constante desarrollo. Si te gusta el local, entre industrial y muy acogedor, infórmate de las catas que se organizan en un par de mesitas que hay al fondo.
A cinco minutos andando -dirección Rambla Catalunya- encontrarás lo que queda, que no es poco, de ‘Mon Vínic’, que fue un templo mundial del vino. ‘Mon Vínic Store’ (Diputació, 251) se define como una tienda de vinos artesanales y vende vinos de todo el mundo que cumplen con esta condición. El equipo es sabio e instruido y la tienda tiene una zona de degustación con alguna cosa para picar. En la Esquerra de l’Eixample está ‘La Vinícola’ (Girona, 123). Es una tienda con espíritu de viejo almacén modernista, amplia y luminosa, con una muy completa oferta de vinos catalanes y, por supuesto, también de otras zonas vitivinícolas pero, ¡esto es Barcelona!
A la sombra de la Sagrada Família, en ‘10vinos.com’ (Provença, 474) encontrarás un interiorismo espartano que tanto podría servir para una tienda de colchones, de manga japonés o, como es el caso, de vinos. Bajo llave se guardan botellas de bodegas míticas y a la vista hay una sorprendente oferta de vinos naturales de productores de culto: Pheasant Tears, Ganevat o Lapierre son unos pocos ejemplos.
Por último, en la falda de Montjuic, en el bullicioso Poble Sec, se encuentra ‘Testa de Vins’ (Jaume Fabra, 12), una tienda con una acentuada oferta local de vinos naturales. Y es que no se puede pasar por alto que Cataluña, quizá, es una de las zonas vitivinícolas españolas más dinámicas del momento.