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No hacen falta palabras para entender porque las aguas del Atlántico son famosas por su biodiversidad y la abundancia de especies. Basta un vistazo a su barra donde conviven espectaculares piezas de mariscos y bivalvos, que muestran la variedad y frescura de los fondos marinos del norte que les rodean y también del sur, de Huelva concretamente.
En una de las calles que se está poniendo de moda en el centro de A Coruña, San Andrés, la apertura de ‘Salpica’ se ha acogido con expectación, porque es un modelo poco extendido aunque parezca extraño. La combinación de marisco top con platos de picoteo es una rareza. Tampoco es habitual en Galicia encontrar producto de otras zonas que complemente su brutal despliegue de pescados y mariscos. Pero aquí no quieren perderse lo mejor de la temporada, como el atún de almadraba que atraviesa el Estrecho en primavera.
Las ostras planas de Noia, la rizada de la desembocadura del río Eo, o las de Cambados; los percebes de Malpica, en la Costa de la Muerte, donde el fuerte oleaje y las aguas muy oxigenadas, favorecen el crecimiento; las navajas capturadas a pulmón en la ría de Muros son un ejemplo del pedigree que se gastan.
“La carta cambia constantemente en función de la temporada y lo que va entrando. Unos días hay cigalas, otros gamba blanca o carabinero. Estamos muy contentos con la respuesta de la clientela, que ha sido buena desde la apertura a mitad de marzo”. La lonja manda como cuenta Fernándo Ríos del restaurante ‘Ríos O Freixo’ (1 Sol Guía Repsol), famoso ya en la ría de Muros y Noia por la calidad y el punto de sus platos. Ahora se han embarcado junto a otros tres socios en este proyecto, Julio Cesar Sanjurjo, Roque e Ignacio Nogueira, tan apetecible en la calle San Andrés, a poco más de cinco minutos de la plaza de María Pita.
Los guisos marineros son otra de sus especialidades, que varían en función de mercado. En esta ocasión toca gamba y berberecho. En cocina, Nacho Rodriguez, que trabajó anteriormente con Lucía Freitas, prepara también melosos callos de bacalao con beurre blanc y verdinas, gilda de atún de almadraba, brioche de anchoas y mantequilla, boquerón mariposa marinado, patatas bravas y una ensaladilla rusa muy celebrada.
“Las dos salsas de las patatas las hacemos nosotros: una es un alioli tradicional valenciano y a la salsa brava le hemos puesto un poco de distancia con la salsa tradicional. Lo especial de la ensaladilla es su cremosidad y los contrastes que le aporta la salicornia y el shichimi togarashi, además de que no lleva nada de sal a excepción de la salinidad de la mayonesa de anchoas del Cantábrico y la propia salicornia”, explica Nacho Rodríguez.
A cargo del local está Manuel Otero, un veterano que no falla, mientras que Vanesa Romero es la sumiller que maneja una carta de alrededor de 150 referencias, con vinos atlánticos de precio moderado y champagnes muy bien seleccionados, pensados para maridar con los distintos platos y satisfacer a un público de edades diferentes. Más de 90 bodegas de cinco países, con predominio gallego.
El público más maduro opta más por el marisco mientras los jóvenes piden más las cremosas croquetas, marca de la casa madre, y otras raciones más asequibles. Unas croquetas semilíquidas de gambas, a partir de gambas fermentadas, que siguen la filosofía de solo mar. Los puntos de cocción son uno de los alicientes de ‘Salpica’, perfectamente medidos para que el producto se disfrute en su esplendor, sin sobre cocción para que el sabor y la textura no decaigan.
El momento dulce se resuelve con torrija con salsa de pistachos o flan cremoso con salsa de avellanas, y para los que solo desean un bocadito, una trufa de chocolate guanaja al 70%. Una carta breve pero surtida de lujo para darse un capricho en cualquier momento del día.
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