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Engañabobos. Sí, así, como se lee, bueno, no así, engañabobuh, porque es receta de Extremadura. Son las natillas con merengues, a los que en esta región extraordinaria también los llaman volaos, porque son como que se los lleva el aire, que se vuelan...
Preparación de Natillas con engañabobos
Poner a calentar a fuego muy suave la leche con el aroma elegido en un cazo de boca ancha. Separar las yemas de los huevos de las claras y echar las yemas en un cuenco y 4 claras en otro -reservar las 2 sobrantes para otro uso o añadirlas a las yemas, pues a veces las natillas se cuecen con yemas y claras-.
Batir las claras con una batidora eléctrica o manual, primero despacio, añadir el zumo de limón cuando estén ya espumosas e ir subiendo la velocidad de batido al tiempo que se añade el azúcar -100 g- poco a poco al principio y casi de golpe al final, cuando ya se bate con rapidez, hasta que estén bien subidas y consistentes.
Cuando la leche esté a punto de romper el hervor, coger, con una cuchara de servir, grandes trozos del merengue y con otra darle forma ovalada, como de huevo grande, y echarlo sobre la leche casi hirviente. Echar los que quepan en el cazo sin molestarse unos a otros. Dar la vuelta a los engañabobos al cabo de 5-6 minutos, cocer el mismo tiempo por la otra cara y retirar con la espumadera a un trapo de cocina bien limpio para que se enfríen y escurran.
Batir las yemas que están en otro cuenco con el azúcar -80 g-. Verter encima la leche donde se hicieron los engañabobos -habrá un poco menos, no importa, es lo previsto- batiendo y luego devolver al cazo el batido pasándolo por un colador fino pequeño -así se retiran las pieles y chalazas de las yemas-. Acercar de nuevo al fuego suave para que, sin dejar de mover con la espátula de los dulces, las natillas cuajen y espesen un poco -al enfriarse espesarán más-. Retirar de inmediato del calor e introducir en un barreño o el fregadero con agua fría en el fondo, para cortar el hervor. Dejar enfriar.
Servir las natillas con sus engañabobos por encima.
Nota:
Se puede esparcir por encima de los engañabobos un par de puñados de almendras garrapiñadas picadas o hacer un caramelo con 100 g de azúcar y la mínima cantidad de agua para humedecer sobre fuego suave y continuo, sin removerlo, hasta que se dore. Verter por encima de los engañabobos puestos sobre las natillas en chorrito muy fino, dibujando casi un hilo de caramelo.