Este año toca dar un paso más allá en la repostería terrorífica. Bizcocho, fondant, regalices, paciencia y ganas de divertirse para preparar un pastel original y atrevido; así se hacen las minitartas con forma de coronavirus.
Todos juntos tenemos que derrotar al coronavirus conocido como covid-19 y, además de cumplir las normas de sanidad para evitar los contagios, como utilizar mascarillas y mantener las distancias fuera del círculo de personas cercanas, lavarnos las manos con frecuencia con agua y jabón o productos hidroalcohólicos, también "podemos comer" el virus en la versión más dulce imaginable y nada "contagiosa". Es que estamos en Halloween y es el momento propicio para conjurar la amenaza de este mal tan pertinaz con los dulces propios de los primeros días de noviembre.
Una receta apta para los más pequeños.
Los niños, que han sufrido tanto encerrados en casa y sin ir a la escuela en la primera ola de la pandemia, y que son ejemplares a la hora de cumplir las normas sanitarias con una naturalidad modélica, pueden disfrutar mucho en esta segunda ola al batir, ver cocer los bizcochos y decorar al final estas mini-tartas-virus. Es una sustitución de las ya manidas calabazas-calaveras, brujas y ojos sanguinolientos del Halloween clásico.
Manos a la obra. En las indicaciones de la receta se insertan todas aquellas cosas que los niños pueden hacer sin problema y aquellas otras en las que los adultos deben obedecer sus órdenes en las tareas que presenten peligro, como introducir en el horno los moldes de bizcocho o cortarlos para darles la forma adecuada.
Todo listo para preparar los bizcochos.
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 20 minutos
TIEMPO DE COCCIÓN: 25 minutos
Preparación de Minitartas con forma de coronavirus
Preparar 8 moldes semiesféricos de silicona de unos 125 ml de capacidad -suelen ser planchas con 5 o 6 senos- y otros tantos moldes de flan o un molde semiesférico de un poco más de 1 litro y engrasar el interior con un poco de mantequilla o aceite. Colocar las planchas en bandejas de horno.
Encender el horno a 175º C.
Un adulto tiene que rallar la piel de limón bien lavado y entregársela a los pasteleros.
Los niños pueden pesar en los cuencos de batir de tamaño adecuado los ingredientes. También pueden, si es necesario porque no se disponga de crème fraîche, mezclar con el zumo de limón la nata para montar.
Es importante untar bien los moldes con mantequilla y sacarlos con cuidado.
En un cuenco grande pueden mezclar todos los sólidos -desde harina de repostería hasta bicarbonato- y batirlos con unas varillas durante 2-3 minutos, para que se mezclen muy bien -esto pueden hacerlo también con una batidora-.
En otro cuenco mediano pueden batir las 4 claras o los 3 huevos, añadirles la leche y la ralladura de limón. Luego deberán mezclar la crème fraîche -o la nata que se espesa y acidifica en un tazón tras un pequeño reposo después de añadirle el zumo de limón- con el batido claras o huevos-leche. Aún cuando se haga el batido con crème fraîche, conviene añadirle 1/2 cucharada de zumo de limón.
¡Bizcochos terminados!
Explicar a los niños que en el cuenco en el que están los sólidos ya batidos deben hacer un hoyo y verter la mitad del batido claras o huevos-leche-crème fraîche y el aceite y batir con una buenas varillas rígidas y fuertes hasta que todos los sólidos se hayan humedecido. Luego deben terminar el batido al añadir el resto del batido claras o huevos-leche-crème fraîche e incorporarlo batiendo.
Explicarles que tienen que llenar los moldes preparados hasta un poco más arriba de los 2/3 con ayuda de un cazo mediano o de salsas.
Ingredientes necesarios para el fondant.
En este momento entra en escena un adulto. Los niños le ordenarán que introduzca la bandeja o bandejas con los bizcochos en el horno ya caliente. Se ocupará de vigilar el tiempo y la cocción hasta que hayan subido y un palillo clavado en el centro de unos de los bizcochos salga limpio (unos 20-25 minutos para moldes pequeños, 35-40 para uno solo grande). Sacará los bizcochos del horno y los dejará en reposo unos 10 minutos antes de desmoldarlos con cuidado y entregárselos a los niños cuando se hayan enfriado por completo. Ellos procederán a montar las minitartas con el fondant y las gominolas.
NOTAS: La crème fraîche da a estos bizcochos un sabor extraordinario, que recuerda un poco a los bizcochos de nata de las abuelas, y una textura aterciopelada. Si no se tiene a mano, la misma cantidad de nata para montar –mínimo 35 % de MG– a la que se añade el zumo de limón indicado es un magnífico sustituto. En un reposo de 15 minutos se espesará y conservará la acidez propia de la crème fraîche. El bizcocho queda genial también con claras, si han sobrado de otro plato, en lugar de huevos enteros.
Mascarpone y tinte, indispensables.
Si no se tienen moldes semiesféricos, pueden valer moldes-flaneras de unos 8-10 centímetros de diámetro en la boca, que una vez cocido el bizcocho, se recorta en semiesfera.
Unas horas antes de su uso, un adulto deberá introducir unos 30-40 palillos en un recipiente pequeño con agua y tinte verde alimentario. Tras dejarlos reposar 1-2 horas, los extenderá escurridos sobre papel absorbente de cocina para que se sequen. Ya secos puede partirlos a la mitad con unas tijeras. Luego cortará rodajas en tiras de regaliz rojo, para que los niños monten los pinchitos de las mini-tartas colocando en la punta de cada medio palillo verde una rodajita de regaliz rojo.
Mejor elegir regalices bastante gruesos.
Luego los niños pueden preparar entre ellos el fondant, para lo que no tienen más que batir el queso fresco o mascarpone con la mantequilla bien blanda e ir añadiendo el azúcar molida poco a poco mientras baten, con cuidado de que no se esparza por toda la cocina, hasta conseguir un fondant espeso pero que se extienda bien con una espátula. Con el tinte verde tendrán que teñirlo de un color que les guste.
Con el fondant pegarán las medias esferas de bizcocho -a las que un adulto habrá recortado con un cuchillo lo que haya sobresalido en exceso del borde del molde- con un poco de fondant. Un adulto fijará bien las medias esferas con 2-3 palillos, y los niños forrarán las minitartas, para luego pinchar encima los medios palillos con el regaliz.
¡Et voilá! La tarta más original de este Haloween.