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Pese a que ahora tenemos todo tipo de verduras y frutas en cualquier época del año, siempre saben mejor cuando son de temporada. Te contamos formas sencillas de volverte loco de amor por algunas de las que están ahora en pleno apogeo.
Las miras con deseo, con ganas de hacer las paces y prepararlas de cien mil maneras para tenerlas siempre en la nevera... Pero ¿cómo? El secreto está en darle un puntito exótico o bien reformular la receta a la Mediterránea.
Como este delicioso Bahjí de patatas y coliflor que te proponemos. Eso sí, toma nota de esos truquitos que harán que cocines unas espinacas perfectas a las que podrás añadir desde un huevo escalfado a unas gambas con ajito Por cierto, ¿has probado a hincarle el diente a un repollo relleno de carne? Aquí te lo contamos todo.
¿Sabías que el tomate es de las verduras más cultivadas del mundo después de la patata? Para aprovechar el momento que vive estos días, y comerlos no solo en ensalada, te proponemos que te marques una de estas cazuelas de patata y tomate de la casa de la abuela, o que guardes en la nevera esa salsa de tomate "mexicana a la española" que levantará una pasta sencilla.
¿Kétchup casero? Sí, se puede. Por no hablar de una tarta de tomate del revés. Que ¿cómo es eso? Consulta estas recetas y sácale todo el partido a estos tomates de concurso que aún se encuentran en los mercados de barrio.
Sí, los has probado en ensaladas frías de invierno... crujientes, refrescantes o en caldos. Pero más allá, te han parecido poco interesantes. Pues a partir de ahora, y con estos secretillos, tu falta de interés se volatizará y saldrás corriendo a conseguir un ramillete de nabos como dios manda.
¿Qué tal si los braseas con salsa de queso azul? Pero si quieres ir más allá, recuperamos una receta de almodrote de nabos también con queso (esta vez de cabra). Nos ponemos manos a la obra con una sopa escocesa a base de nabos o nos remontamos al siglo XI para elaborar un terciado de cordero (un puchero de esos que levantan a un muerto) al estilo Cid.
De higo y limón, de albaricoque con ron, de mango al estilo chutney, de tomates y zanahorias o mermelada escocesa de naranja amarga... Cualquiera de ellas será una bendición en tu nevera. Te damos las ideas básicas para empezar y que des rienda suelta a tu imaginación.
El mundo de las mermeladas, las jaleas y las confituras te está esperando y aquellos con quien las compartas (¿hay algo más gustoso que una mermelada casera bien hecha?) te lo agradecerán de por vida.
Las castañas son al otoño lo que la sandía al verano. Y aunque siempre se piensa en ellas en formato dulce (la crema de castañas que te contamos aquí está que se sale), lo cierto es que en un puré de castañas salado es imbatible a la hora de acompañar una carne (pero ojo, también un pescado). ¿Y un guiso de vaca con castañas y vino que te elevará un palmo del suelo? De postre, fabricamos una vela gigante de chocolate blanco y castañas. ¡Ñam!
No solo hay que celebrar el puente de la Hispanidad como la primera oportunidad de escaparse de la ciudad después del ya lejano verano. Otra forma deliciosa de hacerlo es practicando una cocina criolla que sorprenda a tus comensales y celebrar el día de la Hispanidad y de los pueblos unidos bajo el paraguas del idioma en casa, alrededor de una mesa, y entre amigos.
Invita a cenar a casa a españoles y latinoamericanos y prepárales unas empanadillas de Tucumán, de esas que al comerlas chorrea el aceite brazo abajo, o un buen guiso de arroz como el Morolocrio, un clásico dominicano emparentado con el gallopinto centroamericano o un buen arroz con alubias. Y para rematar, un dulce mexicano como el chongo zamorano. Lo vais a pasar de lo lindo. ¡Manos a la obra!
Navidad... Bikini... suenan antagónicos (también lejanos) pero antes de que se te echen encima las fiestas y los excesos, te damos varias ideas para unas comidas equilibradas y sanas que siempre se pueden completar.
Por ejemplo, esta crema de chirivía super destintoxicante, o una purrusalda viuda a base de puerros y patatas. ¿Más consistencia? Prueba la pasta al estilo Puglia aderezada con grelos (altamente depurativos) y... bueno, unas manzanas con miel para poner un toque dulce sin caer en el azúcar facilón.