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Eurovisión en la presente temporada se va a Suiza. Unos buenos platos para picar acompañarán de forma excelente las intrigas de las actuaciones y los votos por países. Platos con quesos y buenas salsas para carne y, de postre, cómo no, chocolatinas y bombones suizos serán la compañía ideal.
Suiza es uno de los países europeos más queseros, pues cuenta con abundantes rebaños de ganado, sobre todo vacuno, por lo que son los quesos de vaca los más representativos. La mayoría de estos quesos, elaborados tanto con leche cruda como con leche pasteurizada, además de parcialmente desnatada, se terminan cociendo las cuajadas obtenidas en su propio suero a temperaturas de unos 70º C según las variedades.
Una vez escurridas se prensan para formar el queso. Este proceso de calentar la cuajada, muy habitual en el centro de Europa y las islas Británicas, da a los quesos una cualidad fundente, la ideal para la fondue y la raclette, y también para rellenar algunas verduras o platos y gratinarlos al horno. Vacherín, Gruyère, Emmenthal o Emmenthaler, Appenzeller, Sbrinz son ejemplos de los muchos quesos más maduros. Los menos maduros, aunque fermentados y más cremosos, son la Tomme Vaudoise, con la forma igual a las Tommes de la vecina Francia o el Brie suisse, que no necesita mucha explicación, ambos fermentados con hongos en la corteza.
También es un país fundamental en un producto irresistible para los golosos: el chocolate. Hacia mediados del siglo XIX Van Houtten inventó en la fábrica del chocolate de su familia en Holanda la primera prensa para separar la pasta o licor de cacao de la manteca de cacao y conseguir cacao en polvo. De ese invento surgió lo nunca visto hasta entonces, la tableta de chocolate que, bien templado gracias a la cristalización de la manteca de cacao, se presentaba crujiente al mordisco y con brillo.
De la tableta al bombón relleno no hay más que un paso. Poco después dos personalidades suizas fueron fundamentales para el desarrollo de la bombonería y el chocolate en el mundo. Nestlé -que era alemán pero desarrolló su carrera de chocolatero en Vevey, Suiza- y Lindt, que lo hizo en Zurich. A ellos y a sus herederos se deben durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX grandes descubrimientos en la mejora de la bombonería. Sus conocimientos se trasladaron a otros fabricantes que luego han desarrollado hasta el infinito estas especialidades.
Más allá de los quesos y el chocolate, la gastronomía suiza esconde otros platos súper apetecibles para disfrutar mientras vemos Eurovisión. Te proponemos estas tres recetas:
INGREDIENTES PARA 4 - 6 PERSONAS
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 20 minutos
TIEMPO DE COCCIÓN: 30 minutos
Lavar las patatas y ponerlas en una cazuela con agua fría y 1/2 cucharada de sal a cocer a fuego vivo unos 15 minutos desde que comienza el hervor o hasta que un palillo atraviese una de las más grandes. Mientras cuecen las patatas, freír el Speck en daditos o la panceta ahumada en un poco de mantequilla o aceite hasta que suelte parte de su grasa y se dore un poco, para dejarlo sobre papel absorbente. Rallar el queso de Gruyère. Reservar todo.
Escurrir, refrescar un poco las patatas bajo el chorro de agua fría. Cortarles en la parte superior, a lo largo, una tapadera por encima de la mitad. Con una cucharilla de café sacar un poco de la pulpa y echar todas en un plato con la panceta ya escurrida de la grasa. Revolver con la nata, un poco de nuez moscada y la mitad del queso. Probar de sazón y corregir.
Rellenar las patatas con el picadillo y colocar por encima la otra mitad del queso rallado. Encender el grill del horno y dorar el conjunto. Servir con el resto de aperitivos, calientes o templadas. No conviene recalentarlas, los quesos cuando son buenos sufren este recalentamiento. Pero se pueden dejar preparadas las patatas y meterlas bajo el grill un rato antes de servirlas.
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS
PARA LA MASA
PARA LA EMPANADA
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 45 minutos con masa
TIEMPO DE COCCIÓN: 30 minutos
Preparar la masa poniendo en un cuenco la harina con 5 gramos de sal, la mantequilla y el requesón o el queso fresco y amasar hasta que se consigue unir todo. Si está demasiado seco, añadir un poco de la clara de huevo que estará ya cascado en una taza. Estirar la masa en un rectángulo de 45 x 30 cm sobre un papel de horno y dejar en reposo sobre una mesa en lugar fresco. Si sobran recortes, guardarlos.
Para el relleno, calentar la mantequilla o un poco de aceite para sofreír a fuego suave la cebolla y el ajo, sin que se cocinen mucho. Subir el fuego y echar de golpe las espinacas bien escurridas, salpimentarlas, para que se sofrían con rapidez y queden lo más secas posible. Añadir el rábano picante y revolver con las migas de pan, que absorberán los líquidos que puedan soltar las espinacas.
Pasar el papel con la masa a la bandeja del horno, con la parte de 30 cm en la parte larga de la bandeja y las partes sobrantes del lado de 45 cm fuera, un poco desiguales. Sobre la masa, en el centro de la bandeja -no de la masa- colocar las lonchas de queso y dejando en los bordes un espacio para pegar la masa, de modo que ocupe un poco menos de la mitad de la plancha en su lado más largo, de 45 cm, pero dejando un lado más ancho que el otro. Si sobra queso, repartirlo por encima.
Luego colocar el sofrito de espinacas bien sazonado y, en último lugar, los filetes de trucha repartidos uniformemente. Pintar los bordes de masa y doblar el lado más estrecho de la masa hacia el medio y luego el más largo sobre el primero, todos pintados de huevo, para cerrar la empanada como un paquete. Doblar los extremos de los lados del paquete pegándolos con la yema y la clara que sobraron y, al final, pintar toda la empanada con el huevo. Adornar con los recortes, si se quiere, y pintar de nuevo con el resto de huevo
Cocer en el horno ya caliente a 180º C durante una media hora o hasta que esté bien dorada y rígida en el fondo. Dejar enfriar a temperatura ambiente, no de frigorífico, antes de servir, cortada en bocados de ración.
NOTA: Esta empanada se puede hacer con masa quebrada o de hojaldre del comercio equivalente.
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 15 minutos con masa
TIEMPO DE COCCIÓN: 25 minutos
En un cuenco poner la carne con un poco de sal, pimienta y 1 y 1/2 de las cucharadas de mostaza, el huevo y amasar todo junto hasta que esté integrado. Probar y corregir de sazón. Formar albondiguitas que quepan en la boca, pero no demasiado pequeñas, para no eternizarse haciéndolas.
Calentar en la sartén la grasa que se vaya a utilizar y freír las albondiguitas por todas sus caras sin que se sequen demasiado, justo que se sofrían para pasarlas a una fuente. Añadir más mantequilla o más aceite si hace falta. En cuanto se terminen de freír, con un papel retirar todos aquellos puntos demasiado tostados o negros que hayan quedado en la sartén, pero procurar que queden los restos dorados.
Añadir la nata con el resto de mostaza que queda o más si se es muy gustoso y dar un hervor, hasta que espese un poco, para poder mojar las albondiguillas cuando ya esté casi fría y no haya quedado como un masote -no hay que preocuparse, se puede aligerar con dos o tres cucharadas de agua-. Pasarla a un cuenco en el que se servirá. Formar pinchitos con las albondiguitas y los pepinillos pinchados con palillo chinos de media longitud, ni largos ni cortos. Ya sólo queda untar las albondiguitas en la salsa de mostaza.
Y ahora sólo queda degustar este menú como si estuvieras en Basilea mientras cantas 'Esa Diva' de nuestra candidata Melody.
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