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Al igual que su hermano Ferrán (cofundador de este local), Albert Adriá posee una personalidad inquieta que le lleva a iniciar siempre nuevos proyectos. Es el caso de Tickets Bar, que inauguró tras dejar Inopia, y uno de los gastrobares más solicitados de la capital catalana. Picoteo, Los Ibéricos Joselito, Las Ostras, Tapitas del Mar o Los Xuxis (unidades de bocado para comer con la mano), son sólo algunas de las tapas que más salen de su cocina.
El número 31 de la calle 31 de agosto, en pleno casco viejo de Donostia-San Sebastián, es un sitio desenfadado, irreverente, con buena música y donde es posible comerse un postre no apto para escrupulosos: los sesos de un zombie. A Fuego Negro, de Edorta Lamo, hay que ir con ganas de romper esquemas y de comer bien. Para melómanos, una buena noticia: en su cuenta de Twitter encontramos el enlace de su banda sonora.
Un equipo ejecuta las propuestas de Quique Dacosta y la talentosa sumiller Manuela Romeralo es la encargada de encontrar las mejores armonías para las tapas de Vuelve Carolina. Mientras que en Mercatbar nos esperan los sabores de siempre con un plus de sofisticación. ¿Un abreboca? La ensaladilla rusa con picos aireados, la barra de pan cristal con tomate y jamón o la coca crujiente de setas.
En la zona centro de Vitoria-Gasteiz, una cafetera humea desde la mañana, unos fogones van a todo gas antes de la hora de la comida y una barra está presta a recibir a los noctámbulos que buscan una copa de vino o una buena caña. Ese lugar se llama PerretxiCo y es obra de Josean Merino. Le hemos preguntado a Claudia Rozo, encargada de cocina, por el pintxo ineludible y, aunque asegura que “los recomendaría todos”, el arroz de perrechicos, queso Idiazabal y butifarra del perol es una de las paradas obligadas de la carta.
En Valladolid, a 100 metros de la Plaza Mayor, nos espera una barca de alga con ceviche de sardina y mahonesa de ajo negro en Villa Paramesa. El local cuenta con gran variedad de tapas y platos con ambiente familiar, en la zona centro de la ciudad. Alga kombu y ajo negro, callos elaborados en casa por nuestra madre, churros de avellana con crema de vainilla son otros de los platos que podemos probar aquí.
El Burladero, uno de los locales de primer nivel de la cocina española en Sevilla, apuesta también por las tapas con este gastrobar ubicado en el hotel Gran Meliá Colón. Rodeados de una atmósfera taurina, podemos degustar aquí recetas tradicionales con un punto de innovación y originalidad. El bar, además, cuenta con una amplia carta de Gin Tonic.
En otoño de 2014 desembarcaron en Madrid durante la primera temporada del proyecto efímero The Table by y en otoño de 2015 volvieron para quedarse. Parece que lo de los gallegos Iago Pazos y Marcos Cerqueiro ha sido un flechazo con la ciudad y con el barrio de Chueca, donde está ubicada Barra Atlántica. No queremos parecer exagerados pero es casi un templo de devoción al marisco de Galicia. La protagonista es la barra, en un claro guiño a la casa matriz Abastos 2.0.
Pedro Larumbe, uno de los nombres punteros en la cocina española, apuesta también por combinar su restaurante con un gastrobar. Sin duda es uno de los máximos exponentes de este nuevo concepto de restauración informal y cómoda, a base de tapas y raciones, como su cazuelita de bacalao ajoarriero, la hamburguesa de ibérico con queso o el sorbete de mojito.
En la portada de la carta, una mano sostiene un banderín que anuncia lo que vendrá en las páginas sucesivas: “Entre tus manos tienes la guía de viajes de la cocina soñada por Dani García. Disfruta con libertad de una cocina global sin salir de Marbella”. Si, tras este preámbulo, la inquietud y las ganas de probar se mantienen, no hay que perder de vista la tortilla XL de camarones crujientes o sus 20 cócteles. Esto, señores, es Bibo, con un nombre que es el juego ortográfico de ‘estar vivo’. Y atención porque en los próximos meses, se inaugurará Bibo Madrid, en pleno Paseo de la Castellana de Madrid.
Lo advertimos en la Guía Repsol 2016: “Si la informalidad, con un poco de aquí y otro de allí, surge del ímpetu culinario de Ricard Camarena, se encuentra en muy buenas manos”. Central Bar by Ricard Camarena, en el bullicioso y animado Mercado Central de Valencia, del que proviene la gran mayoría de los productos frescos con los que trabaja para lograr bocadillos como el Canalla (con morcilla picante, revuelto y pimiento encurtido) o el Mary (de sepia con all i oli).
Los gastrobares no solo están de moda en las grandes capitales, en pleno casco histórico de Aranjuez encontramos un local donde las tapas se cuidan con mucho mimo, lo que deja un sabor de boca único en los comensales, especialmente si se acompañan con una copa de vino o cava, especialidad de la casa. Una buena elección aquí es la brandada de bacalao o el champiñón a la plancha relleno de micuit. Aunque lo mejor es disfrutar de un bocado en la barra, el local cuenta con una pequeña sala con solo cinco mesas. (Seis Reales; Postas 3; 640.614.620)
Delicias en miniatura como el Potito (huevo, pata y trufa), el perrito caliente con pedigrí o las burbujas merengadas son la clave del éxito de este ya clásico de la capital. La originalidad es una constante en La Gabinoteca, tanto en los platos como en la carta, que nos arranca una sonrisa al leerla. Bocados apetitosos en miniatura, en un ambiente moderno e informal.
Además de triunfar en los fogones del restaurante ABaC, el mediático Jordi Cruz se animó a probar con las tapas en su propio gastrobar: Ten's Tapas. En este espacio, tradición y modernidad caminan de la mano. La barbacoa de alitas de pollo o los huevos casi estrellados con ibéricos son algunos de los platos más sabrosos de su carta.
Carlos Abellán combina en Tapas 24; la calidad con una estética urbanista y una escenografía muy particular a base de barras corridas y mesas altas. Entre sus sugerencias se encuentran las hamburguesas con foie, los pescaditos fritos y las setas, entre otras. Aquí, las tapas se sirven desde la mañana a la noche.
Tras una primera etapa bajo la dirección del cocinero Fermí Puig, Petit Comité ha reabierto, completamente reformado, con Nando Junbay a los fogones. Este moderno local cuenta con una excelente carta en la que se reivindican los orígenes de la cocina tradicional catalana y se crean platos como las albóndigas con sepia.
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