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La mayoría de millenials han crecido con la tele como epicentro del salón, por lo que seguramente mantengan vívido todavía en su imaginario el recuerdo de las famosas burbujas catalanas colándose cada Nochevieja en los hogares españoles. Todo empezó en 1977 con Liza Minelli, la primera que deseó felices fiestas a base de cava y cabaret. Después, diversas estrellas como Sharon Stone, Paul Newman, Pierce Brosnan, Demi Moore, Bárbara Rey o Penélope Cruz, entre otras, iluminaron la pantalla con su éxtasis dorado.
Mientras, muy lejos del foco de esas burbujas centelleantes, en Almendralejo, una localidad de la provincia de Badajoz, un joven llamado Marcelino Díaz se decantaba por una ingeniería agrónoma con especialidad en viticultura y enología cuando le tocó el momento de elegir carrera, ya que al ser hijo de viticultor, era lo que conocía y le gustaba.
El año que Minelli apareció cantando en la televisión, el padre de Marcelino acababa de fallecer y él, que trabajaba fuera, volvió a Almendralejo para coger las riendas de la bodega familiar junto a sus ocho hermanos. En aquel momento, en esta localidad se elaboraba mucha cantidad de vino, pero todo era a granel. Sin embargo, Marcelino puso en práctica los conocimientos adquiridos durante su formación y elaboró un vino que abrió puertas y la mente de muchas personas. "Hasta entonces, no se creía ni dentro ni fuera de Extremadura que aquí se podían hacer buenos vinos", rememora. Era el año 1981 y 'Lar de Barros' fue el primer tinto de calidad con crianza en barrica, lo que marcó un antes y un después en la historia agroalimentaria extremeña.
Tras este hito, un día hablando con su amigo Aniceto Mesías, que también se dedicaba al sector, comentaron medio en broma la idea de hacer un cava. ¿Y por qué no? "Ambos sabíamos que el ámbito geográfico de la Denominación de Origen Cava, creada en 1972, dejó una puerta abierta a todo el territorio nacional, porque los empresarios no se pusieron de acuerdo porque casi todos tenían viñedos en diferentes puntos. El Ministerio de Agricultura dijo en aquel entonces que lo más importante era que se siguiera el método tradicional, es decir, una segunda fermentación en botella nueve meses como mínimo y así, el ámbito podría ser toda la geografía española", apostilla Díaz. En esas estaban cuando se unió al proyecto Pablo Juárez.
A pesar de la inexperiencia de los tres, no era una empresa difícil de primeras, ya que la familia de Marcelino poseía uvas de la variedad Macabeo, una de las utilizadas para este espumoso. Así que las vendimiaron en 1982 y en diciembre de 1983 salieron al mercado las primeras 6.000 botellas de cava extremeño. "Nos llevamos una sorpresa porque resultó un cava excepcional".
Y precisamente esa calidad fue la que hizo saltar las alarmas. Tres años después se adaptó la ley y se redujo el ámbito geográfico a la depresión del río Ebro. Un poco antes, en 1985, Aniceto Mesías y Pablo Juárez, dos de los tres 'padres' del cava extremeño, se desvincularon del proyecto. Sin embargo, Marcelino Díaz emprendió con pundonor una lucha de papeles, viajes, abogados y también fe en la calidad de su producto.
Presentó un contencioso administrativo contra esa ley, pasó a la Audiencia Provincial, que, a su vez, lo elevó al Tribunal Supremo y este falló a favor de que Marcelino Díaz pudiera seguir elaborando cava tal y como lo venía haciendo, es decir, a partir de sus propios viñedos. "Dije que no estaba de acuerdo, que el ámbito geográfico de mis propios viñedos era insuficiente, así que solicité que lo ampliasen a todo el término municipal", recuerda a la perfección. "Fue difícil, porque yo había elaborado el primer cava en base a mis conocimientos, con mis medios, había tenido que pleitear con la administración y eso había costado dinero... Pero me alegro muchísimo de haber tomado esa decisión porque benefició a todo el pueblo". La localidad valenciana de Requena hizo lo mismo, por lo que actualmente, el mapa de la DO Cava tiene 132 puntos en Cataluña (Comtats de Barcelona), 18 en La Rioja, tres en Álava, dos en Navarra, uno en Valencia y otro más, el más alejado de todos ellos, en Almendralejo.
Marcelino se jubiló en octubre de 2023, traspasando toda su actividad de vinos y cavas a ‘Bodegas Orán’. A sus 78 años, habla sin prisa pero sin pausa, con una memoria de elefante y sin darse la importancia que le corresponde por tan generoso acto. Puso el cuerpo, el dinero y se benefició una ciudad entera. Aunque ya retirado de la primera línea, este embajador extremeño del cava continúa con actividades de promoción, como la que realizó en 1996 cuando el equipo del municipio, el Club de Fútbol Extremadura, ascendió a primera división.
Él y otros empresarios de sectores como el ibérico, los licores y el aceite organizaban degustaciones en los hoteles donde se alojaban los jugadores cuando disputaban un partido fuera de casa. “Buscábamos dar a conocer los productos extremeños, tanto entre el equipo, como entre otros asistentes al encuentro, capitalizando la visibilidad que ofrecía el fútbol. Tuvimos un éxito enorme”, cuenta. Lo próximo será un museo del cava que abrirá en primavera en Almendralejo, en el que contará su trayectoria y expondrá auténticos tesoros, como una barrica del año 1931 que aún conserva de su padre.
Actualmente, hay cinco bodegas almendralejenses adheridas a la DO Cava: 'Orán', 'Martínez Paiva', 'López Morenas', 'Vía de la Plata' y 'Romale', siendo esta la principal elaboradora de vino base cava de Extremadura. De hecho, según asegura su director adjunto, Francisco Javier Nieto, este año han batido su récord recogiendo 30 millones de kilos. Además, esta bodega es la única de la región que cuenta con uvas de la variedad Xarel·lo, por lo que su cava monovarietal es exclusivo. Como novedad, estas navidades van a sacar una píldora de 1.800 botellas mágnum, que venderán solo en la tienda, ubicada en las instalaciones de la bodega. "Es nuestra forma de agradecer y beneficiar a los vecinos de Almendralejo", detalla. También están elaborando ya cava ecológico para la próxima campaña.
"Este año hemos tenido unos datos excepcionales dada la sequía que ha sufrido Cataluña, que ha dejado a las bodegas sin vino base para poder elaborar sus cavas", explica Nieto. De hecho, Freixenet, la famosa firma de las burbujas televisivas, ha visto reducida su producción en más de un 30%. Por eso, Extremadura lleva dos años vendiendo vino base a pesar de que Cataluña tiene el 85% de la superficie autorizada para la plantación de viñedo para cava y los viñedos almendralejenses están limitados a 1.700 hectáreas.
Las variedades que más se estilan en esta zona son Xarel·lo, Parellada y Macabeo. Todas ellas están acostumbradas al clima seco, pero la última está especialmente adaptada a la falta de agua. Por eso, lejos de los recelos iniciales, la pequeña ciudad de Almendralejo (34.000 habitantes) está ayudando a abastecer las necesidades del mercado. Los productores de la zona esperan vender este año más de 15 millones de litros de vino base a Cataluña.
“El futuro del cava extremeño es muy halagüeño. Creo que va a ir aumentando año tras año, siempre que haya un compromiso con la calidad”. Son palabras de Julia Marín Expósito, doctora en Enología y presidenta de la Asociación de Enólogos de Extremadura, quien asevera que la gente está empezando a consumir cava extremeño y a demandarlo. "Hace unos años era impensable".
“En una cata a ciegas quizás no sabríamos distinguir entre un cava extremeño y uno catalán". Y lo asegura ella, que ha catado cientos de cavas. "Esto es un orgullo enorme, ya que significa que en poco tiempo hemos conseguido equipararnos a la calidad de gente que lleva muchos años elaborando", señala. "Además, ya empieza a haber cavas con reserva, con largas crianzas, etcétera. Esto también nos va a hacer dar un salto cualitativo aun mayor y poder diversificar para acceder a todos los gustos".
Normalmente, en la descripción de las botellas suelen aparecer platos genéricos para armonizar esa bebida: pescados, mariscos, pasta fresca, frutos secos... Pero en Almendralejo afinan aún más y, aunque no luce en ninguna etiqueta por ahora, sostienen que el mejor maridaje para sus cavas es un buen plato de migas extremeñas. Y no es solo sabiduría popular, esta enóloga lo confirma: "el carbónico ayuda a digerir la grasa del aceite o de la panceta, si la lleva". Confirmado pues: el cava extremeño se ha ganado su lugar en la mesa, brillando junto a los mejores.
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