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En el imaginario colectivo existe la creencia de que el vermut se lo debemos a los italianos. Como tantos mitos, este tampoco pasa la prueba del algodón. El vermut moderno es la visionaria revisión que el turinés Antonio Carpano hizo en 1786 de un aperitivo de ajenjo (en alemán, wermut) y vino, que causaba furor en Prusia.
Existe constancia del consumo del vermut moderno, de brebajes similares, o de vermús primigenios en la antigua China. Investigadores del Centro para el Estudio de la China Contemporánea, de la Universidad de Pensilvania (UPENN) encontraron restos de vino de arroz mezclado con absenta, crisantemo y flores en una antigua vasija de la dinastía Shang. Pero también, en la Grecia Clásica el vino hipocrático no era otra cosa que una infusión de vino y absenta.
Lo que hoy conocemos como vermut es un vino blanco o tinto fortificado al que se le añade azúcar y se macera con una gran paleta de hierbas aromáticas, flores, frutas o especias. Es el aperitivo por antonomasia que la familia Carpano prestigió.
Un carro ganador al que se subieron las también italianas Cinzano, Martini o Chinato, o la francesa Noilly Prat y que, en nuestro país, lo hicieron la reusense Yzaguirre (en 1884) y, tras ella, la riojana Martínez Lacuesta y la jerezana Valdespino. Pero, y sobre todo, te damos a conocer dónde tomar del bueno en Barcelona.
Vermuts hay muchos, pero para señores vermuts el de la casa de 'Jordi Miralles'(calle Provença, 85). Un perfecto vermut rojo que, por encargo de Jordi, el señor Ramón elabora en la Conca de Barberà a base de vino blanco, 42 hierbas y especias y caramelo (lo único que lo distingue de su hermano blanco).
No solo de vermuts vive esta casa, también sirve unas de las mejores patatas bravas de Barcelona según muchos ránkings, un trato de "la milla de oro", un aroma de barrio y unos precios de barriada, además de una treintena de vermús nacionales e internacionales con los que el bueno de Jordi conquista a todo quisqui.
Para conquistar a los más escépticos les sirve uno de Jerez como el de Bodegas Lustau o su blanco de la casa. Vermuts blancos que, según Jordi, cada vez tienen más adeptos. Y a los que ya forman parte de la "cofradía del buen vermut", les ofrece el suyo rojo o, si son amantes de las marcas, los reservas de Yzaguirre, Miróo Martínez Lacuesta.
Para los fetichistas del vermut tienen reservados los italianos Chinato de Mancino,Antica Formula Carpano o Punt e Mes. Y a los que los prefieren combinados, no puede resistirse a ofrecerles su cóctel favorito: el Negroni (en un vaso on the rocks,con Martini Rosso, Campari y Ginebra a partes iguales). ¡Sí señor! Un clásico (también del cine).
Si lo tuyo son los vermuts de elaboración propia, busca las direcciones de 'Casa Mariol' o 'Morro Fi'. A escasos metros de la Sagrada Familia y en un ambiente familiar, sus vermús se sirven por copas o a granel. Y en el centro comercial La Illa Diagonal o en pleno Ensanche, 'Morro Fi' sirve sus vermuts Gildas y, sobre todo, buen rollo.
Si lo que quieres es acompañarlo o que le suceda a una gran comida reserva en la 'Bodega 1900' de Albert Adrià o en el restaurante 'Bar Bas'. En la bodega del renacido Paralelo de Barcelona, el pequeño retoño pero no menos grande de los Adrià, te ofrece tapas y platillos de corte "bulliniano" como unas esferificaciones de aceitunas, o el más original bocata de calamares de la ciudad.
Y a tiro de piedra de la plaza Catalunya, 'Quique' ofrece un aperitivo XXL(cuantitativa y cualitativamente): vermú de la casa, mejillones en escabeche, berberechos al vapor, matrimonio (anchoa de Santoña 000 y boquerón en vinagre) y patatas fritas –las mejores de Barcelona por aclamación popular–.
¿Qué a ti lo que te va es el postureo? Haz tuya la calle Parlament. En cualquiera de las vermuterías que se agolpan en el corazón del barrio de Sant Antoni encontrarás tantas barbas bien afeitadas como vermuts bien tirados. ¡Viva el vermut y la madre que parió a Antonio Carpano… y a Jordi Miralles!