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King Schultz entra en un bar con Django, el esclavo que acaba de comprar. Pide dos cervezas y el cantinero responde que aún no son horas. Pobre tonto. Como si degustar una cerveza dependiera del reloj. Diez segundos más tarde, sacan a guantazos de su propio bar al osado hostelero por negarse a servirle a un negro. "Qué triste, ahora tendremos que ser nuestros cantineros", dice Schultz (interpretado por Christoph Waltz) mientras tira dos cervezas, la suya y la de Django (Jamie Foxx).
El cazarrecompensas alemán de Django Desencadenado (Quentin Tarantino, 2013) bebe placenteramente, como quien está acostumbrado al amargor de una rubia bien fresca. Primero el trago largo, que es el que apaga su sed. Luego los cortos, los que sociabilizan, los que mantienen la garganta húmeda para que la lengua se suelte. Y en contraposición a él está Django, con el gesto contrariado de todo el que prueba la cerveza por primera vez. "En mi cabeza sabías mejor", parece estar diciéndole a la jarra. Sin embargo no la suelta, sigue bebiéndola. Es con una cerveza en la mano cuando Django descubre que no le han comprado para ser un esclavo. Django y lo desconocido. En sus manos, una cerveza. En su cabeza, la palabra libertad.
Poniéndonos un poco románticos, quienes decidan pasarse por la Feria de la cerveza artesana del Poblenou podrán sentir lo mismo que Django: lo desconocido y la libertad. Estos días son sinónimo de libertad para muchos, así que con las responsabilidades aparcadas y todo el fin de semana por delante, pocos planes hay mejores que pasar un buen rato al aire libre catando cervezas —conocidas o desconocidas—, escuchando música en directo y comiendo algo para reponer fuerzas.
El funcionamiento de la feria es sencillo. Compras el vaso oficial, por supuesto de vidrio y fabricado por Spiegelau (2,50 € on line o 3,50 € en la propia feria) y unos tickets por los que canjear la cerveza que vayas a beber. Los precios de las consumiciones son asequibles: por 1,50 € o 2 € puedes probar cervezas nuevas. En cada edición, una cervecería diferente se encarga de crear una producción limitada de cerveza especial para la feria. Este año son Mala Guissona, de Euskadi, colaborando con Free Lions, de Italia.
Entre tanta oferta puede que alguien no sepa por dónde empezar, así que Joaquim Jané, fundador de esta cita y somelier de 'La Cervecita Nuestra de Cada Día' (tienda y cervecería en Barcelona) nos facilita el trabajo con esta recomendación: "Si te gustan suaves, los amigos de Basqueland Brewing Project, de Guipúzcoa, llevan una Kölsch, que es un estilo alemán de cerveza rubia, suavecita, refrescante para el verano. Y si quieres probar una más potente, te recomiendo la Segarreta, de Cataluña, que elabora una cerveza ácida con frambuesas. Refrescante pero más fuerte". "Hay algunas más caras, dependiendo de la graduación y del proceso que llevan, pero siempre decimos a los productores que mantengan unos precios razonables", comenta Joaquim.
Joaquim señala que en cada caseta están los productores (y no los distribuidores) para explicar a los asistentes qué tipo de cerveza ofrecen y sus características. "Una condición indispensable que ponemos para que una cerveza esté en la feria es que venga el productor. Nos parece muy importante. La cerveza artesana es un mundo aún muy desconocido. Hay tanta variedad que hay que hacer un poco de divulgación y ese es el concepto de la feria".
Y esta divulgación no solo está detrás de las barras. Aquí acude tanto el visitante que solo quiere tomar algo, como gente que está al día de las novedades de la cerveza artesana. Francia, Inglaterra, Escocia, Holanda, Suecia, Noruega, Rusia, Polonia, Bulgaria, Estados Unidos, Panamá... estarán representados además de productores catalanes, andaluces, madrileños, gallegos y vascos.
Si alguien desea conocer información de primera mano o descubrir nuevos productores, en la feria (por un precio de unos 3 a 5 euros) tiene la oportunidad de asistir a charlas con degustación. "Todos los cerveceros de fuera hacen una charla y los de aquí, los que quieran, pueden hacer una presentación. Esta actividad se hace allí mismo, en el propio recinto, en un espacio cubierto y aclimatado. El productor trae varias cervezas y completa su explicación con la degustación de alguna de ellas", comenta Joaquim.
Dentro del marco de la feria también se celebra el Campeonato Nacional de Cervezas cuyos jueces, reconocidos miembros de la comunidad cervecera nacional e internacional, premian cada año a las mejores cervezas producidas en el territorio español. El año pasado se presentaron 180 cervezas artesanas ya que este encuentro, donde se entregan los galardones, se ha convertido en todo un referente.
Además, para que el refrescante lúpulo no caiga en estómagos vacíos, el recinto está aliñado con los mejores food trucks de Barcelona y una programación musical bailonga y veraniega a cargo de numerosos dj's entre los que cabe destacar a Miguelito Superstar, de la Fundación Tony Manero.