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Manuel Viera lleva 41 años trabajando entre barricas de ron. Las cuida y mima, las revisa casi a diario y repara las que sufren pérdidas. Su padre, Antonio, era el chófer del camión que transportaba las cañas de azúcar desde la plantación a la destilería y también hacía el reparto semanal de pedidos por la isla de Gran Canaria. Adrián, el hijo de Manuel, el nieto de Antonio, trabaja en la cadena de embotellado, supervisando el ordenador que informatiza ahora todo el proceso.
"Yo conozco esta fábrica desde niño, cuando venía a traerle el almuerzo a mi padre a la salida del colegio. Entré con 17 años como aprendiz, al igual que la mayoría de amigos de la cuadrilla de Arucas", recuerda Manuel. Casi todos los empleados de 'Destilerías Arehucas', donde se producen y venden rones blancos y dorados y licores de distintos tipos, son vecinos o familiares de esta localidad norteña que se extiende a los pies del antiguo volcán que le da nombre. "En realidad somos como una gran familia".
A finales del siglo XIX se fundó 'La Fábrica de San Pedro', una planta azucarera que procesaba las cañas que poblaban casi todas las fincas de la isla de Gran Canaria –muchos historiadores apuntan a que Cristóbal Colón llevó tallos de caña de este archipiélago al Nuevo Mundo durante su segundo viaje (1493)–. En poco tiempo, la pequeña producción de aguardiente que salía de la azucarera cosechó fama y renombre, hasta el punto de ser declarados proveedores oficiales de la Casa Real, título que les concedió la regente María Cristina de Austria, madre de Alfonso XIII.
"El verdadero impulso llega a principios del siglo pasado, cuando un antiguo empleado de 'La Fábrica', Alfredo Martín Reyes, compra las instalaciones y las refunda como destilería 'San Pedro', vendiendo primero a granel y , desde 1965, bajo la marca Arehucas", explica César Arencibia, responsable de turismo y relaciones públicas de la compañía. Hoy es la tercera generación de la familia quien dirige la empresa. "Yo conocí al abuelo, al hijo y a los nietos", apostilla Manuel, quien presume de distinguir la calidad de un ron con solo oler el tapón de las barricas.
En la bodega de 'Arehucas' se añejan 1.200.000 litros de aguardiente de caña en unas 4.308 barricas de roble blanco americano. Unas 300 están personalizadas con dedicatorias de personalidades del mundo de la política, el deporte y la cultura, tanto nacionales como internacionales, entre otras, la que firmaron los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, en marzo de 1973.
"Al año producimos una media aproximada de 3.500.000 litros de ron. Somos líderes en el mercado canario (el 80 % de la producción se vende en el archipiélago, el 15 % en la Península y el resto en el extranjero). El objetivo ahora es seguir creciendo en el exterior", admite Arencibia. Entre sus productos más vendidos está el ron Carta Blanca y el ron Carta Oro, además del característico ron miel, con denominación geográfica de Canarias que se elabora con miel 100 % de abeja.
El proceso natural del destilado de ron comienza en primavera, cuando se siegan y muelen las cañas de azúcar que la compañía aún tiene en plantaciones del municipio de Arucas. "Destilerías Arehucas, al igual que el resto de fabricantes de ron, acude al mercado internacional para la compra del destilado; sin embargo, el aguardiente de caña, que es la esencia del ron, sigue siendo de nuestra propia cosecha", explica César. De la caña se separa el jugo (guarapo) y el bagazo, los restos sólidos que se reutilizan como biomasa –en formato de pélets– en los procesos de fermentación y destilación.
El jugo se pasteuriza primero y pasa a la 'cuba madre' (o de reproducción), donde se introduce la levadura para su fermentación durante unas 36 horas. "Con esto conseguimos lo que se conoce como vino de caña, con unos 8 grados de alcohol". Este líquido es el que se lleva a la destiladora de doble columna –una de acero inoxidable (destrozadora), que eleva la temperatura para extraer el agua, y otra de cobre (condensadora), que aumenta el grado alcohólico para eliminar impurezas–. El resultado es un destilado de entre 70-80º de alcohol.
"La maquinaria ha cambiado todo a mejor", reconoce Manuel, quien recuerda que antes todo el proceso de embotellado del ron era manual: "Las mujeres rellenaban las botellas de cristal, enroscaban los tapones, colocaban las etiquetas y empaquetaban los pedidos". Ahora todo es una cadena de engranaje, en la que trabajan diez operarios, con un sonido orquestal producto del tintineo del vidrio, y en la que se embotellan hasta 12.000 unidades a la hora.
Desde hace años estas instalaciones se pueden visitar. "Aquí venían turistas, vecinos y colegios, así que decidimos organizarlo y actualmente contamos con siete guías en distintos idiomas, que atienden a visitantes, procedentes en su mayoría de Alemania y Escandinavia, aunque también son reseñables los que vienen procedentes de Europa del Este y Francia". El tour termina en la sala de degustación, donde se pueden probar, además de los rones –como el de miel guanche o el Capitán Kidd, con 30 años de reposo y que se embotella de forma artesanal directamente de la barrica–, los interesantes licores, como el Citric, con limones canarios, de plátano o el de bienmesabe, basado en el tradicional postre isleño.
AREHUCAS - Calle Era de San Pedro, 2. Arucas. Las Palmas. Tel. 928 62 49 00.
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