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Cuando Dolores Marín compró la finca agrícola donde se encuentra hoy la 'Casa de la Campana', a 4 kilómetros de Cieza, nunca imaginó que esta antigua casa señorial hubiera significado tanto para los vecinos del pueblo. “Construida en el siglo XIX, perteneció al obispo de Astorga, una figura importante en la época, y durante años fue escenario de tertulias, eventos religiosos y culturales. Era un punto de encuentro de la gente de los alrededores que frecuentaban la casa y sus jardines”, desvela esta murciana nacida en Caravaca de la Cruz.
Lo cuenta paseando entre el hermoso manto rosáceo que forman los primeros melocotoneros en flor. Pura primavera murciana. La casa, rodeada de 30.000 metros de jardines con palmeras y pinos centenarios, “llegó a albergar un zoológico”, añade Lolí -así la llaman todos- con una amplia sonrisa. “Era un sitio especial que no se podía quedar en el olvido y que, de alguna forma, tenía que estar de nuevo disponible para la gente”. Tras una reforma muy cuidadosa que duró dos años, ‘La Casa de la Campana’ abrió sus puertas en 2012.
Las diez habitaciones que ofrece la casa invitan al sosiego, a detener el reloj y a relajarse. Con sus balcones y unas bonitas vistas al jardín, no hay ninguna estancia igual a otra, cada una tiene su propio encanto. Cabeceros de madera pintados, muebles antiguos, colchas bordadas, jarrones con flores frescas de la propia finca… todo está cuidado al detalle por Loli, a la que le encanta la ropa blanca, las toallas de algodón egipcio y las sábanas de 400 hilos de algodón. Todos sus caprichos están en esta casa.
Paseando por el hotel, observamos paredes de piedra original, suelos hidráulicos antiguos o grandes tinajas decorativas donde se almacenaban antiguamente el vino y el aceite. “Hemos conservado todos los elementos antiguos que pudimos, sumando al hotel todas las comodidades del siglo XXI”, explica esta empresaria dedicada a la producción y distribución de fruta.
Cuando compraron la finca, la casa no estaba en buenas condiciones. "Tuvimos que reformar absolutamente todo, y lo que no pudimos conservar, lo hicimos de forma artesanal: desde los azulejos encargados a Talavera de la Reina con el diseño original que encontramos en la casa; a los suelos de barro hechos con la tierra de nuestra finca que se encuentran en una casita independiente con zona de juegos común para todos los huéspedes”, detalla.
Loli se refiere a Salvadora Espín, la cocinera, como "la señora de la casa". Ella es también parte del alma de este hotel boutique que busca que el viajero se sienta como en casa. Por eso no hay un menú establecido. Salvadora propone platos según lo que encuentra en el mercado o en el huerto de la casa, donde cultivan lechugas, habas, níspero o alcachofas, entre otras muchas verduras. A veces pregunta directamente a sus comensales qué les apetece comer y ella se pone manos a la obra. Como buena calasparreña, los arroces son su especialidad -sobre todo el de verduras-, aunque otros platos como las migas o los guisos los clava.
El desayuno de la casa es otra delicia. Los huevos son de las propias gallinas que crían en la finca, la fruta de sus frutales, el bizcocho lo prepara cada día Salvadora, y los pequeños croissants los traen de un obrador artesanal del pueblo. También ofrecen embutidos y tostadas con tomate y aceite de sus propios olivos, y zumos de naranja natural, también de sus propios árboles. "Defendemos la filosofía de kilómetro cero y la cocina de mercado", apunta Loli, que con la llegada de la primaveraa, anima a sus huéspedesa desayunar en el pintoresco patio de yedra.
Los espacios comunes de la 'Casa de la Campana' te animan a salir de la habitación, por muy a gusto que estés. Su gran piscina con hamacas en medio del jardín es un alivio para el calor veraniego, mientras la gran chimenea del salón, alimentada de leña de olivo- es un rincón delicioso en invierno donde abrir un buen libro con una copa de vino en la mano. También cuentan con un capilla, herencia de la época en la que aquí vivió el obispo de Astorga.
Loli está enamorada de Cieza y sus alrededores. Llegó aquí siendo una niña y cuenta las maravillas de su tierra como si las acabara de descubrir. Propone pasear entre los melocotoneros en flor que pintan de morado el fértil valle de la Vega del Segura, rodeado de montañas; y visitar otras maravillas naturales como el Cañon de Almadenes -su favorito-, la Cueva Sima de la Serreta, o el Barranco de los Grajos, sin olvidar el yacimiento islámico de Medina Siyasa, un importante barrio del islam occidental con 19 casas que conservan sus calles y murallas.
'CASA DE LA CAMPANA'. Carretera del Gineta s/N. Cieza (Murcia). Tel. 675 980 551