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Una joven charla tras un baño con una mujer en el área de la piscina.

Hotel Sabina en Arenas de San Pedro: la magia de dormir en Gredos

El sueño de vivir en una casa en el campo

13/12/2024 –

Actualizado: 01/08/2024

Fotografía: Hugo Palotto

'Hotel Sabina' es una gran casa rehabilitada y convertida en alojamiento rural de siete habitaciones con unos jardines para perderse. Sin embargo, Raúl Bermúdez López y su hermana Raquel no estaban eligiendo cualquier vivienda para iniciar el negocio que les alejaría de la ciudad y les conectaría de nuevo con su hogar, Arenas de San Pedro, sino que optaban por su propia casa familiar, esa en la que habían crecido. Acertaron, porque el alojamiento está rodeado de la exuberancia de Gredos, con una piscina estupenda para los días de calor y zonas comunes perfectas para reconectarse con la naturaleza.
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Atravesar el portón del 'Hotel Sabina' es entrar en un oasis donde los árboles y el césped bien cuidado dan la bienvenida presumiendo de frescor. La Sierra de Gredos despliega sus encantos al fondo mientras en el jardín se desatan los sonidos del campo. Es un día de verano y las chicharras están a tope alejando de la cabeza la proximidad de una localidad que no queda tan lejos. Aquí se entiende por qué Raúl, el propietario junto a su hermana y su cuñado, decidió un día abandonar Madrid y regresar a su tierra.

Una mujer abre la puerta que da al jardín de una de las habitaciones.
Las habitaciones, sencillas pero muy espaciosas, se abren al jardín o a la naturaleza de Gredos.

“Me cansé de dar vueltas en la ciudad y por el mundo, no me ubicaba y quería regresar a una vida más tranquila”, cuenta Raúl sentando en el salón principal en uno de los enormes sofás que dan alegría a la estancia. Coincidió que su hermana, que vivía entonces en Salamanca, también quería volver y que sus padres aceptaron ceder la casa. Abrieron el verano de 2018.

Una mujer baja por las escaleras de madera que dan al salón principal.
Todos los trabajos de madera de la casa han sido realizados por el padre de Raúl, carpintero de toda la vida.

Los altos techos del salón proporcionan una maravillosa sensación de amplitud y la madera con la que están hechos, junto a las escaleras, resulta acogedora incluso en los días de verano. Todo el trabajo realizado en madera en la casa ha sido hecho por el padre de Raúl y Raquel, carpintero de toda la vida. La carpintería está en la finca familiar, al igual, que las viviendas del resto de la familia. Cada uno con su espacio, pero todos con su hogar en este terreno. “Esta mesa -y señala la auxiliar que destaca delante de la chimenea- la hizo mi abuelo con noventa y picos años. También era carpintero”, sonríe orgulloso sumando méritos familiares al hotel.

Raúl Bermúdez, propietario del hotel, posa en el salón de la casa.
Raúl Bermúdez, gestiona el alojamiento junto a su hermana y cuñado.

Durante la pandemia, el negocio que se había abierto hacía menos de un año y medio sufrió un bajón que luego remontaron alquilando la casa completa a familias. La gente huyó del covid refugiándose en el campo con sus familiares y el concepto de las vacaciones cambió durante dos años completos. Ahora Raúl sigue aplicando esa política y muchas familias alquilan la vivienda íntegra para disfrutar de unos días de descanso en el campo. Con un extra maravilloso: si lo solicitas, sirven el desayuno todos las mañanas.

Dos mujeres sentadas en el salón de la casa.
Tanto en verano como en invierno, con su chimenea, el salón es un punto fuerte del hotel.

Y no hablamos de cualquier cosa. Los desayunos en esta casa se merecen un punto y a parte. Servidos en una galería con vistas a la parte del jardín donde está la piscina y con la sierra casi a alcance de la mano, la bollería artesanal y el pan del pueblo, el queso de cabra de la zona o su fiambre y su jamón saben a gloria bendita. Si encima lo aliñas con un chorrito de aceite de oliva hecho por la cooperativa de Arenas de San Pedro a donde Raúl y su familia llevan las aceitunas de sus olivos para este fin, arrancas el día con ganas de recorrerte todo Gredos.

Dos mujeres están sentadas en la mesita de la terraza de una de las habitaciones.
El verde envuelve la casa desde las terrazas hasta la piscina.

Casi mejor que en casa

Las habitaciones son amplias con baños acorde a estos espacios. Pero, aunque uno puede ser feliz aislándose en sus aposentos, el premio gordo está en las zonas comunes, que le hacen sentir a uno como si estuviera en casa (o, al menos, en esa que siempre soñó con tener en el campo). Un salón para leer en las largas noches de invierno, con su chimenea, sofás y sillones orejeros perfectos para un buen libro (la casa dispone de una variada biblioteca). Si es verano, la piscina, con sus hamacas en el jardín, alivia las fuertes temperaturas estivales si uno decide pasar el día aquí. Porque aunque la zona tiene piscinas naturales maravillosas, en el hotel es otra historia.

Dos personas toman el sol en la zona de hamacas de la piscina.
La piscina es una apuesta segura para las tardes de verano.

Junto a esos detalles que hacen de este alojamiento un lugar diferente, Raúl destaca la barbacoa, que para los grupos que se hospedan aquí es un lujo de otro nivel. “Hablamos con un herrero de la zona y le pedimos que nos hiciera una tipo argentina. ¡A la gente le encanta!”, asegura el dueño mostrando el espacio que se ha habilitado para este fin. Por la noche, queda iluminada con luces led y destaca en el jardín como si estuviera envuelta por luciérnagas. En pleno verano, las barbacoas están prohibidas en Gredos aunque sea en un propiedad privada, pero Raúl lo soluciona con una plancha y el ambiente con la mesa y los bancos sigue siendo estupendo para las largas noches estivales.

Dos mujeres desayunando en una de las mesas de la galería.
La galería para el desayuno, con vistas a la montaña, es el lugar perfecto para arrancar el día.

Una cocina preciosa en la parte baja de la casa (de la decoración y los ambientadores, que son una maravilla, se ha ocupado Raquel) está habilitada con todo lo necesario para los huéspedes. Con su salida al jardín, cuenta además con productos de la tierra -vinos, quesos, etc.- para consumir aquí por si uno prefiere comer o cenar algún día tan a gustito en la casa.

Detalle de varios productos del desayuno.
Los productos del desayuno son todos de la zona, incluida la bollería, el pan y el aceite.

Para los niños, Raúl se guarda un as en la manga que los deja boquiabiertos. Especialmente a aquellos que vienen de la ciudad. “Tenemos un rebaño de ocho ovejas y una yegua. Yo mismo me llevo a los niños y nos vamos a ver a los animales y les echamos algo de comer. Les encanta”. Bien lo sabe Raúl que puede presumir de tener en tan poco tiempo clientes habituales. La amabilidad y hospitalidad de su dueño enganchan. Gredos, que enamora, hace el resto.

Vista de la Sierra de Gredos desde la casa.
Las vistas de Gredos desde la casa quitan el aliento.
HOTEL SABINA - Camino piedra barrenos, 2, 05400 Arenas de San Pedro, Ávila. Teléfono: 686 95 59 64

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