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En la 'Quinta de San Francisco' no hay televisores, ni minibar, ni cabeceros de lujo en las camas, ni tan siquiera una gran piscina. No les hace falta. El auténtico lujo de este hotel está en la paz de sus estancias, en la comodidad de las camas, en los libros donados que decoran pasillos y salas, en el pediluvio del jardín donde meter los pies cansados y en esa gran chimenea que en invierno calienta al peregrino agotado.
En el pueblo burgalés de Castrojeriz, con las ruinas del Convento de San Francisco del siglo XIV frente a la puerta de entrada, este hotel rural recupera una antigua casa familiar de caza convertida hoy en un auténtico edén para quienes recorren el Camino de Santiago y buscan un merecido descanso. "Nos encontramos en la Etapa 14 del Camino Francés y muchos de los peregrinos que llegan aquí están exhaustos", cuenta Leandro Aguirreche, director de este alojamiento de espíritu austero que abrió sus puertas en septiembre de 2021.
Con una decoración de cierto aire conventual, sus 20 estancias están pensadas para ser cien por cien reparadoras. Camas mullidas, sábanas de algodón, suaves toallas, duchas amplias con buen caudal y amenities de la Chinata hacen que el peregrino se plantee alargar su estancia antes de retomar el Camino. Los empanelados de roble y las vigas de madera aportan calidez, mientras unas bolsitas de lavanda aromatizan el interior de los armarios. Sobre la mesa, unos dulces artesanales del vecino Convento de Santa Clara como detalle y una botella de agua filtrada.
El suelo es de microcemento blanco y proyecta la luz natural que entra por las ventanas haciendo aún más luminosa la habitación, cuya balconada da a un agradable patio con una gran nogala. "Además de ser más luminoso, el microcemento tiene dos funciones más: es más duradero y, la más importante, es más higiénico, algo fundamental en un hotel situado en pleno Camino de Santiago", desvela Leandro, antes de asomarse al campo castellano de esta comarca del Odra Pisuerga.
Junto a Leandro se encuentra su cuñado José Galíndez, propietario y auténtico impulsor de esta hospedería que busca revitalizar a sus huéspedes, tanto en cuerpo, como en alma. "En 2010 comencé a recorrer el Camino de Santiago. Lo hice durante varios años, poco a poco, y aunque me alojaba en albergues municipales, siempre soñaba con darme el capricho de dormir en una cama cómoda, disfrutar de una buena ducha y descansar de verdad", recuerda el empresario.
"El problema era que para ir a un hotel con mayores comodidades tenías que ir a la ciudad, porque en el entorno rural no había", añade el bilbaíno, que con esta idea en la cabeza se propuso dar una nueva vida a la casa familiar de Castrojeriz. El estudio de arquitectura Gaztelu, su mujer Sofía y su sobrina se pusieron manos a la obra y, tras un año de reformas iniciadas en plena pandemia, 'Quinta de San Francisco' nació como un hotel abierto a la naturaleza donde esos caprichos peregrinos se pudieran cumplir con creces.
En el patio, un vergel 15.000 metros cuadrados alegra los sentidos con jaras, lavandas, salvias y santolinas que conviven con ciruelos, cerezos, manzanos y otros árboles frutales regados por el río Garbanzuelo. "La idea era plantar un jardín que tuviera plantas todo el año, que no consumiera mucha agua y que, como huerto, pudiera surtir nuestro pequeño restaurante", explica Sofía, que también tuvo la idea dar personalidad al hotel con una colección de dibujos de autores reconocidos como Redondela, Bores o Saura, entre otros muchos. "Tenemos un pequeño libreto que recoge todos ellos", añade orgullosa.
La zona wellnes es otra gozada. Otro mimo extra, sobre todo para quienes llegan con las piernas flaqueando y los pies machacados. Sauna, baño turco, ducha escocesa, ducha de hidromasaje y unas camas calefactadas con vistas al jardín son la cura definitiva. También puedes disfrutar de un masaje relajante mientras tu ropa se lava en el servicio de lavandería que ofrece el hotel.
La oferta gastronómica está pensada para el peregrino. En las cinco mesas que ocupa su restaurante 'La Bodega' -de nueva construcción-, ofrecen unos desayunos buffet reponedores: desde bizcochos caseros, a frutas de temporada, cereales con yogur, zumo de narana natural y tostadas. También cocinan huevos revueltos con jamón o bacon, tostas de aguacate con tomate y huevos fritos. "Es un desayuno completo y con productos de calidad", apunta José.
En la cenas -no sirven al mediodía-, Josefa prepara un menú del peregrino basado en sus necesidades nutricionales. Su sopa de ajo con boletus es una delicia, igual que su entrecot de vaca, sus distintas ensaladas, su crema de guisantes con crujiente de jamón o su plato estrella, sus huevos fritos con morcilla de Burgos, picadillo y patatas fritas. Platos sin pretensiones elaborados con productos locales y de temporada que cargan las pilas en un santiamén.
Para picar entre horas, el huésped cuenta con una zona de autoservicio -tras la recepción- donde puede hacerse él mismo un café o tomar unas pastas sentado en una gran mesa de madera que invita a la lectura. O puede comprarse patatas fritas, dulces y bebidas en la tienda gourmet, que además vende chubasqueros, polos, delantales -fabricados por las Carmelitas Descalzas de Pamplona-, botellas de cristal serigrafiadas o conchas del Camino de Santiago. No hay excusa para no estar preparado.
La sostenibilidad es algo primordial en la 'Quinta de San Francisco'. El hotel cuenta con placas solares en el jardín que abastecen más del 80% de la energía que necesita el alojamiento. Tienen pozo propio para gestionar el agua, buenos aislamientos térmicos -no hay aire acondicionado-, iluminación LED, un punto de recarga para coches eléctricos y un huerto totalmente ecológico, que prescinde de herbicidas e insecticidas. Su integración en el paisaje y la conservación del Patrimonio, le han valido el reconocimiento de Pilgrim Awards 2024.
El encanto de este alojamiento también reside en su ubicación. Catalogado como unos de los Pueblos más Bonitos de España, Castrojeriz tiene magníficos monumentos para visitar, como la Iglesia de San Juan, la Colegiata Santa María del Manzano -que alberga el Museo de Arte Sacro-, el Monasterio de San Antón, la Iglesia de Santo Domingo y el Convento de Santa Clara. Sus iglesias albergan importantes tesoros y tapices, fruto de la riqueza que los comerciantes de la zona acumularon por la venta de lana castellana durante los siglos XV y XVI.
Desde recepción te animan a subir hasta las ruinas del castillo para captar la panorámica completa del pueblo y sus bellos alrededores; o dar un paseo hasta las ruinas del Convento de San Antón del siglo XIV, a unos dos kilómetros, un lugar mágico del Camino Francés. Y para fans del románico castellano, Castrojeriz es muy buen punto de partida, ya que se encuentra a tan sólo una etapa de distancia de Frómista (Palencia). “Nos movemos bajo un lema franciscano que dice paz y bien", anuncia José. "Y eso es lo que buscamos en la 'Quinta de San Francisco', que te encuentres a gusto, tranquilo, y sigas el Camino".
'QUINTA DE SAN FRANCISCO'. Ctra. Hontanas, 28. Castrojeriz, Burgos.