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Un alojamiento que une la pasión por el buceo, el modo de vida mindfulness y el cuidado por el entorno. Así se ha concebido 'Sub- Up Hostel', un paraíso hecho a medida para el buceador, que también recibe con los brazos abiertos a un viajero más familiar o romántico. Tras este proyecto abierto en septiembre de 2019, se encuentran Rubén Marco y José Enrique Cárceles, dos murcianos que cumplen así su ilusión de ofrecer en Cabo de Palos un alojamiento cercano y personal que se aleje de los grandes resorts que plagan la Manga del mar Menor.
"National Geographic ha descrito en varias ocasiones a Cabo de Palos como uno de los mejores destinos del mundo para bucear", dice orgulloso Rubén, profesional del buceo desde hace 22 años. Un trotamundos que se ha traído de sus viajes la esencia de destinos como México o Costa Rica y que plasma en varios rincones del hostel, con hamacas, plantas tropicales y colores pastel.
"A José Enrique y a mí siempre nos ha rondado en la cabeza crear un alojamiento por y para el buceador, aunque realmente está abierto a todo tipo de cliente", asegura este murciano que también cuenta con la ayuda de Miguel Lozano, subcampeón del mundo de apnea y una de las seis personas en todo el planeta que ha bajado hasta los 120 metros sin botella de aire, sin duda, su embajador más internacional. El nombre del hostel es ya toda una declaración de intenciones 'Sub-Up Hostel': "el guión marca el horizonte entre la tierra y el mar, 'Up' es el cliente de tierra y 'Sub' el del mar", desvela.
En total, una parcela de 2.000 metros cuadrados se divide en dos edificios que comparten aparcamiento, cada uno orientado a un público diferente: el principal, donde se encuentra la recepción, alberga las habitaciones compartidas para grupos de 4, 6 y 10 personas; y las zonas comunes, como el comedor, la cocina a disposición del cliente con lavadora y secadora en modo autovending y un gran salón de estar con sofás y una Smart TV de 65 pulgadas. Todas las habitaciones están forradas con paneles de madera reciclados, tienen ducha y baño propios y detalles importantes como luz de lectura, bolsillos para el móvil o la tablet, aire acondicionado y una pequeña terraza.
"Todas las estancias son muy espaciosas y hemos aprovechado cada rincón para que sean funcionales, por ejemplo, en el cajón que hay debajo de las camas entra perfectamente una maleta", cuenta Rubén, mientras abre la puerta de una de las estancias de 4 personas, con una gran litera familiar en el centro, la delicia de cualquier niño. "Fomentamos el espíritu hostel, que la gente se relacione, reserve su cama y comparta habitación, aunque este año con la Covid, solo es posible reservarlas al completo", recalca este murciano, que entre sus huéspedes puede citar al actor Imanol Arias o el cantante David Bisbal.
Todo en este hostel ha sido pensado hasta el más mínimo detalle, siempre teniendo en cuenta el respeto al medio ambiente. La acústica del techo del comedor, por ejemplo, se ha trabajado con paneles de cartón cuya disposición representa una ola gigantesca. En las habitaciones, los números y las perchas para la ropa están también hechas de cartón, bajo la firma de Carlos Abadía, propulsor de Carton Lab. Un compromiso ambiental al que se suman otras iniciativas como la de reciclar todos los desechos u organizar jornadas para recoger colillas en la playa.
En el segundo bloque se concentran las 18 habitaciones dobles y familiares que comparten una sala de estar decorada por ellos mismos, con paredes bicolor y espejos dorados de barco. Aunque la delicia de este edificio es su terraza panorámica cubierta de césped artificial donde es posible participar en una clase de yoga al atardecer con el faro de Cabo de Palos de telón de fondo, subirte una pizza para cenar o tostarte al sol sobre una hamaca. Las vistas sobre el pueblo marinero son de lo mejorcito.
"Nuestra idea en esta azotea es montar en un futuro una terraza chill out con una barra", comenta Rubén, que recuerda cómo estaba la histórica pensión 'Micaela' de los años 60 que ocupaba los edificios. "Podías rodar la segunda parte de El Resplandor sin ningún atrezo", dice entre risas. De esta vieja pensión aún se conservan algunos armarios y puertas, así como el primer muro que se levantó en 1953, situado en el salón.
Una de las preocupaciones de buceadores o surfistas a la hora de viajar es dónde dejar todo su equipo. Aquí lo tienen fácil: el hostel cuenta con un espacio dedicado a guardar las tablas de surf e incluso dejar secar los trajes de buceador. Ofrece también ,de forma gratuita, tablas para practicar paddle surf y dos kayak para los que se animen a lanzarse a la playa de Levante, a tan solo 2 minutos caminando. Una ducha exterior ayuda a limpiar todo antes de entrar en la habitación y si el Covid-19 no lo frena, en unos meses inaugurarán una gran piscina con palmeras incluidas. Para los fans de las bicicletas, la empresa 'Sobikes' ofrece varias rutas a pedales para conocer el pueblo y los alrededores saliendo desde el mismo hostel.
'Sup-Up Hostel' también tiene chimenea. "Nosotros no cerramos nunca", anuncia Rubén. Nuestro objetivo es alargar la temporada, que Cabo de Palos no muera en invierno. Es un destino que tiene mucho que ofrecer más allá del turismo de sol y playa. Septiembre y octubre, por ejemplo, son los mejores meses del año para bucear aquí. También tenemos la Manga para practicar deportes acuáticos, las calas del Cabo que pueden recorrerse en kayak; la visita al Faro, abierto hace año y medio; o el Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, un paraíso natural a descubrir caminando, a caballo o en bicicleta". Hay planes para todos.