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Nuestros antepasados nómadas fueron los primeros en construir habitáculos donde resguardarse cuando en el terreno era difícil encontrar una cueva o una gruta. Hoy ya no se usan cuatro palos y unas pieles para construir casas desmontables. Aunque el equipo es mucho más sofisticado en esta era, el espíritu aventurero de aquella sigue presente en tiempos tecnológicos.
La acampada libre (y también el vivac) está prohibida en buena parte del territorio nacional. Y, en los pocos sitios donde se puede realizar, se permite con escrupulosidad. El perfil de los que la practican es, además, muy determinado, porque son montañeros experimentados (ya sea viajando a pie o en bici) capaces de recorrer muchos kilómetros al día y que no tienen más remedio que pernoctar en alguno de los refugios instalados a gran altura. Estos aventureros (casi atletas) que viajan con lo mínimo, suelen pedir previamente permiso a las autoridades (ya sean autónomas o municipales) para poder hacer la parada y continuar su duro periplo al día siguiente.
Aquí, la opción más practicada es la acampada en alguno de los numerosos campings que hay no solo en España, sino en toda Europa. Un estilo de vacaciones cada vez más en boga en nuestro país que alcanzó en 2019 y según el INE, 40 millones de pernoctaciones y 8 millones de viajeros.
Pero, ¿qué es un campista? "Principalmente, el campista es aquel que busca salirse del entorno urbano", asegura Joel David del Cerro en Webcampista, un espacio online creado hace 15 años donde los aficionados se informan sobre todos los temas que engloba el camping, desde lugares de acampada hasta el mantenimiento de autocaravanas y, además, cuentan sus vivencias. Hay mucho más detrás de pasar las vacaciones en camping, en una tienda de campaña o una autocaravana. Puede sonar a muy manido decir que es una filosofía de vida, pero yo diría que es una manera diferente de plantearse el tiempo libre".
Además, el campista tiene una cualidad a destacar y es la sociabilidad. "Suele ser una persona muy comunicativa –apuntan desde la web especializada–. En los hoteles la gente suele ir más a lo suyo y puede que al vecino de habitación ni le veas en todas las vacaciones. Aquí no. Aquí estás viviendo junto al de la habitación de al lado y ese es otro de los alicientes de la acampada. Socializar con otras personas al aire libre es muy bonito". A todos ellos, además, les une un gran amor por la naturaleza. "El campista es, en general, cada vez más cuidadoso con el medio ambiente, lo aprecia más, lo valora más".
A lo largo y ancho de la geografía española existen más de mil campings divididos en categorías: desde los Gran Lujo (lo que ahora se conoce como glamping, con espacio mínimo para cada tienda y excelentes instalaciones como gimnasio, spa o jacuzzi; hasta los de Tercera Categoría, con servicios básicos como agua caliente, electricidad, agua potable y vigilancia. Pero hay otros factores a tener en cuenta a la hora de instalarse en un camping u otro. Influye mucho por ejemplo, la localización. "Los mejores se sitúan en zonas costeras", aseguran desde Webcampista. Si las instalaciones no son muy buenas pero el entorno es maravilloso, seguro que la experiencia va a ser muy buena. Y puede que pase lo contrario, por mucho que me ofrezca el camping, si el entorno no es apetecible, no me lo voy a pasar tan bien".
Es muy aconsejable también enterarse del tipo de público que suele ocupar un determinado camping. "Hay algunos a los que suelen ir jóvenes que buscan diversión en las discotecas cercanas, otros más familiares donde los padres realizan actividades con sus hijos, hay otros más frecuentados por parejas de mediana edad que prefieren visitar la zona atraídos por su cultura o la gastronomía local…".
Así, lo mejor de todo es investigar las posibilidades que ofrece la región que queremos conocer, ver su oferta de campings y dónde están ubicados y, si tenemos pensado quedarnos varias semanas, lo mejor es acercarse un fin de semana previamente para ver si satisface nuestras expectativas. "Además, los foros están para ayudar a los campistas en su selección –recomienda Joel–, es mejor informarse bien porque en la misma zona suele haber varios campings donde elegir".
¿Cuál es el equipo básico? Hay gente que puede vivir con muy pocas cosas y otros, que casi sin exagerar, necesitan llevar todo lo que usan a diario. Una buena recomendación es elegir lo justo y no olvidar nada.
Existe en el mercado una gran variedad de propuestas. Algunas están indicadas para estaciones más frías y otras para más cálidas, según si se va a realizar algún tipo de actividad (escalada, por ejemplo) o dependiendo del número de personas que las vayan a usar… Pero está claro que hay más condicionantes. A la hora de elegirla hay que tener en cuenta la estructura, la forma de montaje, el clima, su resistencia al agua, la ventilación, el peso o el presupuesto. Si el gusanillo del campismo nos ha entrado de lleno y tenemos en mente que vamos a repetir muchas veces, lo mejor es invertir en una de calidad.
Las más comunes son las que tienen forma de iglú ya que resisten muy bien el viento y el agua. No tienen elementos estructurales en su interior que supongan un obstáculo, por lo que son más habitables y, también suelen ser más asequibles, ligeras y fáciles de montar. Aunque, si se prefiere un diseño original y divertido, las hay con forma de tipi indio y hasta ecológicas, fabricadas en algodón orgánico. Por supuesto, las herramientas (piquetas, martillo…) necesarias para instalarla e, incluso, alguna pieza de repuesto.
Prácticamente, la mochila se convierte en el armario portátil. Hacerla bien no es una tarea fácil pero tampoco imposible. Hay que ser muy meticulosos y aplicar la lógica. Eso sí, la mochila debe ser la indicada para acampar, para nuestra fisonomía, y que el espacio (normalmente entre 50 y 80 litros) sea optimizable al máximo. No se pueden guardar utensilios de camping sin ton ni son. Es por ello muy recomendable hacer una lista con todas las cosas que nos tenemos que llevar. Además, hay que considerar siempre el peso que estés dispuesto a cargar, no nos vaya a dar un ataque de mal humor.
Pero, ¿qué es lo que se debe de guardar en ella? Además de la documentación (DNI o pasaporte, tarjeta de la Seguridad Social, carnet de conducir, contactos de familiares y amigos…) la tarjeta de crédito y dinero en metálico (nunca se sabe si se va a encontrar un cajero cerca). De calzado, con unas botas de trekking y unas chanclas de goma hay suficiente. En cuanto a ropa, es conveniente llevar algo de abrigo y un chubasquero por posibles cambios de temperatura y tormentas. Varios pares de calcetines y mudas (siempre podemos lavar sobre la marcha), pijama, camisetas, pantalones largos y cortos, traje de baño y, por supuesto, un gorro y gafas que protejan del sol.
Es conveniente llevar un botiquín de primeros auxilios en el que guardar todo aquello que podamos necesitar en un momento dado y no se encuentre una farmacia cerca. Tiritas, esparadrapo y venda, desinfectante, algún analgésico y antiinflamatorio, colirio que limpie e hidrate los ojos, un potente antimosquitos y algo para después de las picaduras… Y, claro está, el neceser de higiene personal en el que hay que guardar peine, cepillo, pasta de dientes, protector solar, jabonera con pastilla de jabón (el gel ocupa más espacio), desodorante, un cortauñas y lima, además de una toalla de microfibra, más absorbentes y ligeras.
Es esencial llevar una pequeña cocina a gas porque, aunque se vaya a un camping con restaurante, a cualquier hora puede apetecer tomar un café. Con el hornillo (Orbegozo tiene modelos con uno o dos fuegos) hay que llevar el combustible. Repsol cuenta con bombonas de 6 y 12 kilos cuya ligereza y tamaño resultan apropiadas para las estancias al aire libre. Además, se rellenan en las estaciones de servicio, por lo que nos puede acompañar durante muchas aventuras.
Es imprescindible también la nevera de hielo donde guardar alimentos y refrescos y, claro está, algo de menaje de cocina como cazo, sartén, platos, cubiertos, vasos, servilletas… Antes que pensar en hacer barbacoas (solo en los sitios indicados por los expertos para ello y ni eso), lo mejor es tirar de tuppers o de tarteras donde guardar los platos que previamente hemos hecho en casa y que solo haría falta calentar en el hornillo. No debe de faltar tampoco el abridor de latas y botellas, una cantimplora para llevar agua si hacemos una excursión, algún estropajo y detergente para lavar la vajilla y, por supuesto, bolsa de basura porque no se debe dejar el sitio limpio, más bien, mejor que estaba.
Después de despejar el suelo de piedras y palos, es conveniente colocar una lona o un plástico para aislar el suelo de la tienda de la humedad de la tierra. Sobre el piso del habitáculo, se puede usar una esterilla de las de toda la vida o una cama hinchable (las de Vaude son las más populares) para aislarse más del suelo. La elección del saco de dormir es casi tan importante como la de la tienda de campaña.
Los hay sintéticos y de plumas pero hay que tener en cuenta que los segundos no se pueden mojar, por lo que hay que estar muy pendiente de posibles accidentes. De los primeros, hay que decir que suelen pesar algo más que los de plumas y ocupan más espacio. Eso sí, hay que tener en cuenta para qué temporada se va a utilizar ya que para invierno, se necesita que sea mucho más abrigado por lo que, antes de comprar, hay que mirar bien en la etiqueta la temperatura que soporta. Tampoco hay que olvidar una pequeña almohada para hacernos sentir más como en casa.
Es importante no descuidar los pequeños detalles. Algunos de estos elementos son indispensables y otros, se pueden necesitar en un momento dado. Lámparas y linternas LED, sillas y mesa plegable, cuerda y pinzas para tender, un poco de detergente para lavar la ropa, mapa y GPS, cargador portátil para el móvil, cámara de fotos, un estuche de costura, cinta americana, navaja multiusos, encendedor, papel higiénico… Todo aquello que ayudará a que la aventura no se convierta en una pesadilla sino una vivencia extraordinaria que se necesite repetir.