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Ni siquiera el fuerte viento del levante puede quitarle la belleza al inmenso jardín botánico que luce el 'Hotel Duques de Medinaceli'. Puede que quede un poco destartalado, con alguna maceta caída o algunas ramas descolocadas, pero aún así, el jardín se ve hermoso, con sus frutales, chorisias, jacarandas, pinos centenarios, jazmines y hasta con sus palmeras. Sus 5.000 metros cuadrados con siete especies protegidas hacen que asomarte por la ventana de esta antigua casa palaciega del siglo XVIII sea todo un espectáculo.
"La magia de este lugar reside en sus dos ambientes, uno de estilo francés y otro árabe-andalusí", explica Alicia Sánchez, directora comercial del hotel, mientras pasea bajo varios arcos vegetales de pinos. Protegido como Bien de Interés Cultural, el jardín ha compartido la historia y abandono de este hotel que durante cuatro años permaneció cerrado hasta que en 2016 volvió a recibir clientes. Sus esculturas, fuentes y bancos de piedra, muchos desenterrados durante la última restauración, han sido testigos del trasiego de varias familias nobles como la de Ruíz Golluri a quienes les gustaba retratarse entre sus arboledas.
También la familia Terry, cuya bodega linda pared con pared con la del hotel, convirtió esta casa palacio en su hogar, nutriendo al jardín de especies tropicales que traían de sus viajes a las Américas, como una Araucaria de más de 200 años y 20 metros de altura, o una chorisia, un árbol conocido popularmente como 'Palo Borracho', con su tronco en forma de botella y unos pequeños pinchos que le hacen inconfundible. Junto a la piscina, situada en el mismo jardín, unas camas balinesas invitan al sosiego.
En las estancias de esta antigua casa señorial han dormido nobles, toreros, actores, cantantes e incluso reyes. Cayetano Rivera, Julio Iglesias, Adrian Brody –durante el rodaje de Manolete–, y hasta la infanta Luisa Fernanda de Borbón son algunos de ellos. A pesar de su nombre, "en este palacio no vivió ningún duque de Medinaceli", aclara Almudena Moreno, directora del hotel, "aunque el ducado siempre ha estado muy relacionado a El Puerto de Santa María". Como homenaje a esta familia nobiliaria, cada una de las 28 habitaciones del hotel luce junto a su puerta una placa con el nombre de un duque de Medinaceli, su fecha de nacimiento y muerte.
"La placa más antigua es la de Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla y León (1221-1284)", explica Alicia, siendo este monarca el antecesor de los Medinaceli. La placa coincide con la habitación número 1 del hotel, situada junto a una pequeña capilla que perteneció a la orden de los Jesuitas. Una virgen de La Inmaculada del siglo XVIII preside un altar dorado entre paredes de azulejos típicos andaluces. "La capilla es de la misma época que el palacio, pero el techo, que muestra un artesanado mudéjar original, se trajo de otro palacio más antiguo", aclara. Como curiosidad, Alicia cuenta que "las puertas de madera del fondo de la capilla se abrían para que el huésped de la habitación conlindante tuviera acceso directo al altar en sus momentos de rezo". Una rejilla permitía además al invitado "escuchar las oraciones de las monjas sin salir de la estancia".
La última restauración del hotel ha logrado recuperar gran parte del ambiente señorial que siempre ha estado tan ligado a este lugar. "El mobiliario y muchos de los cuadros son originales de la época de construcción del palacio", cuenta Alicia. Algunos ya estaban en el palacio, otros fueron comprados en anticuarios, como los tapices del siglo XVIII, una bonita quesera del mismo siglo y un fortepiano del XIX. La mayoría de estas joyas están colocadas por los pasillos que dan a las habitaciones o alrededor del gran patio andaluz, un luminoso espacio con suelo de mármol italiano y cúpula de cristal donde aún puede verse la cerrajería de lo que fue en origen la primera planta de la casa –la segunda se construyó en 2002 para aumentar las habitaciones–. Hoy, convertido en hall, el patio es un agradable lugar donde tomarse un café sin prisas.
El restaurante, cuyo salón ocupa la antigua cocina del palacio, luce un gran retrato de Isabel II que recuerda la visita de la reina a El Puerto de Santa María durante su reinado. En los fogones, Alberto Cisneros, un sevillano de 26 años, apuesta por una carta de productos andaluces con toques varguardistas, donde no faltan el rabo de toro o el atún de la almadraba. Lo mejor: su carta de arroces del mediodía. El arroz meloso de carrillada, el cremoso de boletus y queso parmesano crujiente o el arroz con cabrillas y tomate tradicional son algunas de sus propuestas. El plus: puedes degustarlos sentado en la terraza con vistas al jardín botánico.
HOTEL DUQUES DE MEDINACELI - Plaza de los Jazmines, 2. Puerto de Santa María. Tel. 956 86 07 77.
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